El amor lo pintan como un cuento de hadas pero, ¿Realmente lo es?
¿Realmente vale la pena morir por la persona que amas?
Mi querida Rania, ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?
Solo ve a ese lugar de nuevo, ahí estaré
te lo prometo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era de mañana, no logré dormir por que hoy en la noche mi padre, el rey, iba a organizar una fiesta por la unión de nuestro reino Ufretch con el vecino Lubeft, fue un tratado de paz que llevo mucho tiempo realizarse pero al fin ambos reyes llegaron al acuerdo.
Escuche que tocaron la puerta de mi dormitorio, era mi sirvienta Emily, le tenia mucho aprecio pues ella me ha cuidado desde pequeña.
—Buenos días mi Lady, le traigo su desayuno, veo que se amaneció ¿Todo esta bien? Si se siente enferma le puedo ayudar— Decía mientras acomodaba el desayuno en la mesa
—!Emi¡ Que bueno verte, no pasa nada tranquila, solo que estoy un poco nerviosa por la fiesta de esta noche, es todo
Camino hacía la mesa donde se encontraba el desayuno, me coloca la servilleta para evitar manchones y empiezo a comer.
—Perdón mi atrevimiento Mi Lady pero, ¿No será la respuesta de sus nervios por la venida del Príncipe Harald?
Al escucharla, un enorme rubor se apareció en mis mejillas, trate de disimularlo bebiendo un poco de jugo, pero Emi logró notarlo, justo al momento cubrí mi rostro con mi manos y me recargue en la mesa.
—¿Ay Emi que voy a hacer? Tienes razón es por su venida, Es guapo, amable, tierno. Desde la primera vez que vino, me enamoré de él pero eso fue hace años, cuando tenía 13, ahora que tengo 22 ¿Cómo será él? ¿Habrá cambiado?
Mil preguntas se formaban en mi mente hasta que sentí una mano posándose en mi hombro, era Emi tratando de calmarme, ella bien sabe que hago muchas preguntas cuando algo me pone nerviosa o me inquieta.
—Mi Lady, todo estará bien, es normal sentir miedo y nervios al ver a la persona que le gusta, pero siendo sincera, usted es una chica muy hermosa, amable, gentil, ¿Quién no querría a una chica como usted? Usted es alguien muy especial y sé perfectamente que el príncipe se va a fijar en usted, todo estará bien. Bien basta de charla que se le va a hacer tarde, la Reina quiere salir a pasear con usted, así que vamos a vestirla.
Después de eso, se dirigió al closet y empezó a sacar un vestido largo, era blanco con tonos verdes y con un encaje floreado, unas zapatillas verdes y un pequeño sombrero con flores rosadas al su alrededor.
—Emi, gracias, no sabría que hacer sin ti—
Me agradeció mientras sonreía, me acerque a ella me empezó a vestir y a peinarme, poco después, retiro todos los platos utilizados en el desayuno y se retiró.
Hoy si que será un día muy atareado, salí de mi dormitorio y me dispuse a ir a la sala del trono donde se encontraría mi padre y mi madre, tarde un rato puesto que el castillo era muy grande con pasillos muy largos, al entrar a la gran sala los vi y me dirigí a ellos para saludarlos.
—Madre, Padre! Buenos días! ¿Durmieron bien? ¿Han desayunado ya?— Les decía mientras les daba un abrazo a ambos y ellos correspondían.
—Rania, mi niña hermosa, pero mira que bien te vez! no puedo creer que ya seas una señorita—Hablo mi padre, justo después hablo mi madre separándonos del abrazo
—Corazón, dormimos bien y sí ya desayunamos, espero que tú también, por cierto Rania, quiero ir a dar un paseo contigo, el día es maravilloso ¿Qué piensas?—Dijo mi madre mientras tomaba mis manos como de costumbre.
—Claro madre! me encantaría! Vamos ya que el tiempo corre— Le dije mientras la tomaba de la mano salíamos de la sala para ir a la salida del castillo.
Salimos del castillo y se veía el gran bosque de Abedules, hermosas flores por doquier, era todo un escenario perfecto para un día de campo, decidimos avanzar hacía el gran bosque.
