Otra oportunidad (está saliendo del hiatus poco a poquito)

Cap 7 [Alguien similar]

Rápidas y ruidosas pisadas resonaban por todo el lugar, levantando el polvo y la vegetación. Una joven criatura corría a toda prisa por el Sendero Verde, parecía ir a un lugar en específico, al igual que parecía que tenía prisa. A veces, se impulsaba con unas grandes alas azuladas para un salto más alto y aterrizaba limpiamente al otro lado

Una década aproximadamente había pasado desde que Milo fue rescatado por Mato.

Nadie decía conocer al pequeño, nadie fue a reclamarlo ni nada por el estilo, así que Mato se hizo cargo personalmente de su crianza adoptándolo, ya que se había encariñado con el chico.

Milo se había convertido en un gran explorador y con eso, un curioso de primera; aunque a veces, su curiosidad le traía problemas, como los que ahora se va a relatar:

La gente decía que había una misteriosa criatura en el Sendero Verde. Decían que tenía una vista y puntería formidables; además de saber esconderse bien y ser alguien con buena rapidez. Allí dice "puntería" ¿verdad? entonces, ¿cómo demostraba esa puntería? Con dagas.

Nunca se supo qué era esa cosa y últimamente estaba causando muchos estragos. Milo estaba decidido a averiguar quién o qué era eso. Pero él no vino sólo por ese rumor, sino para ver una leyenda y admirarla con sus propios ojos. Esta entidad si era más amenazante e incluso mortal que la anterior, lo llamaban "El Cazador". Sí, sí, probablemente pienses que este chico quiere morir, pero la verdad es que el sentido común no es algo que abunde tanto, en especial si hablamos de alguien con esas características.

Milo se detuvo de repente y sacó su mapa para analizar por donde ir primero. "Bueno, tal vez será mejor comenzar por lo más fácil y luego lo difícil —pensó Milo—. Si, primero la criatura y luego el cazador ¡Ah, esto se pone cada vez más emocionante!"

El chico empezó a ir más cuidadosamente y sin hacer tanto ruido como hace unos momentos. No quería ser acechado por alguien armado con dagas; él es quien quería acechar, aunque no con motivos asesinos, como sería posiblemente si es que aquella misteriosa criatura lo perseguía detrás de todos esos arbustos y escondites.

Cruzó por todo el lugar atento a la más mínima señal que le indicara que podría estar allí aquella cosa a la que tanto él quería encontrar, cuando entonces vio algo: un remolino de viento levantando algo de polvo arriba. Eso definitivamente no hacen los musgosos ni ninguno de sus tipos sin hacer algún ruido brusco de hojas —en realidad si hizo ruido de hojas, pero este fué uno mucho más suave de lo que suelen hacer los habitantes del lugar—. El corazón de Milo martilleaba de emoción.

Se preparó para esquivar el ataque sacando a medias sus alas y entonces...

¡¡Strin!! 

¡¡Straa!!

Dos dagas difíciles de esquivar salieron de unos arbustos, por poco y lo rebanan.

Aún no calculó bien cuál era su posición cuando como un rayo su contrincante lo golpea en la espalda, causando que Milo caiga boca abajo. Haciendo utilidad de sus grandes alas, se levantó al aire, haciendo que aquella criatura pierda el equilibrio y caiga despatarrada al suelo. Aprovechando el momento, Milo se escondió entre las hojas, pero como aún tenía sus alas abiertas listas para el vuelo, su brillo azulado era fácilmente visible entre todo ese verde y aquella cosa no tardó en descubrir su paradero. Allí Milo se dió cuenta de que él no era el único con alas.

Pequeñas alas marrones salieron de la capa hecha de hojas de la desconocida; además de sacar un par de dagas amenazadoramente. Con las pequeñas alas ya antes mencionadas, se impulsó con rapidez hacia adelante. Justo entonces, Milo volvió a hacer un doble salto con sus alas, pero su contrincante ya se sabía ese movimiento y alzó una daga hacia arriba, causando un corte no profundo, pero muy doloroso.

Milo soltó un alarido de dolor que sobresaltó a su atacante, haciendo que vuelva a desestabilizarse y, sumado a la inercia que causó el ir muy rápido y parar de repente, cayó hacia una piscina de ácido.

El bicho de alas azules se quedó petrificado mirando por donde había caído la desconocida ¿Acaso él era el culpable de una vida menos en la faz de la tierra? Esa idea lo aterraba. Lentamente se acercó a la piscina de ácido y entonces sintió una ráfaga de felicidad al ver que se había salvado nada más y nada menos porque había clavado su daga por la pared.

Ahora la criatura se estaba sosteniendo penosamente por su arma con el resto del cuerpo colgando, tratando de encontrar una grieta por la cual apoyarse y no caer, puesto que la daga y la pequeña grieta a la que estaba clavada, empezaban a ceder.

—¡Oye! sé que recién traté de matarte, pero ¡¡AYÚDAME TE PIDO!! —la voz de esa cosa, le sonaba extrañamente familiar a Milo, aunque aquella pronunciación sonaba penosa.

Milo se apresuró a ofrecerle se temblorosa mano y ella rápidamente la agarró. Con algo de esfuerzo y aleteos de parte de Milo, aquella criatura logró salir de aquel precipicio.

—Mis alas son muy chicas para volar —se explicó la criatura.

Hubo un silencio algo incómodo. Durante ese silencio, ambos se miraron de pies a cabeza, allí Milo pudo ver que había algo de parecido entre ellos "Tal vez seamos de la misma especie" pensó con felicidad, hasta el momento, no había encontrado nada parecido a él. También vió que ella tenía una grieta alrededor del ojo, que sus alas eran más opacas que las de él y que tenían aproximadamente la misma edad

El silencio fue roto de repente, cuando un pequeño ruido de hojas sonó hacia atŕas de nuestro protagonista. Milo giró la cabeza para divisar la fuente del ruido... era sólo un trepamusgos. Al girar la cabeza se encontró con que aquel extraño bicho se había ido.

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¿Dos capítulos largos? ¡¿En dos días?! ¡¡UN MILAGRO!!

Weno, no sé cómo pasó exactamente esto, pero aquí está.

Tuve mucha inspiración últimamente y lo hice, será una historia con muchas vueltas.

Arriba está la imagen como para que se imaginen cómo ella luce apróximadamente, solo... ignoren que tiene atrás un aguijón e imaginen que es una daga.

También que, si prestan atención, verán que sus diálogos son más simples que el resto. Esto es porque ella creció sin tutores, y sólo conoce el idioma a medias. No sabe hablar bien con formalidad, además de tener mala pronunciación.

Mato, perdóname por haberte hecho esto, pero la historia debe seguir.

Sin más que decir...

byyyeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee