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"Dulce"

Su nariz se frotó contra la suave piel del cuello del Omega, aspiró su aroma, llenándose el pecho de su olor, miel, fresas y suaves flores...

"Cómo antes... Igual que antes..."

Su lobo estaba dando vueltas de felicidad en su interior, Christopher curvó sus labios hacia arriba entre sueños, abrazó al Omega con calidez.

"Eres mío de nuevo".

— ¿Chris? — Minho abrió sus ojos un poco, sintiendo su pecho adolorido al respirar—. M-Me está asfixiando...

Minho llevó sus manos a los brazos del Beta, que lo sostenían con firmeza en un envolvente abrazo, no le dolía, no era bruto, pero no lo dejaba aspirar profundamente y eso lo desesperaba.

El enfermero soltó un quejido y se separó rápidamente al despertarse, Minho sintió una oleada de frío y el aire escapó de sus pulmones en un suspiro que lo hizo sentir un poco vacío.

— ¿Minho? L-Lo siento, a veces yo ... Abrazo las cosas muy fuerte cuando duermo.... ¿Te lastime?

El rubio negó, se giró sobre las sábanas y miró al Beta, el pálido frotaba uno de sus ojos, su cabello estaba despeinado y le quedaba muy bien.

— No importa— murmuró, mirándolo algo embobado sin poder evitarlo.

Sus ojos se encuentran por un segundo, y esa sensación extraña los invade a ambos de nuevo, aunque no saben que sea así que ambos lo ignoran.

— Dime, Minho, ¿Qué desayunaras?

Minho negó.

— No tengo hambre.

— Lo diré de nuevo— Christopher se sentó un poco más cómodo en la cama, inclinándose hacia él—, ¿Qué vas a desayunar?

Minho se contuvo un segundo para mandarlo a la mierda en su interior.

— Veré qué hay— murmuró algo molesto, antes de levantarse de la cama de golpe, su cabeza pareció dar una sacudida y sus piernas se debilitaron, cerró sus ojos con fuerza y se sintió caer.

Omega.

Christopher había ido hacia él incluso antes de que el vértigo lo atacara, porque sabía que ocurriría, así que había llegado a tiempo a abrazar al Omega de la cintura, tomó su nuca con una mano y acomodó su cabeza sobre su hombro, recostando a Minho sobre su cuerpo, sosteniéndolo antes de siquiera comenzar a caer.

— Despacio, Minho— murmuró Christopher.

Minho se sentía a gusto entre los brazos del enfermero, así que se tomó segundos de más, después de que el mundo dejó de girar se quedó aún en aquel cómodo lugar, antes de alzar su rostro del hombro del Beta, mirándolo como si pidiera disculpas.

Christopher notó su expresión, acarició su cabello y mejilla con una sonrisa, separándose unos centímetros.

— ¿Todo está bien? — preguntó, y el rubio asintió.

Fueron hacia la cocina en silencio, despacio, pasando con cuidado por la sala para no despertar a Jisung, quien seguía dormido, abrazando la frazada que Christopher le había dado en la noche.

Dejó a Minho sentado en la mesa, mientras él iba a preparar el desayuno, calentó agua primero, ya que de todas formas la usaría para su café, y preparó con gusto el té con leche que le pidió el Omega al rato.

Se sentó a su lado, ambos calentaron sus manos con las tazas.

— Christopher... — el enfermero hizo un murmullo afirmativo para que continuara—. ¿Podría conocerlo un poco?

— ¿Qué quieres conocer?

Minho se encogió de hombros.

— No sé... ¿Por qué decidió ser enfermero? ¿Por qué esto?

— Pues, siempre me parecieron admirables, los enfermeros, y a la vez muy poco valorados. Digo, somos los que estamos doce horas, o más, cuidando pacientes de cerca, haciéndonos cargo de ellos muchísimo más tiempo que los doctores o que los mismos familiares... Ponemos el cuerpo y el alma en el trabajo, y tenemos mucha más actitud y humildad que los médicos... Y supongo que lo hice por eso, porque los admiro— se encogió de hombros.

— Y con lo de ser acompañante de los Omegas en tu situación, fue porque necesitaba dinero, no hubo una razón personal. El primer año, haces tres materias de más y ya te dan un título para esto, y bueno— se encogió de hombros—. Además ganas experiencia, y un poco más de reconocimiento. Por eso estoy contigo ahora, aunque todavía no terminé la carrera, me queda un último examen.

Minho sonrió mínimamente, unos pequeños dobleces surgieron debajo de sus amables ojos azules.

— Se escucha genial.

— La verdad es una puta mierda.

Minho no resistió la carcajada, y cubrió su boca para ahogar su risa mientras Christopher le hacia señas para que se callara mientras miraba al peliazul removerse en la sala.

— ¡Shhh! — Christopher alzaba un dedo sobre sus labios para que Minho parara, aunque él también quería reír.

— ¡Haces más ruido con eso que yo! — se quejó Minho en un grito-susurro.

— ¡Shht!

Minho tapó la boca de Christopher con ambas manos, y tardó unos segundos en sentir los labios del mayor en su palma, apartándose lentamente y con las mejillas encendidas.

Minho suspiró para intentar calmarse, pasó varios minutos en silencio, tomando pequeños sorbos de su té.

— ¿Y tú, Minho? — preguntó Christopher, quien no parecía afectado en lo más mínimo, no como el Omega— ¿Estudiaste algo? ¿O te hubiera gustado?

Minho negó, apretando un poco los labios.

— Quería ser profesor de Historia, pero nunca estudié, ni siquiera empecé.

— ¿Alguna razón en especial?

— Hyunnie me dijo que no me iban a tratar bien, porque soy un Omega, y estaría sólo porque él está en la academia y eso... Él prefería que me quedara en casa, y me encargara de limpieza y mantener el orden, y cocinar y esas cosas— se encogió de hombros, se sentía dolido por mencionar a su alfa, pero intentó no enfocarse en el dolor para que no creciera—. Y él llegaba tarde a casa y cansado porque también trabajaba de profesor de baile, a demás de tener sus clases, y así estaba casi todo el día. Yo estaba haciendo mi parte aquí mientras él nos mantenía, era mi aporte, no hubiera sido lo mismo si yo estudiaba.

Christopher se tragó las palabras, no quería que Minho se ofenderia con su opinión, pero internamente sabía que todo eso estaba mal, que era todo una romantizacion de la antigua visión de los papeles del Alfa y el Omega en la casa.

Él lo hubiera dejado estudiar lo que quería. Él hubiera cocinado o limpiado sin problemas. Él lo hubiera ayudado y alentado a seguir sus sueños.

Apretó sus labios y asintió.

— ¿Te gusta cocinar? — preguntó de forma sutil.

Minho asintió con una sonrisa.

— Lo disfruto muchísimo, en verdad, yo estaba todo el día sólo aquí en casa así que cocinaba cosas muy elaboradas, podría estar toda la mañana, marinando las carnes o preparando los ingredientes, así me entretenía.

— Entonces creo que mis habilidades culinarias van a quedar en vergüenza— Christopher rió con pena.

—¿Planeas cocinar?

Christopher asintió sin dudarlo.

— Puedo cocinar aún, Christopher— dijo Minho, con una sonrisa.

— Pero ahora yo estoy a cargo, Minho— dijo—. Pero seguro vas a querer participar.

Minho asintió, y Christopher se distrajo con el movimiento de su esponjoso cabello, y le pareció bonito.

"Él es bonito"

𝗼𝘂𝗿 𝗹𝗮𝘀𝘁 𝗱𝗮𝘆𝘀 › chanho ᜵  banghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora