Cap 24

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___ Wright.

Cuando me di cuenta de que Aidan había dejado la habitación, más bien, lo obligué a salirse de la habitación, noté la necesidad que tenía de tocarlo, de escuchar su voz, de sentir sus dulces y delgados labios sobre los míos, de sentir su cuerpo sobre el mío... ¡Dios! Lo amaba, y despertaba tantas cosas en mí que no era posible estar sin él ni un segundo. Limpié las lágrimas que habían salido de mis ojos después de la pelea que habíamos tenido y di un respingo cuando Liam se apareció frente a mi rostro.

- ¿Acaso quieres que muera de un infarto? - Exclamé después del susto que me dio.

- No, eso no. -

Reímos un poco y después su dedo índice apartó un mechón de cabello de mi rostro poniéndolo justo detrás de mi oreja. Una lágrima salió de su órbita. Él la notó y rápidamente la limpió con la yema de su dedo pulgar. Trazó una línea suave en mi mejilla y me sonrió gentilmente.

- Aquí estoy. Siempre tuyo. -

Me abalancé cuidadosamente sobre él y me solté a llorar como niña de tres años. Su mano acariciaba mi espalda mientras mis pulmones dejaban salir tantos sollozos como gemidos. Tomé una bocanada de aire y dejé que las últimas lágrimas salieran lentamente.

- ¿Por qué, Liam? - Pregunté aunado a un suspiro casi interminable.

- ¿Por qué, qué? -

- ¿Por qué yo y no otra chica? ¿Por qué ese hombre me vió como una presa y no a otra? ¿Por qué? -

Nos quedamos un momento en silencio, sin articular palabra ni sonido.

- No pienses así. Hay chicas que las han matado de una violación y creo que deberías agradecer porque no fuiste una de ellas, porque Cody llegó deprisa a ti, porque pudiste ser salvada mientras que para otras ya era muy tarde. - Me miró fijamente a los ojos. - Pero no hablemos más de eso. -

Tragué saliva.

- Aidan vino. - Solté.

Liam esperó a que siguiera hablando.

- Me engañó, ¿Sabes? Se revolcó con otra mujer mientras estaba en Sídney y, y me dolió. - Admití.

- ¿Qué le dijiste? -

Una lágrima salió nuevamente invadiendo mi mejilla.

-  Le dije que se fuera. - Susurré con la voz quebrada. - Ni siquiera dejé que me explicara. - Sollocé. - Debiste ver su cara... Nunca lo había visto así, jamás, y me siento terrible por eso. -

- Hiciste lo que tu corazón te dictó, ¿No es así? - Preguntó mientras acariciaba mi mano.

- No, hice lo que mi enojó me dictó. -

Era cierto. Si yo hubiera tomado las decisiones y no mi enojo, le hubiera dado una oportunidad a Aidan de explicarme lo que había pasado.

- Tienes tiempo de resolver esto, nada está perdido para siempre.- Dijo.

Lo puse justo frente a mi rostro. Miré sus labios que me invitaban a besarlos, que me tentaban a lamerlos tan despacio y morderlos. Mis manos viajaron hasta su rostro, tomándolo entre ellas y acercándolo más a mí. Una de sus manos alcanzó mi torso y lo acarició lentamente.

- ___... -

- Solo... Bésame, ¿Quieres? - Le pedí.

Se acercó más a mi rostro hasta que pude sentir sus labios rozar los míos. Se separó e hizo una mueca. Volvió a acercarse a mí y atrapó mis labios entre los suyos mientras me abrazaba por el torso y pegaba su cuerpo al mío. Le dió una pausa a nuestro beso para respirar y volver a envolverme en esos suaves labios de él. Lamió mi labio inferior y yo mordí el suyo. La velocidad del beso de repente incrementó mientras el sonido de la máquina que registraba los latidos de mi corazón lo hacía también.

Sex instructor | Adaptación AG #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora