Volver a Empezar

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Todo el camino hacia la casa fue silenciosa. Bucky no sabía que decir, había sido sincero a semana de irse y realmente su chica, Natasha, no sabía como asumir todo ese golpe. Quizás se había ilusionado demasiado y así el karma se lo pagaba. Pero tampoco se creía que lo primero que pensara fuera en un tierno abrazo de Steve. Sería parte de aquel dulce y perfecto beso del que ya conocía Bucky.  

-Natasha... por lo menos hagamos de esta última semana algo inolvidable 

Aquella petición era como arrojar un cuchillo a lo poco que le quedaba de su alma. Dolía cada vez más y más. Pero sabia que no podía prohibirle ir. Seria imponer su voluntad y si nadie se lo había echo, tenia menos derecho de hacerlo. Debía aguantar y tragar. Se despidió con el con lo que seria su último beso. Aun tenia que asimilar que iba a ser el último.  

- Natasha... Cuando termine, podremos saber si es... 

- No me pidas llorar todos los días, Barnes 

El la comprendía, era un golpe muy duro. Pero tenia razón en algo, debían aprovechar la última semana juntos. No como pareja, ya que oficialmente habían roto. Pero ambos sabían que esos sentimientos que se habían despertado entre ambos. Por lo menos, antes de despedirse, Natasha pudo darle su regalo: Un pequeño colgante con una estrella roja. Prometió llevarla siempre con él. Él a su vez le regalo otro colgante en forma del reloj de arena que ella tanto amaba, pero sin ese rojo que tanto la caracterizaba.  

Entro a la casa y por el rostro preocupado de Iván supo que ya sabia de la situación de su ex. Tenía que intentar abrir su mente. Ya no era su chico, era su ex y como tal, ya no podrían  pasar tardes juntos, tomando chocolate en su cafetería o siquiera darse un beso. Ya no había nada.  

No levantaba cabeza. Se había pasado aquel día sin mirar ni por la ventana, con los ojos bañados en lágrimas. Había ignorado las llamadas y los mensajes de sus compañeros de Avengers y su propio padre. No se sentía con fuerza de fingir una sonrisa para nadie. Aun sola en casa, ni abría al correo. Su padre les pedía tiempo, pero no podía hacer mas. Había intentando animar a su zarina, pero lo único que conseguía era deprimirla más. Estaba por llamar al psicólogo cuando a los pocos días de la nada, Steve Rogers llamaba a su puerta. Dejo que entrara e intentara aliviar aunque fuera un poco el dolor de su zarina.  

-Nat...-lo llamó bastante temeroso. Tenía cuidado por donde pisaba, ya que a habitación estaba oscura. No recibió respuesta- ¿Nat? 

-¡Ni se te ocurra encender la luz!- le chillo. Después se escuchó el sonido de una puerta cerrarse y supo que la había pillado cambiándose. Cuando encendió las luces, descubrió que estaba recién duchada. El camisón que utilizaba por pijama se pegaba más de lo que debía y al ver el sonrojo de su compañero, no tardó en atarse el albornoz.-¡Deja de mirar!- aunque le ordenase, no podía dejar de ver que tan hermosa era. Tuvo que hacer el mayor esfuerzo que jamás había hecho- ¿Cómo es que has venido? 

-Bucky estaba preocupado porque no te ha visto salir desde que te dijo... 

-¿Cómo pretende que salga si no dejo llorar?- las lagrimas volvían a inundar sus ojos- Intento volver a salir con alguien y lo único que gano es que... es... 

-Tranquila, estoy aquí- no dudo en ir a su lado y abrazarla con todo ese amor que no podía ser correspondido. Le hubiera gustado que fuera sin abrigo, y poder tocar esa delicada y blanca piel, pero se contento con la caricia de las húmedas y suaves mejillas. Era como tocar una linda y delicada flor rusa. Comprendió porque su padre la llamaba "su zarina". Tuvo la tentación de besarla, pero pensaba que sería un tanto imprudente.  

-Dime...¿como esta Bucky? 

-Pregunta por ti, siempre intenta que tu padre le deje pasar y ya esta listo para marcharse. Siempre ha sido su deseo, entrar en la gran academia, pero nunca contó con que tu llegarías a nuestras vidas 

Llegando a TíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora