Veía por la ventana esperando tener señales de ella, pero nada. Estaba enojada conmigo, incluso yo lo estaba. Había sido un idiota con ella, cuando solo intentaba darme un detalle cosa que ni siquiera mis padres hacían.
¿Pero qué mierda le pasa a mi mente cuando la gente empieza a ser gentil conmigo?
Veo una sombra y me escondo lo suficiente para seguir viendo. Pero no es más que el padre de Kat, está sentado en el sillón leyendo un par de documentos, no le presto mucha atención ya que no es Kat.
Así que tomo medidas desesperadas. Sé que estoy mal, pero necesito disculparme antes de que todo haya acabado. Necesito decirle que no quería lastimarla, que fui un idiota y que no hacía falta volver a hablarme.
Trepo hasta su ventana después de cruzar nuestros patios y abro la ventana. El cuarto está vacío, así que tomo asiento en su cama.
—¿Francis? —su voz se escuchó por toda la habitación.
—Kat...
—Pensé que era Katrina —responde de malas. Nunca la había visto siquiera molesta—. Mi segundo nombre es Quinn, por si también quieres llamarme así cuando te molestes.
—Fui un idiota.
—Vaya, que bueno que te das cuenta.
—Entiendo que estés molesta... —hablé bajo.
—No, no lo estoy. —Suspira—. Por favor, vete ahora.
—Solo quiero que aceptes mis disculpas y sepas que estoy arrepentido de todo... Nadie nunca había hecho nada lindo por mí y tú... me tomaste por sorpresa.
—Esa no es una buena excusa.
—No lo es, porque es la verdad. Y solo la verdad —me acerco a ella lentamente. —Solo quiero disculparme, me iré enseguida.
—Bien, acepto tus disculpas. Solo porque suenas sincero, pero... prefiero que ya no hablemos —aprieto los labios y asiento.
—Lo entiendo... Gracias por disculparme —ella asiente esperando a que me vaya.
Por increíble que suene, es la primera vez que la veo completamente seria y no me gusta como se siente eso. Seguro que solo es conmigo, pero aun así se siente mal no provocar una sonrisa o una risa en la persona más linda y amable de toda la escuela.
Vuelvo por donde entré. Llevo la cabeza gacha y mi vista se nubla al entrar a casa, por suerte nadie está, así que subo las escaleras lentamente soltando silenciosas lágrimas. No llevo mucho de conocer a Kat, pero no quiero sentir que la pierdo.
Es la primer persona que me ha hecho un regalo por su cuenta.
Es la única persona que no ve el dinero de mis padres en mí.
No quiero perderla...
[...]
Las últimas semanas sin escuchar su voz por los pasillos diciendo mi nombre me parecen extrañas. No entiendo que me pasó por la cabeza pensar que complaciendo a mis amigos me sentiría mejor, pues no fue así.
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Originales del EBDLF
Fiksi RemajaBienvenida a los adelantos de las próximas historias del EBDLF.