Orion (Metallica, Ciencia Ficción, Futurista)

Cap.3.: Confusión extrema.

Tras un larguísimo viaje por el cosmos, la nave llegó a la base ubicada en la nebulosa de Orión. Aterrizó en la puerta trasera, justo donde había aterrizado en su otro viaje, se la hizo más corto el viaje de vuelta que el de ida debido a que la nave fue más rápido, el oxígeno la iba bajando y debía apresurarse.

Una vez salió de su vehículo, bajó las escaleras para quitarse el traje cuanto antes. Mientras hacía esto, apareció Anna con un portatil del tamaño de una televisión de plasma.

-¿Trajiste a los sujetos criogenizados?-La preguntó humorística pero bastante seria, la muchacha que salió de aquella máquina de acero se quitó los pantalones pesados de su traje espacial, quedándose únicamente con su ropa negra de la base.

-Sí, ahora los saco de la nave. Es que quería quitarme cuanto antes el traje este del diablo-Reía, la otra joven también soltó una risa y salió del lugar, dejando a su amiga sola para después poder sacar las cámaras.

En la sala, a la espera de Katrina, los chavales oyeron un ruido de algún cristal en el suelo. Sólo voltearon y Desmond fue a echarla un cable, ella lo miró y le sonrió, él hizo lo mismo. Ambos llevaron la cámara con las otras tres, era la última que llevaban, el resto estaban colocadas en el laboratorio.

Mientras arrastraban por el suelo con las manos ardiendo por el hielo, Jones contemplaba quién iba dentro de la cámara.

Tenía la piel algo pálida, sin ninguna prenda pusta, pero el vaho impedía ver de su clavícula hacia abajo. Su cabello era largo, se deslizaba por sus hombros, color dorado y rizado. Sus ojos estaban cerrados y no podía saber el color de sus ojos, el resto de su rostro tenía algún que otro rastro de acné, y su nariz era algo chata. Lo poco que se veía de sus brazos y de su pecho, daba a entender que a lo mejor estaría delgado, esperaba que no se encontrase desnutrido, si no... Podía significar que hubiera muerto. En su espalda, se observaban unos túbulos que, como ella supuso, transportaban nutrientes y otras sustancias que mantenían su cuerpo en buen estado.

Dejaron el pilar una vez llegaron de pie. Anna y Susan llegaron y se pusieron a los lados de Katrina y Desmond se colocó al lado derecho de Susan. Contemplaron los pilares con témpanos de hielo en su escotilla por varios segundos.

-Debemos de sacarlos-Opinó Desmond, hubo un pequeño silencio hasta que otra de las chicas volvió a abrir la boca.

-Sí. Pero de momento no sacaremos a todos, sólo a uno de ellos. Pienso que de momento lo mejor sería que sacasemos sólo al que esté en el estado más ''pobre'' y así le alimentamos mejor y lo de más. Creo que Katrina sabrá a cuál me refiero-Dijo Anna, se miraron y sonrieron, después la nombrada por la rubia avanzó hasta las cámaras.

Sujetó de las asas laterales la cámara que tenía el pilar donde estaba metido el rubio que llevó el último. Lo inclinó suavemente hasta tenerlo en el suelo y tratar de arrastrarlo hasta el laboratorio.

La habitación de experimentos y de más estaba girando a la derecha. Traspasó la puerta y dejó el pilar de hielo en una camilla, la costó siglos levantarlo, pero mereció la pena. Ahora, sólo quedaba esperar...

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Las horas pasaron y allí estaban inyectándole lo necesario para que se mantuviese en el mejor estado posible. Para poder respirar correctamente hasta que despertase, tenía suministrada una dosis de oxígeno que era conducida por un tubo de plástico muy fino el cual finalizaba en un aerosol colocado en su rostro. Como su piel estaría con el hielo impregnado en la capa externa de ésta, le abrigaron un poco mejor con una camisa de manga media y ancha digna de los hospitales, sus piernas estaban cubiertas por una sábana fina pero que, al fin y al cabo, no entraba más frío en su cuerpo.

-Temo mucho por su salud. Su piel todavía está congelada y debemos estar pendientes cuando se despierte. Pero pensé también en que podríamos inyectarle UB-89, que si no me equivoco, tiene partículas de calor que se extenderán por su cuerpo causando que el hielo tanto en el exterior como en el interior, desaparezca y se mantenga a la temperatura adecuada. Pero la dosis no debe ser muy grande, es una sustancia muy potente y creo que lo mínimo será lo adecuado. ¿Te parece bien mi idea?-Contaba Katrina a Anna, ésta se mordía el dedo índice atendiendo a su explicación a la vez que observaba al joven, tantos túbulos y electros en su cuerpo le hacían sentirse bastante mal, pero debá hacerlo si quería que se mantuviera estable, podría ser peor si no le ponían lo adecuado.

-Estoy de acuerdo-Decía, caminó hasta una estantería sacando de un cajón un botiquín nombrado como ''Sustancias minerales caloríficas'', sacando de la caja una jeringuilla y avanzando hacia Jones-Ten. Cuanto antes se lo inyectes, mejor-La comentó, la chica de pelo negro y liso asintió y tomó la muñeca del chico acercando la aguja, clavándola con cuidado y empujando el líquido dentro de ésta. Después, tapó su muñeca con su mano izquierda para detener la hemorragia, luego se alejó y la dio la jeringa a su compañera.

-Ahora, debemos esperar-Dijo mirando a la rubia, ésta la sonrió, todo estaba yendo bien y parecía que no había ningún problema, perfecto, sobre ruedas.

En cuestión de segundos, se oyó una respiración cerca de la camilla donde se encontraba el sujeto que, hasta hacía poco, su cuerpo se conservaba en una cámara criogénica.

Las muchachas voltearon y vieron los dedos de su mano derecha temblar, tratando de moverse. Sus respiraciones eran pesadas y se notaba que hacía un esfuerzo realmente grande por captar oxígeno. Las chicas se giraron completamente hacia él, acto seguido sus ojos empezaron a tratar de abrirse, sus párpados se cerraban con más fuerza hasta que... Los abrió.

Giró su cuello muy lentamente y trató de analizar las jóvenes paradas a su lado izquierdo, éstas estaban atónitas. Sus ojos, de color azul celeste, mostraban confusión. Con las pocas fuerzas con las que se había despertado, llevó su vista hacia abajo y se miró su estructura corporal, después sus respiraciones mejoraron y cada vez le costaba menos capturar el aire.

-¿Dónde estoy?-Dijo afónico y lleno de confusión, las muchachas se acercaron un poco más a él.

-No te lo creerías ahora, espera a estar menos confuso y más estable-Le respondió Anna, volteó lentamente a observar de nuevo a Katrina y su compañera rubia.

-¿Por qué? ¿Quiénes sois?-Preguntaba con una voz muy rasposa, para ser realistas, estaba muy débil físicamente, y mentalmente había entrado en un lapsus de confusión e incomprensión, pero se mantenía estable.

-Ya te lo explicaremos más adelante. Ahora, debes descansar y tratar de despertar a tu cerebro, mentalmente estás algo dañado, amigo-Contestó sin querer aclararle las dudas Anna, su amiga la susurró un poco.

-Tampoco le trates así. Intenta al menos decirle quiénes somos-La decía en voz baja, sin saberlo, el chaval volteó a mirar por la ventana del laboratorio que le ofrecía una vista de estrellas coloridas y un fondo algo negro.

-¿El... espacio?-Preguntó, aquí su mente no supo reaccionar, le causó una confusión extrema. Ellas se quedaron sin hablar y prefirieron quedarse calladas hasta que su salud mental estuviese estable al 100%.