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Jisung soltó un suspiro cansado, frustrado, sé sintió al borde de las lágrimas, ahora además de que su mejor amigo iba a morir, lo había molestado en su punto más sensible y conocía al rubio para saber que era un testarudo para disculpar a otros.

— Jisung— escuchó la voz de Christopher, y miró sobre su hombro al pelinegro, quien apretaba ligeramente su mandíbula, al punto en que algunos músculos de su cuello se notaban—. Esto es difícil para los dos, lo sé, pero por más que tengas razón... A veces hay que tragarse las palabras para que cosas así no pasen, y luego te vas a arrepentir de esta pelea tonta así que, cuando te calmes un poco, pueden hablar bien, ¿Te parece?

El Alfa asintió sin más, volviendo a fijar la vista en la mesa.

Por su parte, Christopher respiró agitado varias veces intentando calmar a su lobo, quién estaba enojado por una razón que le parecía absurda, puesto que no era nadie para enojarse porque el pequeño Omega se había sentido mal con unas palabras bruscas de la ruda realidad.

Se sentía mal porque lo habían lastimado y no sabía si eso estaba bien.

Entró al cuarto del rubio, lo encontró sentado en el sillón de la ventana del cuarto, mirando al cielo del exterior, sus ojos se veían aún más claros de lo que ya eran y se notaba las lágrimas rodar por sus mejillas,  no pudo evitar quedarse segundos completos en la puerta del cuarto, admirándolo, con la boca entreabierta y con una extraña sensación en su corazón que no sabía si definir como buena o mala, lo vio mover sus labios en silencio, hablando hacia él distante infinito de aquel cielo.

Hasta que por fin pudo avanzar lentamente, con algo de ¿miedo? Estaba más cercano a ser timidez, pero aún así no entendía el por qué de aquella sensación, nunca ninguna persona lo había hecho sentir así, menos un paciente.

— Minho— posó su mano con suavidad sobre el hombro del rubio, y este se giró ligeramente para verlo, sabiendo que lucía penoso, no le importaba en realidad, lo miró luciendo tan penoso como sabía que era.

Christopher relamió sus labios con nervios.

— No dejes que lo que dijo te afecte mucho... Sólo hará que empeores, las emociones malas te afectan y mueres un poco más.

— Christopher, ¿Y si me ahorro todo esto?

Christopher frunció el ceño, ladeó su cabeza, Minho le hizo espacio en el sillón, y se sentó en este, apoyando un costado en la ventana.

— Si voy a morir igual, ¿Por qué mejor no me mato y ya? — preguntó Minho— ¿Tienes remedios para que pueda hacer eso?

Christopher negó.

— No puedo permitirlo— dijo—. No te los daré y tampoco voy a dejarte hacerlo— su tono fue contundente.

— ¿Vas a dejarme sufrir días entonces? — Minho alzó las cejas mínimamente, lució como un cachorro herido y a Christopher eso le dolió en lo más profundo de su pecho.

— Quiero hacer de tus días felices— musitó el pelinegro.

Minho negó.

— No lo son, no sin Hyunjin, no sin mí Alfa... No sabiendo que podría ahorrarme todo este sufrimiento, todo este malestar... Christopher, nunca estuve de acuerdo con el suicidio pero creo que esta vez... Esta vez sí.

Christopher no sabía qué responder a eso, pero se negaba, se negaba con todo su ser a que las cosas terminaran así.

Por dentro, su lobo estaba atento al lobo de Minho, quien a diferencia del humano que pedía un final, pedía ayuda, y le pareció raro que pudiera escucharlo claramente.

— Ven— pidió, abrió sus brazos hacia él, Minho se acercó y se sorprendió un poco cuando el Beta tomó su cintura y lo acercó a él, lo sentó en su regazo y lo acomodó para que reposara entre su hombro y cuello, dejando que su suave aroma a madera lo llenara, y en un impulso extraño, que no sabía de dónde había salido, Christopher apoyó sus labios sobre la marca, y en vez de sentirse incómodo, de dolerle el contacto, de protestar, Minho se sintió completo de nuevo, lleno, con todas las grietas de su interior cubiertas.

Un suspiro escapó de sus labios y se abrazó más a Christopher.

El pelinegro terminó por apartarse finalmente y el vacío volvió a su adolorido corazón.

— No escapes del mundo, Minho, aún si son unos días, encuentra algo para quedarte, hay una razón, en algún lugar, siempre hay una razón para quedarte, y puede estar cerca, muy cerca— el Beta acarició su abdomen con cariño, ignorando sus marcados abdominales, lo acarició de la misma forma que uno haría con un perro o un gato muy mimoso, de forma tierna y suave—. Sabes que tienes algo de él aún, Minho, nunca te abandonaría, y podrías intentarlo por los dos, por los tres, porque estoy seguro que Hyunjin hubiera querido que vivan. Puedes intentar encontrar una razón para seguir viviendo, porque puedes hacerlo.

Minho quiso llorar.

— Christopher... ¿Puedes hacer eso de nuevo?

— ¿Qué cosa, pequeño?

Minho tomó su nuca y lo acercó un poco más a su cuello, el Beta entendió, y dejó sus labios en la marca de nuevo, haciendo que el dolor en el pecho del Omega se fuera, haciéndolo sentirse vivo de nuevo, el enfermero siguió dando suaves besos sobre la marca, sintiendo al rubio cómodo entre sus brazos, y ah ambos lobos moviendo el rabo en sus corazones.

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Y Jisung vio todo aquello desde el umbral de la puerta, sonrió como un idiota y en parte quiso golpearlos a ambos por no aceptar lo que eran.

Porque en todos los años que había conocido a Minho y su relación con Hyunjin, nunca los había visto así, nunca hacían eso, él creía que simplemente era porque no estaban predestinados, pero estos dos tenían una conexión mucho más profunda y mística, legendaria, inevitablemente.

Esperaba que se dieran cuenta solos, esperaba que fuera a tiempo.

Él estaba muy seguro de la leyenda y de esos dos.

Con una sonrisa tonta, se volteó en el pasillo y tomo su celular para llamar a su novio.

— Lixie.

Sunggie.

— Hola, amor.

Hola bebé, ¿Estás mejor?

— En este momento sí— confesó, se tiró al sillón mirando el techo—. Estos dos me sacan de quicio y luego se andan amando y luego dicen que no... Desesperante.

Felix río del otro lado de la línea y Jisung sonrió por aquello.

Son otros dos con leyendas, ¿verdad?

— Sip, como nosotros.

Eso es lindo— confesó Felix—. Por cierto, adivina quién tiene boletos de avión para ir a Busan.

Jisung alzó las cejas.

— Felix, no...

— Oh yeah~ — dijo, y volvió a reír—. Voy en dos semanas, lo siento, es lo más pronto que pude negociar con mi jefe.

— No, no, Lix... Es fabuloso— Jisung rio con felicidad.

Tres días, cuando los nuevos funcionen mejor y estén más entrenados, quizás me dejen ir más tiempo, consiguieron un supervisor para cubrirme, cielo, pero no por mucho-

— No importa— Jisung hablaba con tanta felicidad en su voz, sonreía tanto—. Son excelentes noticias, Felix... Te amo tanto.

— Te amo más— coincidió el otro—. Bebé, me hablas si necesitas algo, estoy por entrar a una reunión, ¿Sí?

— Si, gracias, hasta pronto.

Hasta pronto— dijo el menor, antes de cortar, dejando a su novio riendo como un tonto y sintiendo que lo de la mañana nunca había pasado, porque de lejos, era la mejor noticia en mucho tiempo.




𝗼𝘂𝗿 𝗹𝗮𝘀𝘁 𝗱𝗮𝘆𝘀 › chanho ᜵  banghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora