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Era un nuevo día de clases y Jeongin como de costumbre, desayunó, revisó que tuviera todas sus cosas y salió de su casa después de despedirse de su mamá.

Caminó un buen rato hasta el colegio y se alegró al ver a Seungmin llegando al mismo momento que él, lo saludó felizmente.

La verdad era que con todo el nuevo ambiente y la amistad reciente que había comenzado con Minho y Jisung, se había alejado bastante de Seungmin, por lo que ahora verlo y hablar con él, se sentía como si hubieran pasado años.

— ¿Te acordaste que existo, ojitos de zorro?— elevó una ceja pasando su brazo por los hombros del menor.

— Siempre me acuerdo que existes, ojos de perro.— lo miró divertido, pasando su brazo por la cintura del mayor.

— No es cierto, ahora que andas con tu noviecito el Hwang y los dos tortolos del colegio, ni te acuerdas de mí el solterón.— hizo puchero dramatizando la situación.

Jeongin soltó una pequeña risa y negó.

— No te hagas, te he visto muy juntito con el chico ese del otro grado.— el castaño sintió sus mejillas tomar color e intentó cambiar el tema.— Chan se llama, ¿no? Tu noviecito.— se burló.

— No es mi novio, cállate.

— Pero te gusta, ¿no es así?

— Oh, Jeongin, creo que estamos llegando tarde, hay que apresurarnos.— ignoró lo antes dicho intentando bajar el rubor de sus mejillas.

— Me debes una conversación, Kim Seungmin.— fingió seriedad, mirándolo.

Su amigo asintió restándole importancia y guiando al peliazul a la clase que les tocaba juntos.

Mantuvieron una vaga conversación un buen rato hasta que el profesor llegó y comenzó a dar su clase.

Fueron varias horas seguidas de profesor tras profesor hasta que el recreo finalmente llegó.

Estaba ansioso de ver a Hyunjin luego de lo que había pasado entre ellos, se sentía más seguro que nunca y quería tener a su chico cerca todo el tiempo, solo recibiendo y dando amor.

Apenas entró a la cafetería lo distinguió entre todos junto a sus amigos, se acercó feliz y los saludó a todos con la mano.

Un poco tímido se acercó al rubio y le dejó un beso cerca de los labios, mientras sentía sus mejillas sonrojarse levemente.

— Te extrañé, bonito.— sonrió tomándole la mano sobre la mesa.

— Sí, también nosotros.— interrumpió Minho como siempre.

— Amor, a veces hay que quedarnos callados, ¿si?— rió Jisung, atrayendo a su pareja más cerca de él.

— También te extrañé, Hyunie.— murmuró sonriéndole.

Tuvieron ese pequeño momento de saludo y después comenzaron a charlar entre los cuatro, mientras el rubio le regalaba unas cuantas miradas al menor y se sonreían embobados.

Estuvieron unos cuantos minutos así, hasta que Jisung y Minho decidieron irse a comprar o algo así habían dicho.

Jeongin se acordó que había llevado algo para el chico en frente suyo y sonrió emocionado.

Metió su mano en su sudadera para sacar el regalo de Hyunjin, pero antes de que pudiera decir algo un peliblanco apareció gritando el nombre del rubio.

El menor quiso salir corriendo o esconderse, no había estado cerca de ambos estando juntos y ahora tampoco quería, ¿no podía irse? Quería estar con Hyunjin, solos.

Pero lo que menos quería presenciar era al chico sentado sobre las piernas del rubio.

Porque sí, eso acababa de pasar.

No podía creerlo. ¿De verdad? ¿Justo en ese momento?

Tenía un nudo en su garganta, una incomodidad enorme, y unas ganas increíbles de desaparecer de ahí.

Blonde Hair ➳ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora