#11 El don que no se manifesto

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Extrañamente entre los tres se instalo un silencio de dudas diferentes: (t/n), observaba en silencio al hombre. Todos esos años esperándolo. Y ahora... él estaba en frente de ella sin saber que hacer o como reaccionar adecuadamente. Su vida tenía tantas vueltas diferentes que en este momento... ella no sabía que hacer. Quieta, solo lo observo, siempre anhelo volver a verlo, ahora él hombre que amaba estaba ahí. 

Pero se mantuvo en silencio. Solo Mirabel en ese entonces se movió desde donde estaba, acercándose a su tío, acuclillándose en el costado del sillón en donde él se negaba a hacer contacto visual con ambas. 

—¿Por qué estaba yo en tu visión? —consulto Mirabel deseosa de tener al menos esa respuesta que la atormentaba —. Quería ver a mi familia orgullosa de mi... una vez y ya, pero... si debo detenerme, sí... — continuo, la atención de Bruno en su sobrina que hablaba con un temblor en su voz —, sí voy a dañar a mi familia... solo dímelo.   

—No puedo decírtelo... — contesto finalmente con un semblante triste —. Porque no lo sé... tuve esta visión la noche en que tu don no se manifestó.  

—Por eso... te despediste tan repentinamente — hablo (t/n) con las memorias de esos días pasados volviendo a su mente. Bruno elevo su mirada hacía la mujer que en cuestión estaba pensativa, tan solo... Bruno sabía que le debía un millón de disculpas a (t/n), sin saber si ella sería capaz de perdonarlo por abandonarla sin explicaciones. 

—A la abuela le preocupo la magia... así que... — continuo contando él —. Me suplico ver hacia el futuro, buscar la razón, y vi la magia... en peligro, nuestra casa derrumbándose, y luego... luego, luego, te vi a ti, pero la visión era diferente, cambiaba, y no había una sola respuesta, un destino claro, tu futuro no estaba decidido, pero sabía lo que dirían, sabía lo que iban a pensar, porque soy Bruno y todo el mundo piensa lo peor... así que... 

—¿Tú... te fuiste para protegerme? 

—No sé que pasara al final, pero... pienso que... la familia, el Encanto, el destino del milagro en si... al final todo dependerá de ti. 

Silenciosa; (t/n) solo atino a escuchar esas memorias de un día en donde todo debía ser felicidad. Y lo fue unos instantes. Recordaba haber reído cuando se despidió de un apresurado Bruno, creyendo que... ambos volverían a verse al día siguiente.

Pero él no estaba.  

—O me equivoque — exclamo Bruno arrebatando la visión de las manos de Mirabel —. Todo es un misterio, es un misterio, por eso está visión Pf — continuo, arrojando la visión sobre la mesita, guiando cuidadosamente a Mirabel a la salida de este cuarto, creyendo que (t/n) estaría cerca, dispuesta a solo marcharse —. Créeme que si pudiera ayudarte más, lo haría, pero... es todo lo que sé, pero... suerte.

Bruno cerro con suavidad la entrada con nuevos pensamientos en su mente que prontamente fueron acortados con (t/n) directamente en frente de él con los brazos cruzados. Él hombre dio un fuerte brinco al no esperar que ella continuara presente en el cuarto, mucho más cuando veía su rostro enfadado. 

Habían... tantas emociones en los ojos de (t/n) que le resultaba difícil descifrarlos. 

—(t/n) — hablo, intentando calmar el estado tenso en ella elevando sus manos en rendición, nervioso, ella... no mostraba tantos cambios, no, su cabello se veía tan suave como en esos años anteriores, su misma estatura, su perfume... solo sus ojos mostraban que el dolor seguía viviendo en ella —. Sé que debes... odiarme, al final... arruine eso también. 

—¿Por qué... no hablaste conmigo sobre esa visión? — contesto ella con un tono suave en lugar a uno elevado, el temor de Bruno se esfumo al oírla —. Sabes que... iba a estar ahí contigo, como siempre, nunca me iría de tu lado. 

Dos Oruguitas {Bruno Madrigal & Lectora} Encanto - FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora