_ Me lleva la chingada... ¿Por qué carajos tiene que llegar en este preciso momento?
Sony preguntó preocupado y confuso:
_ Patrón, ¿quiere que le consiga algo?_ No, aunque, quiero que me hagas un encargo. Ve a la bodega de vinos y trae el vino más caro que haya allí y lleva en el lugar que te había dicho antes.
Asintió, para luego retirarse.
Creo que hablaré con mi apá más tarde, primero tengo que averiguar que chingados hace ese cabrón de Félix aquí.
_ .... ¡Archivaldo compa! ¿¡Cómo andas?!
Oh cabrón, no...no no puede ser.
Me di la vuelta, respondí mirándolo sorprendido y a la vez dándole un abrazo...:
_ Oh, cabrón... ¿eres tú? ¡Hace tanto tiempo que no te pareces por aquí que casi no te reconozco!_ Pues, mira...lo que son las cosas... porque ya he venido para quedarme.
_ ¿Y eso? ¿Se puede saber que pasó que hizo que cambiarás de opinión?
_ Es que, te extrañé cabrón...y pues la verdad quisiera volver a verla a ella...no sabes lo que he intentado olvidarla, pero no sé pudo.
_ Te entiendo, yo también te necesité aquí. Aunque sabes que ella ya se casó, ¿no?
_ Me he enterado...
_ Chale, que te diría...las cosas aquí desde que te fuiste, cambiaron bastante. Nada es igual...
_ El tiempo pasó volando...pero te quería decir, que me he enterado por las noticias, está mañana...has hecho todo eso para liberar a tu hermano Ovidio, sinceramente tienes todo mi respeto, cualquiera no podría revelarse al gobierno como tú lo hiciste.
_ Aunque, te seré sincero, tenía miedo de no volver a ver a mi hermano. A pesar de la borrachera que cargaba en ese momento, estaba consciente que mi hermano dependía de mí...no sabes cuánto agradezco a la pleblada, que gracias a ellos mi hermano está aquí con sus hijas festejando...de todas formas, me alegro que estés de vuelta después de tanto tiempo y así que vamos, te invito un trago para volver a los viejos tiempos.
_ Bueno, creo que te acepto ese trago...tengo miles de cosas que preguntarte y claro contarte. Aunque primero, ¿Cómo te va...te has casado o sigues siendo el mismo desde que me fui?
_ Sabes que esa vaina no es para mí.
_ Eso dices ahora, pero lo que ocurre es que no has encontrado a la indicada.
_ Pues, que te diría...creo que ya la he encontrado.
_ ....
(...)
Narra Oriana
Mientras que ambos seguían en su conversación, decidí irme a mi habitación.
No sé habían dado cuenta que me desaparecí.
Al momento de adentrarme a la casa, pude ver que a un metro de las escaleras se encontraba Iván hablando por teléfono.
Al ver que lo estaba observando, guardó rápidamente su teléfono.
Luego, lentamente, me miró de pies a cabeza._ ¿Piensas mirarme, sin decir nada? -Pregunté-
_ La verdad no t... Solo que, no esperaba encontrarte aquí.
_ Solo bajé para tomar algo, aunque el ambiente no es de mi agrado.
_ Ah, ya veo.
_ ¡Qué suerte que los he encontrado juntos! -Dijo mi tía Teresa desde la puerta principal-