Cap 3 [Milo]

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Pasaron como dos o incluso tres años después del nacimiento dos hermanos. En realidad, había maś huevos en el nido pero tristemente no llegaron a nacer, pero este alegre dúo salió adelante contra cualquier pronóstico e ignorando toda desgracia ocurrida.

Ambos se querían mucho y eran muy felices viviendo en su pequeño mundo bajo tierra. Solían comer raíces que encontraban bajo tierra, ya que, eventualmente la comida almacenada se agotó y ya que conocían cómo se veían las raíces comestibles —debido a que en la cámara de alimentos había raíces comestibles— y que crecían bajo tierra.

Pero un día cuando despertaron para hacer sus cosas habituales, ambos escucharon un aleteo fuerte, era más fuerte de lo habitual que solía hacer una pequeña vengamosca. Mientras la menor se encogía de miedo, el mayor con una peligrosa curiosidad salió cuidadosamente del nido, ya que la entrada estaba llena de plantas con espinas —probablemente puesta por la madre— para que nada peligroso entre.

El chico salió descuidadamente del nido para encontrarse con una gran vengamosca, mucho más grande de lo normal, que no dudó en atacar al pequeño ni bien lo vió. La presa se retorcía y gritaba de dolor, dando varios manotazos a la vengamosca, claro que esto no golpeaba al depredador, pero le estorbaba bastante. Molesto, la vengamosca mordió más fuerte al pequeño, y por supuesto, este hizo aún más escándalo.

Todo ese alboroto llamó la atención del maestro de las aguijones Mato quien salió a ver que estaba sucediendo. Al ver al pequeño sufriendo de esa manera, algo de compasión brotó dentro de él y fué a salvar al chico. El maestro de las aguijones valoraba mucho la vida y sabía lo que era perder a alguien, no se quedaría mirando cómo alguien era destrozado por una vengamosca.

Mato manejó a la vengamosca bastante bien y logró ahuyentarlo. Hizo un estudio rápido para ver cual era el estado de la víctima de la vengamosca y se lo llevó a su casa para cuidarlo por un tiempo hasta que encontrara a los tutores del chico.

Mientras todo eso pasaba, la pequeña que se había quedado dentro, discretamente veía la escena horrorizada en el nido detrás de todas esas espinas, temblando y muda del susto. Temía por su vida, pues cualquier movimiento podría delatarla causando un desenlace terrible —o al menos eso ella creía ya que Mato no era una amenaza para ella—. Se quedó unas horas más para asegurarse que ya no había peligro y entrar desesperadamente en la seguridad del nido.

                                  . . .

Trataba de moverse, pero no podía sin que el dolor se apodere de él. El chico atacado por la vengamosca abrió penosamente los ojos pero sintió que algo estaba mal, que varias cosas estaban mal. Aclaró la vista, pero era difícil, de hecho, no veía nada del lado derecho.

—Oh, al fin despertaste —Una voz resonó por el lugar asustando al pequeño—. Tranquilo, no te asustes, no te haré daño. Dime... ¿Cómo te sientes? Ese rey vengamosca te hizo un desastre.

El pequeño no respondió, ni siquiera conocía el habla, pues él siempre vivió aislado del mundo en su nido bajo tierra.

El maestro hizo un movimiento brusco y la cría se tapó su ojo malo para que si es que atacara, no lo lastimara aún más allí. Trató de esconderse dentro de su nido pero no había hueco, ni tierra, ni plantas.

Se desesperó mucho, pero luego captó un cambio en su ojo lastimado. Al volver a tocar su cabeza, notó que tenía algo cubierto encima del ojo. Primero se lo sacó y revisó su ojo. se dió cuenta que había un líquido negro que brotaba de allí y una grieta en su cabeza, eso no mejoraba en nada su estado del ánimo ¡¿Qué le habían hecho?!

Lanzó un chillido de miedo, cuando recordó algo más: su hermana. Entró en desesperación y trató de moverse para largarse de ese lugar ¡Todo eso era una pesadilla! Nada podía empeorar cuando se quedó paralizado del dolor, aún tenía todas esas heridas y no estaba en condiciones de moverse mucho. No sabía qué hacer así que simplemente se tiró y se hizo del muerto. Mato estaba algo frustrado, pero trataría que el pequeño se tranquilice.

Otra oportunidad (está saliendo del hiatus poco a poquito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora