Mary
Lo último que recordaba de la noche anterior era haberme quedado dormida en los brazos de Krel cuándo volvíamos de Janus, por lo que podía hacerme una idea de como había llegado a la cama de Aja.
Casi salté cuándo vi la hora en mi teléfono, ya era mediodía, papá iba a matarme. Tomé mis cosas y me apresuré a salir del cuarto.
—¿Te vas sin despedirte? Eso no es muy educado. —me giré estando a la mitad del pasillo, Krel estaba cruzado de brazos detrás de mi con media sonrisa.
—Lo siento, esperaba salir sin que me vieran, ¿ya viste la hora que es? Yo tendría que haber estado en casa hace tiempo, papá va a enojarse conmigo si es que ya no lo eestá.. —le mostré la pantalla de mi teléfono con unas quince llamas perdidas de mi padre.
—Tu y yo teníamos una conversación pendiente, ¿recuerdas? Es importante.
—Ay, lo sé, hablaremos de lo que quieras, pero luego, ¿está bien? De verdad tengo que irme.
—Está bien, ¿Quieres que te acompañe o...? —sonreí por su suave tono de voz al hablar, me dejaba tranquila saber que no estaba molesto conmigo por estar evitando esa charla.
—No es necesario, gracias. —fuimos juntos hasta la puerta.— Saluda a Aja por mi, ¿sí? nos vemos. —le di un corto abrazo, besé su mejilla y salí corriendo.
...La casa parecía estar vacía, suspiré aliviada y entré, quería tomar una larga ducha, debía ir a la escuela, lo había olvidado por completo y ya iba súper tarde.
—Quieta.— me detuve, mi cuerpo se tensó, papá estaba en casa, no me atreví a voltear a verlo.— Te doy dos opciones. Mientes sobre por qué pasaste la noche fuera de la casa sin mi autorización y te castigo por el resto de tu vida, o me dices la verdad y puede que el castigo sea más leve.
—¿Puedo agregar una tercera opción? —me giré encogiendo mis hombros de manera inconsciente, intentando hacerme pequeña en mi misma.
Siempre hacía eso cada vez que sentía miedo o inseguridad, era un acto reflejo de mi mecanismo de defensa.
—No.
—Creí que vivíamos en democracia.
—No en esta casa. Habla ya.
—Krel cantó en Janus anoche y todos fuimos a verlo, fue una linda canción... —hice una pausa recordando el momento.— Luego todos nos fuimos, pero me dormí en el auto y ya era tarde así que me dejaron quedarme en su casa, no vine más temprano porque me quedé dormida. ¿Algo más que quieras saber o ya puedo ir a mi celda?
Papá me miró mal por el comentario sarcástico.
—Ven, vamos a desglosar tu historia poco convincente. —me quejé mentalmente y me acerqué a la mesa del comedor.— Dejame ver si entiendo, tu saliste de aquí con Darci, y se encontraron con sus amigos para luego ir al club, ¿verdad?
—Si, más o menos.
—¿Más o menos?
—¿No quieres la historia con todos los detalles o sí?
—Eso depende. —se cruzó de brazos dejando su café de lado.
—¿De qué?—De quién diablos es Krel y por qué dormiste en su casa.
—¿No lo recuerdas? Como así de alto... —marqué la altura de Krel con mi mano recordándolo parado junto a mi.— Moreno, con grandes ojos marrones, un fuerte acento latino...
Cerré la boca antes de decir algo de lo que pudiera arrepentirme, comenzaba a sentirme cada vez más nerviosa, y mis manos estaban sudando.
—El chico de las matemáticas. —habló con un tono molesto.— ¿Dormiste con él?
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Mary Wang
Hayran KurguLuego del asesinato del rey y la reina de Cantalupia, los príncipes Aja y Krel se vieron obligados a dejar su hogar por su propia seguridad. Siendo enviados a la ciudad de Arcadia a vivir con los Blanco, unos parientes lejanos, acompañados de sus gu...