Capítulo 27

97 4 4
                                    

Culebra: ya lo hemos hecho todo, o casi todo, porque lo de casarnos no ¿quieres casarte conmigo?

Sandra estaba en shock, estaba tan emocionada que se olvidó de contestar y eso acojonó a Culebra.

Culebra: Sandra di algo por dios
Sandra: si si, claro que quiero, claro que quiero.

Cuando esas palabras salieron de su boca, Culebra volvió a respirar tranquilo y la sonrisa más grande que puede existir apareció en su cara.

Culebra le pone el anillo a Sandra, ambos tienen un sonrisa de oreja a oreja, no se lo creen. Sandra se acerca a Culebra para besarlo pero este la frena.

Culebra: espera. Que todavía falta algo.
Sandra: ¿el qué?
Culebra hace un gesto con su cabeza indicándole que mire hacia arriba, ambos levantan su mirada y sobre ellos aparece un muérdago. Ambos ríen y finalmente se besan. Se separan pero sus frente continúan juntas.

Culebra: nos casamos.
Sandra: nos vamos a casar.

Ambos ríen y vuelven a besarse. Tras eso, entre risas, anécdotas y algún que otro beso, disfrutan de la preciosa cena que Culebra había encargado.

Lo que pasó después, lo dejo a vuestra imaginación. 😉

A LA MAÑANA SIGUIENTE
Sandra y Culebra duermen plácidamente, la noche se alargó un poquito así que es normal que siendo casi las 12:00 aún estén algo cansados. Pero ese descanso no les dura mucho ya que el sonido del teléfono de Sandra les saca de su profundo sueño.

Sandra se incorpora, extiende su brazo para coger su móvil y mirar quien.
Culebra: (aún dormido) mmmm... ¿Quién es a estas horas?
Sandra: Mario
Culebra: ¿qué quiere ahora el cenizo?
Sandra: (aguantando la risa) No le llames así. Voy a cogerlo, igual es importante
Culebra: (levantando la cabeza de la almohada) ¿importante? Conociéndole seguramente será para preguntar si está todo bien y tirarte de la lengua para ver si al final te lo he pedido o no.
Sandra: ahora lo veremos

Sandra atiende la llamada.
Sandra: dime Mario.
Dora: Mamiii, soy yo.
Sandra: cariño ¿qué tal? ¿Todo bien? ¿Lo estás pasando bien?
Dora: sii, súper bien. Los tíos y el primo Lucas me están ayudando un montón a mejorar con los poderes.
Sandra: que bien cariño, cuanto me alegro. Pero ¿nos estarás echando aunque sea un poquito de menos no?
Dora: claro que si mami.
Sandra: así me gusta. Oye ¿quieres hablar con papá?
Dora: sii
Sandra: te le paso, te mando un besito muy fuerte cariño. Esta noche ya nos vemos.
Dora: te quiero mami.
Sandra: yo también.

Sandra: (pasándole el teléfono a culebra) es tu hija
Culebra se incorpora y atiende el teléfono.
Culebra: canija ¿qué tal? ¿Cómo va todo?
Dora: bien ¿le has pedido ya a mamá que se case contigo?
Culebra: así me gusta canija, directa y al grano
Dora: ¿se lo has pedido o no?
Culebra: siii
Dora: ¿y que te ha dicho?
Culebra: que siii
Dora: BIEEEEEEEN. ABUELO, TIA LUCÍA, TIO CARLOS, PRIMO LUCAS... (Dora sale corriendo y deja a Culebra con la palabra en la boca)
Sandra: ¿que pasa?
Culebra: nada que tu hija me ha dejado sordo y que muy pronto empieza con lo de dejarme la palabra en la boca. (Sandra lo miro extrañada) escucha. (Culebra pone el altavoz)

(A lo lejos escuchan a toda la familia Castillo hablando)
Dora: mamá le ha dicho que siii a papá
Lucía: ay que bien, por fin.
Carlos: les ha costado pero al final lo han conseguido
Lucas: yo pensé que nunca se lo iba a pedir
Carlos: yo también lo llegué a dudar
Lucía: yo no
Carlos: tu no vale porque juegas con ventaja
Lucía: eso no tiene nada que ver. Yo lo sabía porque con mirarles dos segundos te das cuenta de que son el uno para el otro.
Lucas: ahí lleva razón Lucía. Madre mía ¿os acordáis de la primera vez que se pudieron?
Lucía: ay si, fue tan bonito.

(De vuelta en la habitación de Sandra y culebra)
Sandra: ¿se darán cuenta en algún momento de que estamos escuchando todo?
Culebra: no lo creo
Ambos se ríen.
Culebra: oye y si...
Sandra: no, Culebra.
Culebra: pero si no sabes lo que voy a decir.
Sandra: no me hace falta ser nuestra hija para saber que me ibas a proponer que les gastemos una broma.
Culebra: joder, a veces me das miedo Chispitas
Sandra: (dándole un pequeño codazo) que imbécil eres. Shh, calla, creo que se han dado cuenta

(En casa de los Castillo)
Mario: Dora cariño ¿llegaste a cortar la llamada con tus padres?
Dora: uy no (va corriendo de nuevo a donde está el teléfono mientras el resto de la familia se ríe por el despiste de la más pequeña).
Dora coge el teléfono y lo pone de nuevo en su oreja.
Dora: papi ¿sigues ahí?
Culebra: si hija, aquí sigo
Dora: perdón, es que me ha puesto muy contenta lo que me has dicho
Culebra: yo me alegro de que te ponga feliz pero no es bonito dejar a alguien con la palabra en la boca y menos a tu padre
Dora: perdón
Culebra: bueno canija, tenemos que colgar que tenemos que recoger todo para poder volver hoy con vosotros. Luego nos vemos ¿vale?
Dora: vale, os quiero mucho.
Culebra: y nosotros a ti, un beso. Adiós.

Culebra cuelga la llamada y le devuelve el teléfono a Sandra.
Culebra: esta niña es un auténtico terremoto.
Sandra: ¿a quien habrá salido? (Hace el intento de levantarse de la cama pero Culebra tira de ella)
Culebra: ¿qué insinuas chispas?
Sandra: pues que es idéntica a su padre. Vamos que si fuerais cromos estarías repetidos.
Culebra: estás muy graciosa tu hoy
Sandra: ¿has visto? (Ambos rien) Anda, vamos a vestirnos que habrá que comer en algún sitio antes de volver.
Culebra: tengo todo pensado Chispitas.

Un rato después...
Después de caminar un poquito por la playa, Sandra y Culebra llegan a un precioso restaurante con vistas al mar. A su llegada, un camarero les acompaña a la mesa que Culebra había reservado.
Sandra: este sitio es increíble. Gracias (agarrando la mano de Culebra que estaba sentado justo en frente suya), gracias por todo esto, gracias por volver a mi vida
Culebra: ya te lo dije. Por mucha que te alejes, por mucho que te separes de mí, siempre volveré a por ti. Te lo prometí y ya sabes que yo siempre cumplo mis promesas.
Sandra: gracias.

De repente, algo borra la sonrisa de la cara de Sandra.
Culebra: ¿qué pasa?
Sandra le hace un gesto con la cabeza para que mire hacia donde ella está mirando. Culebra se gira y, al igual que le ha ocurrido a Sandra, su sonrisa se borra de su cara. Ninguno de los dos puede creer lo que ve.

La Familia SuperpoderosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora