Capítulo 34: Piel Dorada

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Fotografía de Matt

— ¿Por qué mejor no miras hacia atrás?— Preguntó mi tío embosando una sonrisa sobre su rostro.

— No caeré en esa— Respondí sujetando firmemente el cuchillo en su dirección.

Pero de repente sentí que alguien estaba parado detrás de mí, creí que era mi imaginación, que mi cabeza me estaba jugando una mala pasada, pero de pronto aquélla persona detrás de mí pronunció mí nombre, helándome completamente la piel.

— Matt...

Mi respiración se cortó por un pequeño momento al escuchar su voz, giré un poco mi cabeza y logré observar por el rabillo de mi ojo izquierdo como aquélla persona estaba de pie detrás de mí, apuntándome directamente con una pistola.

La misma que había quedado quedado atrapada debajo del sofá. Al parecer se había tomado la molestia de agarrarla mientras yo estaba distraído.

Al ver su fría mirada llena de decisión, comprendí, que posiblemente ese sería mi fin.

— Margaret...— Pronuncié su nombre con mucho terror.

Mi tía estaba detrás de mí empuñando la pistola entre sus manos, sin temor alguno, con sus ojos completamente rojos y llenos de lágrimas.

— ¿Qué esperas? ¡Disparale!— Ordenó mi tío con mucha emoción.

—Margaret...

— Tranquilo Matt— Respondió mi tía limpiando sus lágrimas— No te dispararía, sería una idiota si le disparara a la persona que salvó mi vida.

De repente pasó de apuntarme a mí a apuntar directamente a mi tío, el cuál seguía con una sonrisa cínica sobre su rostro.

— No me hagas reír, no serías capaz de dispararme— Soltó Miguel con un tono de burla.

—¡Cállate!— Exclamó Margaret con firmeza— Ya no tienes nada con que amenazarme, finalmente seré libre.

— ¡Ja! Ahora es que me sobran ratas para jugar, toda tu familia está aquí, y mientras estén cerca de mí me podré desquitar con cualquiera de ellos.

No estaba entendiendo un carajo...

—¡Ya basta!— Exclamó Margaret con lágrimas sobre sus ojos— ¡Ya no más! ¡Ésto se acabó! Mi familia y yo nos iremos lejos de aquí, y tú no nos podrás encontrar... Te pudriras en la cárcel.

— Frey lo sabe todo, tarde o temprano te encontraremos— Respondió mí tío con una sonrisa firme.

Mi tía jaló del gatillo y disparó esperando que la bala lo alcanzara pero fué en vano, mi tío de repente se lanzó por la ventana que estaba justo detrás de él, la misma ventana que había roto la bala que él mismo había disparado hace pocos minutos atrás. La bala pasó a lo largo, quizás por unos pocos segundos de diferencia le hubiese acertado, pero cuando disparó ya era tarde, mi tío ya se había aventando por la ventana.

Ambos corrimos en dirección a esa ventana y cuando nos asomamos, nos dimos cuenta de que habían unas escaleras de hierro que conducían hacia el piso de abajo y hacia el tejado. Las escaleras se estaban moviendo con brusquedad, pero debido a la intensa oscuridad no sabíamos que dirección había tomado.

— ¡Maldición! ¡Se escapó!— Exclamó mi tía con mucha frustración.

Mi tía dejó caer el arma sobre la mesa y dejó caer su cuerpo sobre una de las sillas, tomó la jarra de jugo y se sirvió un poco sobre un vaso. Ésto no era CSI, no podíamos ir detrás de él para capturarlo, sería una locura teniendo en cuenta que había un arma de por medio.

毒: POISONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora