OO5

627 110 4
                                    

–Minari...

Había silencio dentro de la habitación. Los padres de Mina habían traído galletas y jugos de manzana en cajitas para ambas infantes, pero la de cabellos negros no quería hablar con Nayeon aún.

Nayeon sintió como sus ojitos se llenaban de lágrimas y sollozó, ella realmente quería hablar con la menor.

La puerta se abrió levemente y una curiosa Mina observó a la de cabellos rojizos.

–Nayeon ¿Por qué lloras?.

–Porque tú ya no me vas a querer nunca más.

–Yo sí te quiero, sólo no quiero que vuelvas a hacer lo que hiciste.

–!¿Entonces aún somos amigas?!.

–Sip, de las que comparten galletas.

Ambas niñas llevaron los jugos y galletas hasta la mesita de la habitación de Mina.

Comieron y Nayeon intentó hacer reír a Mina con algunos chistes que había oído en la escuela. Sabía que la de cabellos negros nunca había ido a la escuela.

–Minari, ¿Por qué te habías enojado?.

–No quiero abrazos, nop nop.

–¿Por qué?.

–No me gustan.

–Oh, está bien...

Nayeon le sugirió que fueran a ver caricaturas a la sala de estar mientras los padres de Mina volvían de las compras.

Pero cuando iban caminando, Nayeon se detuvo y dio un saltito emocionada.

–¡Tengo una idea!.

–¿Qué cosa?.

–Yo te ayudaré a que te gusten los abrazos, así iremos a la escuela juntas y yo te cuidaré.

–¿Cómo harás eso?.

La pequeña Mina la miraba ladeando la cabeza, algo confundida por todas las cosas que decía Nayeon.

La chica hablaba mucho todo el tiempo.

–No lo sé aún, pero quiero ayudar, iremos despacito, de a poquito. ¡Como pasitos de pingüino!.

Nayeon imitó los cortitos pasos de los pingüinos y Mina río a carcajadas.

A Mina le gustaban los pingüinos.

Pasitos de Pingüino || Minayeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora