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Hyunjin notó casi de inmediato los nervios del menor, por lo que le tomó la mano y susurró un "tranquilo" antes de saludar a su mamá.

— Estamos en la sala, mamá.— habló un poco fuerte para poder ser escuchado.

Pero no pasaron ni diez segundos que su mamá ya estaba frente a ellos.

Jeongin sentía que se iba a hacer pipí.

— No sabía que teníamos visitas.— dijo en un tono suave apenas vió a Jeongin.— ¡Que gusto poder conocerte por fin, cariño! Hyunjin habla mucho de ti.— sonrió.

El menor se relajó de inmediato ante el trato tan dulce que le dio la mamá del rubio, pero sus mejillas no tardaron en tomar color después de escuchar lo último.

Su corazón se derretía ante la idea de Hyunjin hablando sobre él a sus padres, se sentía realmente querido y especial.

El solo pensar en Hyunjin hablando sobre él y más con sus padres, lo hacían caer aún más rendido ante él.

Pero salió de su pequeño encantamiento fijando su vista en la señora en frente suyo.

— También es un gusto para mí poder conocerla, señora.— le sonrió mientras jugaba con sus manos aún nervioso.

La mamá de Hyunjin estaba por hablar pero un señor apareció junto a ella.

El papá de Hyunjin, supuso.

— Hola.— saludó sonriéndole a ambos.— Es un gusto también para mí conocerte, Jeongin. Así te llamas, ¿cierto?— el mencionado asintió también sonriendo.

Antes tenía tanto miedo de conocerlos y ellos ahora mismo estaban siendo tan cálidos como lo sería su propia madre, el solo pensar que le agradaba a los padres de su chico hizo agrandar su sonrisa.

— El gusto es mío, señor.— responde y enseguida le da un pequeño vistazo al rubio sentado junto a él, ambos se miran y se sonríen dulcemente.

Los padres del rubio después de presentarse con Jeongin y saludar a su hijo, decidieron que era momento de dejarlos solos.

Así que se despidieron pero no sin antes invitar al menor a quedarse a comer y decirle que estaba como en su casa.

El peliazul agradeció y se despidió de ellos con una sonrisa, era notoria la felicidad que tenía, cosa que hizo feliz también al rubio.

— Te dije que todo iría bien, bebé.— Jeongin estaba por asentir y expresar lo bien que se sentía cuando su mundo se detuvo unos segundos al repetir el apodo "bebé" en su mente.

Hyunjin solía ser cariñoso, siempre le decía apodos, como diminutivos de su nombre o también "bonito" pero escuchar "bebé" de sus labios hizo revolucionar las mariposas en su estómago.

Se ruborizó de inmediato y quiso esconderse en el pecho del mayor, pero éste solo mantenía una pequeña sonrisa, no pudiendo creer lo adorable que se veía.

— Creo que tendré que decirte bebé más seguido.— soltó una risita y recibió un ligero golpe del menor, quien aprovechó para finalmente esconderse en su pecho.

— No es justo que tú me pongas así y yo no lo consiga nunca.— puchereó y aunque Hyunjin no podía verlo, sabía que estaba haciendo puchero.

— ¿Quién dice que no?— murmuró.

— Oh... ¡cuando te pones celoso!— salió de su escondite y se rió, cuando el recuerdo del cine llegó a su mente.

Las mejillas del mayor se tiñeron de un suave rosa y negó repetidas veces.

— ¡Yo no me refería a eso!

— Ah, ¿no? Pero justo ahora estás como un tomatito, Hyunjin boo.— rió levemente y le dejó un besito en la mejilla.— Igual, así te ves aún más bonito.

El rubio sentía que iba derretirse por lo lindo que era y le robó un pequeño beso.

— Deja de ser tan lindo.— reprochó pinchando suavemente su mejilla.

— Es que se me contagía de ti.— mordió su labio.

Hyunjin notó lo atractivo que había sido eso y lo atrajo a su cuerpo para besarlo.

Jeongin correspondió de inmediato, enredando sus piernas en su cintura y disfrutando de la suavidad de los labios del rubio.

Y así estuvieron gran parte de lo que les quedaba de la tarde, entre besos, coqueteos y risas.

La compañía del otro era de las cosas más valiosas que tenían ambos, y lo sabían.

Blonde Hair ➳ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora