Parte I: Tregua - Remembranza

144 17 2
                                    


- Llegó el momento de acabar con toda esta estupidez -musitó con tono claro y aún de mando.

-¡¡¡Qué mier...!!!

Martín dejó caer el cigarrillo cuando sintió los pasos y confirmó sus inconcientes sospechas por la voz. La orden le crujió como una patada en el estómago, el tono le supo amargo en la boca y esa mirada de desprecio... esa soberbia.

Se puso de pie en automático mostrándole la diferencia de altura. Lo miró unos segundos, pensando que molerlo a golpes no sería más que inútil en esas circunstancias. Maldijo la debilidad humana de sus guardias, pero no los pudo culpar. El rayo estaba en sus ojos y el aroma de su piel era de rosas imperiales fragantes; el tigre mostrando sus garras detrás de esa apariencia señorial y delicada.

- No tenés mi permiso de entrar. Estás en mi casa y estás faltando al protocolo de las Reglas; esto no es Londres y no podés hacer lo que se te cante, como estás acostumbrado -le contestó con sequedad. Entonces le dio la espalda, mirando hacia la ventana-. Retirate.

Arthur alzó una de sus cejas, incrédulo ante tamaña falta de educación.

-¿ Es esta la cortesía que te enseñé, ahijado? -inquirió en un tono afable y distante, como suele hablar con los demás. Respiró hondo para tranquilizar su poder y retornar a dimensiones que los humanos fueran capaces de tolerar (tampoco era su intención asustar a los de afuera) -. Lo mínimo que puedes hacer es quedarte en la recepción y atender a Victoria, ella ha hecho un viaje largo y agotador azorada ante tu ánimo. Semejante desprecio no viene bien a una persona como tú, que creyó, tomado de la mano de Alfred, que era el más perfecto de los hijos de esta tierra -explicó, sonriéndole con soberbia-. Veo que la influencia de Jones resulta perniciosa, barriendo las reglas protocolares y el sentido común... -su boca tiembla, al menos es lo que cree, pero la máscara continúa allí, imperturbable- Tú has roto el código en primer lugar; un buen anfitrión no puede dejar a sus invitados platicando solos mientras no se ha servido la cena. ¡Qué agreste te has puesto! -Pero nada consigue que Martín se dé la vuelta y deje de ignorarlo, como siempre ha hecho.

-Para tu información, iba a terminarme el cigarrillo que tengo en la mano y volver con Victoria- contestó. No quería que siquiera estuviera ahí, pero se sentía tan pesado tras la espalda. Aún sin verle, un Imperio se hacía notar como un mazazo en la cabeza. Insoportable.

>>Han pasado diez minutos, de los cuales te tomaste cinco para romperme las pelotas -continuó-. No te alarmes, atenderé a mi hermana si es lo que tanto te angustia, Gran Bretaña. No sé qué estás tramando pero creeme que no perderé tiempo con tus estúpidos discursos sobre la cortesía, los modales y mi ser agreste después de todas las cosas que hiciste. En tu boca se deshacen, no son nada, no valen nada. Ni siquiera sé cómo tenés el descaro de venir y hacerme planteos como si fueras mi viejo... - cerró los ojos, evitando comentar nada sobre Alfred. Ahora mismo tenía sus dudas, pero no las evacuaría con él.

>>Te doy tiempo para que termines de burlarte de mí como lo ha hecho toda Europa. Cuando te canses, iré con mi hermana -Los ojos se fijaron en un punto vacío, tratando de recordar cosas que ya ha olvidado.

"Ahijado. Se atreve a llamarme así todavía..."

¡Qué hijo de puta!

- Es agradable notar que aún tienes esa infantil concepción de mi persona -comentó el Lord, bajando un poco la guardia-. Estoy realmente preocupado por tu situación y vine para cerciorarme de que no ibas a tirarte de un puente o algo por el estilo. Me parece lógico que tu recibimiento sea tan hostil dadas las circunstancias, pero en ningún punto ha sido mi intención burlarme de tu situación porque no eres el único que ha pasado por esto. Mis hijos también han muerto de hambre, de frío y han sufrido graves padecimientos por una cadena de errores. No podría burlarme de tí, es ofensiva esa concepción ridícula que aún conservas de mí carácter.

Un Tango InglesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora