Capítulo 7

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Dora: ¿vienes a casa con nosotras?

Culebra: eeee... (Culebra no sabía muy bien que contestar pero entonces miró a Sandra y esta le asintió) Claro que si canija.

Dora: bieeen (saltó y abrazó a su padre, Culebra le encantaba que Dora le abrazara, jamás se cansaría de esos abrazos).

Mario: Sandra si te parece bien vais Culebra y tu en la moto porfa porque al venir Dora no cabemos todos en el coche.

Sandra: si claro Mario sin problema. Dora cariño ve al coche con el resto, papá y yo os seguiremos en la moto ¿vale? Nos vemos en casa. Mario ¿tienes la dirección de mi casa?

Mario: si si. ¿entonces nos seguís con la moto?

Sandra: si.

Rosa Ruano se acercó a la familia Castillo, fue despidiéndose uno a uno, les iba a echar mucho de menos.

Rosa: Oye poderosos, quiero que me prometais que vendreis a menudo a visitarme eh.

Todos: prometido.

Mario: muchas gracias por todo Rosa, nos vemos pronto.

Los Castillo salieron de Valleperdido pero esta vez no se iba cada uno por su lado, se iban todos juntos como la familia que son. El viaje era un poco largo así que hicieron un par de paradas para descansar y comer algo. Después de comer llegaron a casa de Sandra. Sandra y Culebra se bajaron de la moto y el resto salió del coche. Comenzaron a descargar las cosas de Dora y de Sandra, únicamente eran un par de bolsas así que no tardaron mucho.

Sandra: ¿queréis quedaros un ratito? (refiriendose al resto de la familia).

Lucas: (riendose) como ha cambiado el cuento. Hace nada decías que no éramos tu familia y no nos querías ni ver y ahora nos invitas a pasar a tu casa (todos se rieron ante el comentario del primo Lucas. Sandra agachó la cabeza avergonzada, sabía que no se había comportado bien con ellos y quería arreglarlo. Lucas se dio cuenta). Sandra, es una broma, no te pongas así. (se acercó y la abrazó).

Sandra: lo sé Lucas, no pasa nada. Es que sé que no me he comportado bien con vosotros en este tiempo y os quería pedir perdón, vosotros siempre habéis sido mi familia y siempre lo seréis. Siento mucho haberme comportado así de mal con vosotros.

Carlos: Sandra, no pasa nada. Entendemos perfectamente por lo que estabas pasando, en ese momento te podía más el miedo de perder a Dora que cualquier otra cosa, no te preocupes.

Lucía: (se acerca a abrazarla) no te preocupes de verdad.

Sandra: Lucía a ti en especial te quería perdón por lo de las estrellas (todos miraron extrañados, salvo Culebra quien sabía perfectamente de que hablaba Sandra). Cuando me dijiste que ya no estaban las estrellas en el techo y te dije que no quería hablar de esos recuerdos y que no erais mi familia no iba a enserio. No quería hablar de esos recuerdos porque me dolían, me dolía saber que me había equivocado y que había pasado 8 años alejada de mi familia y había quitado la oportunidad a mi hija de crecer con su padre, me dolía que después de 8 años este chulito con gafas (Culebra la interrumpe).

Culebra: y sin ellas (todos rieron).

Sandra: y sin ellas seguiera metido en mi cabeza y en mi corazón, me dolía recordar todo lo que habíamos pasado para poder estar juntos y...

Culebra no aguantó más, le dolía verla así, le dolía verla mal así que no se lo pensó dos veces, la cogió de las mejillas y la dio un beso. El beso terminó y ambos se separaron quedando frente a frente.

Culebra: Chispitas mírame, todo eso ya pasó ¿vale? Olvídate de todo eso y piensa en el presente, volvemos a estar todos juntos como siempre, hemos rescatado a Dora y tu y yo volvemos a estar juntos y te juro por mi vida que ahora nada ni nadie va a conseguir que nos volvamos a separar. Vamos a tener que aguantarme muuuuchoooo tiempo Chispitas.

Sandra: ¿como era? Ah si, toda una vida solo si tu quieres (todos rieron recordando la emotiva declaración de amor de Culebra que Sandra había escuchado por primera vez 10 años después). Por cierto ¿y Dora?

Mario: me parece que la niña hace rato que ha pasado de nosotros porque desde que hemos llegado está allí sentada dibujando.

Todos se guiran y ven a la pequeña de la familia sentada con un par de folios y unas pinturas dibujando como si nada pasara. Se acercaron y se sentaron junto a ella.

Carlos: ¿que estás dibujando Dora?

Dora: estoy haciendo un cuento con la historia de nuestra familia.

Mario: ¿un cuento con la historia de nuestra familia?

Dora: si, mira abuelo. Este eres tu, este es el tio Carlos, esta la tia Lucía, este es el primo Lucas, este es papá, esta es mamá, esta soy yo.

Mario: ¿y esa persona quien es? (señalando un personaje que Dora no había mencionado)

Dora: Rosa Ruano (todos rieron al ver que Dora había incluido a Rosa en el cuento de la familia, seguro que cuando se enterara se moría de la ilusión).

Sandra: ¿queréis algo de beber? Creo recordar que os puedo ofrecer Coca Cola, limonada o agua del grifo, no tengo más (se rie).

Lucas: yo una limonada fresquita si me tomaría.

Lucía: yo también.

Carlos: y yo.

Mario: pues saca limonada para todos.

Sandra: ok, voy a por ella.

Culebra: espera que te echo una mano.

Sandra y Culebra entran en la casa mientras el resto de la familia espera fuera charlando animadamente y ayudando a Dora con su cuento. Ya tenían todos los vasos y la limonada, iban a salir otra vez pero Culebra paró a Sandra.

Sandra: dime ¿qué pasa?

Culebra se quedó callado mirándola, cogió la garra de limonada que Sandra llevaba y la dejo en un sitio seguro junto a los vasos que él llevaba. Sandra lo miraba extrañada, no sabía muy bien que estaba pasando. Culebra la miró unos segundos más y acto seguido la abrazó, al principio Sandra no entendía nada pero luego se dio cuenta de lo bien que Culebra la conocía, necesitaba ese abrazo y sin necesidad de decir una palabra él se había dado cuenta. Ambos se separaron pero quedaron con sus manos agarradas.

Sandra: Gracias, lo necesitaba.

Culebra: No tienes por qué darlas.

Se iban a besar pero justo vieron que un coche inesperado llegaba a la casa de Sandra, salieron corriendo de la casa y se juntaron con el resto de la familia. Ninguno entendía quien podía ser, acababan de derrotar al clan del elefante y no esperaban ninguna visita. Todos se colocaron delante de Dora, mientras que ella estaba en brazos de su abuelo quien, aunque no tenía poderes, estaba dispuesto a enfrentarse a quien hiciera falta. El coche se paró y de este salió...

La Familia SuperpoderosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora