Capítulo 42: La Noche del Asesinato

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Fotografía de Doku

El verano nunca antes había sido tan frío y desolado.

Cerraron el acceso a las habitaciones de la universidad, todos los estudiantes viajaron de regreso a sus hogares en verano, incluyendo a Daniel, el cuál antes de irse lucía muy triste y desanimado, un día antes de subirse al autobús, nos dijo a Tyler y a mí que estaba pensando en abandonar la carrera y comenzar a estudiar en otra universidad.

Después de eso, Tyler desapareció, de una noche a otra, dejó de responder mis mensajes, nunca más comentó alguna de mis publicaciones y su vida pasó a ser un completo misterio para mí. Cómo si la tierra se lo hubiese tragado sin dejar rastro alguno...

Incluso, el tiempo jugó en mi contra y me hizo pensar en cierto momento de si realmente había conocido a Alicia o todo había sido parte de mi imaginación, ya que ahora solamente la veía en carteles y vallas publicitarias, su rostro lucía tan familiar y cercano, pero a la vez tan distante y desconocido. Habían noches en las que intenté escribirle pero nunca fuí capaz de enviar un mensaje, sabía que estaba ocupada con los negocios de su padre y mis mensajes solamente la distraería de sus tareas tan importantes.

Al menos a Lillie me la encontraba todos los domingos en la panadería, comprando pan de mantequilla.

Por otro lado, con las habitaciones del campus cerradas, me mudé a vivir nuevamente con Doku, en esa vieja y extraña cabaña detrás de las habitaciones, fué así como me enteré que Doku le pagaba al guardia de seguridad y al supervisor del edificio por dejarlo tener esa cabaña en ese lugar tan extraño.

Pasaba mis tardes leyendo libros en compañía de su gato pantera, luego salía a hacer ejercicio y regresaba más tarde para tomar una ducha en los baños públicos de la facultad de deportes, aveces me entraba un impulso y me colocaba las chaquetas y pantalones de Doku sin que el me descubriera, incluso intenté fumar uno de sus cigarrillos pero me ahogué y casi moría en el intento.

Doku siempre estuvo a mi lado, el olor a nicotina se volvió un dulce placer en naríz. Algunas noches desaparecía pero a la mañana siguiente regresaba, después de todo, yo me había quedado sin empleo y él seguía haciendo pequeños trabajos para poder conseguir algo de dinero y así poder sobrevivir.

Algunas noches salíamos del campus y caminábamos por la ciudad, nos acostabamos sobre el césped de los parques a observar las estrellas y armar constelaciones, otras veces simplemente nos sentabamos en un banco a comer helado y platicar de lo triste y miserable que podía llegar a ser la vida.

Cuando conocí a Doku, no entendía su pesimismo y su lamentable falta de sensibilidad, pero ahora podía comprenderlo, incluso hablábamos el mismo lenguaje decepcionante. A tal punto de pasar horas y horas hablando de humor negro y de palabras con doble sentido.

Me enseñó algunas palabras en japonés, groserías en su mayoría...

Era reconfortante saber que al final del día tenía a alguien que si podía estar para mí, durante todos los días de la semana y durante todo mi verano, esperando para tomarme de la mano y luego darme un beso en la frente, cómo señal pura y legítima de su muestra de amor y cariño...

Daría todo lo que fuese por pasar otro verano junto a él.

Pero, como todo lo bueno tiene que acabar, el verano llegó a su fin.

毒: POISONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora