8.

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-Estoy cansado, Bonnie, no me escuchan. No importa que haga, no soy lo suficientemente bueno.- Se quejaba Monty.

-Vamos, yo se que eres grandioso, Monty, y dejame decirte que no importa lo que ellos digan, sino lo que tú pienses, y déjame decirte un secreto, aquí entre nosotros... Tú, eres una superestrella.- Dijo Bonnie, sonriendole, poniendole sus lentes al lagarto.

-Pero... Estos son tus lentes de la suerte.-

-Y ahora son tuyos, ¿Ahora sí me crees que eres increible? No se los daría a un bueno para nada.-

Las palabras de Bonnie siempre eran las que más lo calmaban, aquellas que lograban tocarlo tan en el fondo, aquellas que creía.

Monty no deseaba recordar, dolía, pero no quería olvidar.

Bonnie, Bonnie, Bonnie, Bonnie...

Un nombre que de su mente no salía y se repetía una y otra vez... Lo extrañaba tanto, tanto, tanto.

-¡Dios! Que imbécil.- Dijo Bonnie para luego comenzar a reir.

-¡Vamos! Fue una buena broma, Bon, admitelo.- Dijo Monty, sonriendo.

Sonriendo, porque con Bonnie, siempre estaba feliz.

-Sí, bueno, quizas si fue muy buena.-

Ambos reían, juntos.

Aún ahora recordaba tan vagamente la risa de Bonnie, su voz diciendole que todo estaría bien, que no era un fracaso.

Conservaba sus lentes, y ahora tenía su instrumento, tuvieron que mejorarlo para cumplir el rol de Bonnie, incluso Monty sabia que jamás sería tan bueno como él.

Recordaba que cuando iban a las presentaciones, cuando tocaba, pensaba en Bonnie.

¿Bonnie, acaso me estas mirando ahora, donde sea que estes?

Perdón si no lo hago bien, pero ya te lo he dicho, jamás podré ser como tú.

Porque no soy tú, y yo sé quien eres tú.

Se sentía patético. Monty recordaba cada cosa, su última charla, la despedida, jamás pensó que sería la última vez que lo vería. Y encima, todos le culparon de su muerte, ¡Nadie le creyó! Nadie, nadie, nadie.

Pero no importaba, ¿Cierto? Bonnie lo dijo, que... No importa lo que piensen otros, solo lo que uno mismo piensa.

Aun así, dolía el rechazo.

Los susurros, y los señalamientos. Ser llamado asesino, violento...

¡No era su culpa ser así!

Monty comenzó a tirar cosas en su cuarto, otra vez, romper posters, todo, ¡No merecía nada! No era... Especial o magnifico, tampoco amado como Bonnie.

Bonnie, Bonnie...

Por favor, Bonnie, regresa.

Y con eso en mente, Monty terminó sentado en su sofá, dormido. O mejor dicho, en un modo de reposo, quizás así, dejaria esos malos pensamientos, quizás así, el dolor se iría.

Amaba recordarlo, pero dolía como el infierno.










Sun había decidido ir a verlo, habían pasado 4 horas desde que estuvo con el y se fue, tomó el valor de entrar a su habitación, estaba oscuro todo pero podía ver en la oscuridad.

Miró todo con curiosidad, la misteriosa y privada habitación de Monty. Todo estaba destrozado, tods su mercancia, como si se odiara a sí mismo, pero entonces, lo vió.

Monty reposando en su sofá, en sus manos tenía un peluche de Bonnie. Tambien había posters de este, pero... Sin tocar, intactos, como si lo apreciara tanto. En uno de ellos, estaba escrito muchas veces el nombre de Bonnie y la palabra "Vuelve".

Entonces, Sun lo supo. Eso, eso era lo que hacía a Monty estancarse, encerrarse, perderse en...

-¿Qué haces aquí?- La voz molesta de Monty lo sorprendió.

-Oh... Monty, yo... Lo lamento, no contestabas, me preocupé y...-

-¡FUERA! ¡LARGO DE AQUÍ!- Gruñó, lanzando al suelo una estanteria cercana a este.

Sun se sobresaltó y se disculpó muchas veces hasta salir corriendo. Nuevamente soledad, silencio.

Monty solo sentía vergüenza, molestia, no quería que vean esa faceta suya, la debilidad, la miseria, el dolor...

Y Sun, más que tristeza por el rechazo...

Solo sentía la necesidad de abrazar y sanar las heridas del lagarto.

Porque, sí. Sun, en ese momento, pudo ver tristeza en sus ojos, quizás no expresivos, pero, podía percibirlo.

Y quería ayudarlo a salir de su oscuridad.

Luz en mi oscuridad. [MontyxSun/Moon|FNAFSB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora