Extra #3

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Slenderman

Era demasiado difícil que un ser sobrenatural como yo pudiese encontrar algo a lo que los humanos normales les suelen llamar «amor».

Solamente una vez en mi existencia había podido experimentar un poco de su calidez, misma que se apagó tan rápido.

No es un secreto que antes de mi deformidad, fui un humano común y corriente, hasta que fui parte de un experimento que, por obvias razones, salió mal.

Desde entonces, sólo la oscuridad y maldad habita en mí, como también toda esperanza de que en algún momento pueda encontrar calidez en mi alma perdida, o que alguien se fijara en mí más allá de lo que mi terrorífico físico pueda mostrar.

Como mencioné antes, eso sólo una vez había sucedido.

Ahora, desde algún momento, todo eso me ha dejado de importar. Ahora no me importa que quien me vea salga huyendo, de hecho, me gusta tanto inspirar terror tanto a adultos como a niños.

Sobre todo a estos últimos, que me los llevo y los mato, no siento remordimiento por eso, como también lo hago para que sus imbéciles padres se den cuenta de que no le prestaron la suficiente atención a sus niños, como para dejarlos ir solos al bosque. A mi bosque.

Por supuesto que a lo largo de mi existencia, han habido personas que han logrado escapar de mí. Y gracias a esos sobrevivientes, han creado miles de cosas con mi nombre y apariencia, como videojuegos, historias sobre mi "origen" y películas.

También a lo largo de mi existencia he conocido a lo que ahora yo le llamo "familia", todos igual de retorcidos, deformes o muertos, que yo. La primera a quien encontré, fue a Sally.

Estaba vagando por el bosque, no paraba de abrazar a su pequeño y desgastado osito, apretándolo contra su pecho, y tampoco dejaba de llorar.

Desde lejos creí que era una niña normal, alguien que se había perdido de nuevo y se había lastimado, pues su ropa rasgada y ensangrentada me lo confirmaba. Así que pretendí hacer con ella lo que hacía con todas mis víctimas; atraerla hacia mí, llevármela y matarla.

Pero mientras más me acercaba, más confundido quedaba, sobre todo al percatarme de que su mirada verdosa estaba llena de desesperación y dolor, y también el hecho de que sus pies estaban separados del suelo por dos centímetros, dándome a entender que ella era un fantasma.

Su rostro estaba sucio y manchado de sangre, había un punto en específico de su frente que borboteaba sangre y la deslizaba por todo su rostro, sus labios temblaban y su mirada demostraba temor.

¿Qué le habían podido haber hecho a esta pequeña? Sé que es irónico que lo pregunte ya que yo asesino a niños.

Me incliné hasta su altura y sus ojos no demostraban temor hacia mí, ni desprecio. No sabía si sentirme bien al respecto, o darme igual debido a que ella está muerta.

Pero también cabe la posibilidad de que ella no sepa que está muerta.

-Te ves tan triste y perdida -Comprendí que no me escuchó, de hecho, hundió el ceño e intentó cubrirse los oídos. Sólo entonces suspiré, no recordaba que no pueden escuchar nada más que un simple y extraño ruido que a veces puede dejarlos incluso sordos.

-¿Qué fue eso? -Su voz tierna y apagada se oyó sorprendida, intenté suspirar, pero sólo comencé a hacerle señas. Creí que no las iba a entender, pero ella simplemente asintió con la cabeza.

-No estoy perdida... Ahora soy un fantasma -El puchero que hizo comprimió mi corazón, ¿Quién la pudo haber dañado tanto? Llevé mi enorme mano hacia su cabeza y comencé a acariciar su cabello despeinado, acomodándoselo un poco.

Mi Error (Jeff The Killer Y Tú) ~Terminada~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora