Capitulo 2

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Aún no se le llama final

SAMIRA

He llegado a pensar que en las pocas relaciones que he tenido definitivamente terminan mal, y sin duda me va mal en casi todo, no se —acaso tengo mala suerte—  puedo asegurarme que pienso negativo más no sería excusa, mayormente es algo que logro tomarme enserio a un punto mayor al momento de confiar en tu pareja dando todo de ti como las máquinas hasta obtener un buen resultado.

Y sí me encontraba tirada en mi cama llorando con mi vista nublada, por cierto, en pijama y estaba dispuesta a pasarme el resto del día así.

Aquel chico sinceramente apuesto con un gran estatus estudiantil había puesto fin a algo que tenía un año y medio de haber comenzado, sin duda me destrozó mi alma completamente.

Cómo podía una persona que apreciabas tanto hacerte sentir de la forma más insegura y repugnante al momento de terminarte acaso —Fue honesta—. Sí, había sido un grosero sin sentimientos por mostrar. Alfie sin duda era de los que ya tenía una gran experiencia en estos casos quizá en estos momentos no le afectaba, sin embargo yo ya era parte de ese montón desechado como basura y en la escuela sería de esas vistas por algo que pasó la novedad —le llamo.

Maldición.

—Samira baja a desayunar— gritó mi abuelo con una voz firme —Tu comida se enfriará.

No conteste a lo pedido por él no me daba el aliento suficiente para tomar alguna palabra de mi boca y soltarla a grito.

—Puedo pasar— escuché a mi abuela tocando aquella puerta blanca que a mí me parecía un color esencial en mí persona.

—Adelante— hablé con la voz apagada y puse mi rostro neutro.

—Que sucede ¿Por qué no quieres bajar a desayunar con todos?— señaló de la forma más cálida posible y preocupante.

—La verdad no me siento del todo bien para bajar y desayunar, al rato bajo por algo— señale con un sollozo limpiandome mis lágrimas que escurrían por mis mejillas.

—¿Qué te paso como para estar en tal estado?— alzó una ceja.

Comencé a llorar de nuevo y tomé aire por la boca —Alfie y yo terminamos— susurré —Bueno mejor dicho él lo termino todo, es triste decirlo.

Y sí me sentía mal, no solo porque había terminado algo que llevaba el tiempo más que adecuado sino por la forma en que sucedió todo, me dejó de hablar en la escuela un par de semanas y yo me preocupaba no podía acercarme a su persona ya que tenía la habilidad de esquivar mi presencia le mandaba mensajes que al parecer solo dejaba en visto y sí, me molestaba. Luego el día de ayer me escribió que dejaba todo por terminado como si yo hubiera sido la que no lo hablo por un largo tiempo.
Entendía lo que sucedió, pero a él no, creo que por eso estaba en tal fase.

—Tranquila a veces son cosas que tenemos que aceptar que pasan— pronunció mi abuela —A lo mejor y no era el indicado sabes a veces la vida nos pone pruebas— se acercó a mí para poder darme un cálido abrazo, pasando sus manos por mis mejillas y secar mis lágrimas.

En ese instante me sentía segura ante sus brazos, sabía que si me derrumbaba ella me sostendría y no me dejaría caer otra vez. Mi abuela era dulce en ocasiones compartíamos el escenario juntas ella y yo contra el mundo.

Porque quiero tocar aquel atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora