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Después de muchos sonrojos de parte de Jeongin, muchos besos robados de parte de Hyunjin y mucho coqueteo más, habían escogido una película.

Pero vieron la película 15, o 20 minutos como mucho cuando se distrajeron hablando.

Jeongin había mencionado que le había comprado algo y quería dárselo, así que emocionado como un niño pequeño, sacó de su mochila una coronita y sonrió teniéndosela al rubio.

— La compré para ti, mi príncipe.— sonrió murmurando tímido lo último.

Hyunjin sonrió en grande tomando la corona y depositando un pequeño beso en sus labios, quiso comérselo a besos, pero eso lo dejaría para después.

Miró la corona en sus manos y la llevó hasta su cabello.

— Tendré que comprarte una también a ti, mi príncipe azul.— le dió un besito en la mejilla.— ¿Me queda bien?— señaló arriba, refiriéndose a la corona.

— Todo te queda bien, Hyunjin.— sinceró en voz baja, viéndolo con ojitos brillosos, cautivado por lo perfecto que era el chico.

Aunque el rubio lo disimulara bastante bien, se sentía algo tímido cuando recibía halagos, piropos o coqueteos de parte del menor, pasaban con menos frecuencia que los de él, por lo que siempre lo tomaban por sorpresa, pero los adoraba.

Casi tanto que como al pequeño peliazul.

— Tendré que comerte a besos si sigues siendo tan lindo conmigo.— amenazó, tomando sus mejillas entre sus manos y acercándose a él.

— Creo que estoy dispuesto a correr el riesgo.— soltó una risita tímida.

No hizo falta nada más que eso para que Hyunjin lo tomara con cuidado del rostro y comenzara a besarlo.

Las manos de Jeongin viajaron hasta el cuello del rubio y las del rubio hasta la cintura del menor, atrayéndolo a su cuerpo y dejándolo sobre su regazo, sin despegar sus labios en ningún momento.

Involuntariamente las manos de Hyunjin bajaron hasta las nalgas del peliazul y las dejó reposar ahí, Jeongin soltó un pequeño jadeo ante el tacto, pero sus mejillas sonrojadas delataban lo tímido que estaba aún, se alejó un poco para verlo y el rubio se avergonzó de inmediato por haber tocado de más.

Se puso rojo como un tomate en cuestión de segundos y sacó sus manos desviando la mirada.

— Yo, l-lo sient...— antes de pudiera terminar de disculparse Jeongin lo calló de un piquito.

También estaba algo apenado por la situación, pero no había sido incómodo en ningún momento, por lo que la disculpa estaba de más.

— Tranquilo, Hyunie.— le sonrió dulcemente y se recostó en su pecho.

El mayor sonrió levemente sintiendo la calidez del más pequeño sobre él, al mismo tiempo que lo abrazaba y le daba pequeños besos en su cabello.

— Te quiero tanto, Jeongin.— murmuró para que solo ellos pudieran escucharlo, aunque no hubiera nadie más en la casa.

— Te quiero mucho más, Hyunjin.— utilizó el mismo tono mientras seguía con una sonrisita tonta escondida en el pecho del rubio.

Se mantuvieron un rato en la misma posición hasta que Jeongin decidió salir de su escondite y miró al chico en frente suyo, le sonrió sin mostrar sus dientes y se acomodó mejor sobre él.

Hyunjin lo miró también y llevó su mano hasta su mejilla, acariciando ésta despacio y sintiendo lo suave que era la carita de su chico bonito, le dió un pequeño beso y lo atrajo más cerca de su cuerpo.

Jeongin iba a decir algo cuando escucharon el sonido de las llaves y la puerta siendo abierta.

Fue ahí cuando el peliazul recordó a los padres del rubio y sintió que entraría en pánico.

Más aún cuando estaban en una posición bastante comprometedora.

— Hyunjin cariño, llegamos.— se escuchó la voz de una señora.

Y Jeongin lo único que pudo hacer fue casi saltar de las piernas del mayor hasta el sofá.

Esperaba no arruinar su primera impresión con sus suegros.

Blonde Hair ➳ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora