Capítulo siete

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Los pasillos eran animados hasta que llegaba la hora de marcharse a casa, sin embargo, el par de novios se mantenía a sus actividades de club.

Era cansador para Edgar tener que lidiar con el resto de sus compañeros, sabía que muchos lo envidiaban, odiaban o deseaban. Sentimientos de toda índole lo rodeaban, y al ser tan fuertes lo sofocaban, el ambiente se volvía insoportable hasta que la última campanada del día sonaba, dándoles el día libre para irse a sus casas o a hacer las actividades de sus respectivos clubs.

A decir verdad era un club pequeño, los únicos participantes activos eran él, un muchacho llamado Phillip pero que apenas topaba, y su fiel amiga Galatea, quién en dada ocasión no pudo asistir porque tenía cosas que hacer con su novia.

No podía decir que se sentía solo, después de todo, el también se había conseguido un novio, algo torpe, pero de lo más tierno, se preguntaba si el interés le duraría, y realmente esperaba eso.

Luca era un muchacho grandioso, pero Edgar no tenía intenciones de dejar su estilo de vida por un novio, no estaba profundamente enamorado, tampoco le gustaba tanto, pero le brindaba una calidez única. Podía entender por qué aquel par de jóvenes se hallaban cautivados por el muchacho, pero nada podían hacer. Aquél chico ahora era suyo.

Con ese pensamiento en mente, se encamina hasta una de las aulas semi vacías, en donde un chico cualquiera le estaría esperando.

En cuanto entra se deshace de sus ropas, y junto a estas, cualquier pensamiento referente a su actual novio. No quiere distraerse ni sentirse culpable, nunca se ha sentido culpable.

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— Siento amargura, de no poder tenerte en mis brazos, de ahogarme en la miseria y no en tus lágrimas...

— Wow, ¡Eso es muy lindo Andrew! ¿Lo escribiste para Victor?

— Sí...

El joven desvió su mirada, sintiendo una pequeña punzada de culpa por tener que mentirle a aquél chico, pero estaba seguro, Luca jamás aceptaría sus palabras...

— Estoy seguro de que le gustará mucho. ¿Podrías prestarme ese libro verde?

El joven entrecerró sus ojos, su vista era delicada, así que a duras penas podía notar a cual se refería, quizá Luca aún no notaba eso de él...

— Lo siento, no sé a cual te refieres...

— Ah, disculpame mucho, que torpe fui. Está entre muchos libros rojos.

Ahora podía saber a cuál se refería, y al ser mucho más alto que él, ¿Cómo no iba a poder ayudarle con algo así? Se acercó hasta la biblioteca del salón de ciencias, estirando sus pies lo más posible para alcanzarlo. Y aunque lo tuvo en sus manos, no evitó perder el equilibrio.

— ¡Cuidado Andrew!

Aunque se abalanzó para ayudar a su amigo, ya era tarde, por lo que yacían ambos en el suelo, uno sobre otro.

El rostro pálido pasó a tomar un fuerte color rojo, pensó que quizá jamás volviese a tener a Luca así de cerca, y por un instante... Deseó poder quebrar esos centímetros que separaban sus labios, pero no podía, Victor lo odiaría si aprovechaba una instancia así para estar con Luca, y sin su consentimiento, no podía.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2022 ⏰

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