Más problemas

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𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚛

— Teniente Zadra llamando a Cantalupia, Izita puedes...—

— Rebotando sistemas.— El sistema de seguridad de la casa de los Blanco estaba fallando al igual que las comunicaciones, Zadra estaba alterada, los niños reales estaban expuestos.

— ¡Maldito rebote!—

Rrrrebote. Botas, buscando en la web botas.—

— ¡Noo!— Golpeó los paneles de la computadora.

— ¡Oye, oye! Se amable, así no funcionará.— Krel y Aja aparecieron junto a la teniente.

— ¡Nada funciona aquí! Quiero contactar a la resistencia pero la comunicacion está...—

Rebotando sistemas. Rererere.— La voz de la máquina sonaba bastante distorsionada.

Krel se dispuso a reiniciar la computadora cuándo en las pantallas se comenzaron a reproducir los vídeo diarios de Varvatos.

— ¡¿Por qué sigues mirando lo que Vex registró?!— El príncipe estaba muy dolido por lo que el comandante había hecho.

— Yo... lo extraño.— Aja entendía la molestia de su hermano, y realmente esperaba que él la entendiera a ella, también estaba molesta por la traición, pero no podía evitar extrañarlo.

No podía odiarlo. Aja lo veía como un padre.

— Bueno, pues yo no.— Krel estaba enojado con su hermana ahora, no podía entender como podía extrañar a la persona que les había causado tanto daño.

— Varvatos nos salvó la vida y más de una vez, deberías ver...—

— ¡No! No quiero volver a ver la cara de ese traidor.—

— Yo tampoco.— Zadra apoyó a Krel, pensaba que el príncipe debería de hacerse más fuerte de mente y corazón.

— Seguiré con las reparaciones.— El sistema había quedado destruido luego del ataque de los Zerons y el presagio.

— Excelente, patrullaré el perímetro, usted y su hermana permanezcan en la casa.—

— ¡¿Qué?! ¿Que hay de nuestros amigos?—

— ¿Amigos? Sus amigos no pueden protegerla, yo si, por lo que ustedes deben quedarse aquí.—

— ¡Kleb!— Los hermanos se quejaron en cantalupiano al unísono.

El resto del día los herederos se quedaron en casa, hasta que anocheció.

Zadra vio a alguien acechando la casa e inmediatamente fue a ver que o quién era. Aja aprovechó que la puerta estaba descuidada para poder salir.

— ¡Aja, Aja! ¿Dónde estáis, Aja?— Steve recito una de las pocas lineas que recordaba de la obra escolar mientras reía.

— ¡Ya! ¿Quieres que me atrapen?— La rubia río bajito, si la oían su misión de escape sería un fracaso.

— No lo sé, ¿Quieres que quiera que te atrapen?— Steve sonrió de manera coqueta.

— Ya que es una misión secreta, no en realidad. Ten, sujeta esto.— Aja le dio un extraño artilugio mientras se ponía el casco y subía a la vespa de su novio.

— ¿Qué es esto?—

— Escáner de vida.— Se sujetó rodeando la cintura de Steve.

La familia real y los que trabajaban para ellos tenían un pequeño chip que el escáner leía para saber si seguían vivos o muertos. Era solo una medida de seguridad, o eso decía el rey.

Mary WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora