Cap 7

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___ Wright.

Eden tomó el labial rojo para emabarrarlo delicadamente en mis labios.

- ¡Te vez preciosa! - Exclamó mientras sonreía tiernamente.

- Gracias. Pero tú hiciste todo el trabajo. -

- Pero la belleza es tuya, yo solo le di un toque especial. -

Moví la cabeza y me le quedé viendo a Eden. Alzó la mirada y vio a su novio.

- ¿Tú que me ves? -  Lo enfrentó llevándose una mano a la cintura y ladeando la cabeza.

- Estás preciosa. -

- ¡Amor! - Soltó un chillido.

Se acercó a él y se empezaron a besar.

- Bueno, tengo que irme. -

- Oh, si quieres te llevamos. - Ofreció Eden.

- ¿No les importaría? -

– ¡Bah! Para nada. – Dijo Cameron mientras tomaba a Eden de la mano y se acercaban a mí.

– Vámonos. – Dijo Eden.

Subimos al auto de Cameron, un mustang viejísimo. Su abuelo se lo había heredado cuando cumplió dieciocho y obtuvo su permiso para conducir. Salimos de los suburbios, del feo lugar donde vivía. Tomó una curva y de inmediato nos encontramos con la carretera para ir a la ciudad. Pasamos la caseta y después vinieron los enormes edificios, ahí, donde mi papá me había llevado hace unos años. Me asomé por la ventana y a unas tres calles vi el hotel. "Hotel Sheraton" leí en silencio.

- Bueno, llegamos. - Dijo mi amiga mientras su cabeza se asomaba por la ventanilla.

– Bueno. – Suspiré.

Abrí la puerta y bajé lentamente. Eden me habló a lo lejos.

- ¡Todos los detalles! - Gritó antes de que Cameron arrancara y se fueran por completo.

Me di la vuelta, viendo el lujoso hotel. Me acerqué y abrió la puerta de la entrada justo cuando me vio.

- Buenas noches. - Dijo mientras bajaba un poco su sombrero y me regalaba una sonrisa.

Le devolví la sonrisa y me metí al hotel. Había gente vestida con trajes, mujeres con vestidos hermosos, niñas con brazaletes de diamantes y niños con peinados formales. Fui hasta una pequeña salita, nadie estaba ocupando los sillones así que tomé asiento. Jalé el vestido para que me cubriera al menos las rodillas, pero solo logre arrugarlo.

- Señorita, se ve realmente bien. -

Cerré los ojos y dibujé una sonrisa en mis labios mientras sentía su aliento contra mi piel. Me puse de pie. Me di vuelta y miré sus ojos verdes, su peinado perfecto, su esmoquin y la pequeña rosa que se acomodaba en el bolsillo del saco. Tenía las manos en los bolsillos y una sonrisa de oreja a oreja. Dios mío, era perfecto.

- Profesor. - Dije con un tono casi poético.

- Señorita Wright. - Ladeó la cabeza y sacó un puro de sus bolsillos. Lo mordisqueó entre sus labios y volvió a sacarlo.- La verdad es que nunca me ha gustado esta porquería. -

Reí.

- Pienso que es una forma de malgastar la vida. -

– Oh, pero nada como un cigarro y una bebida cuando no se tiene compañía. -

- Nunca lo he intentado. -

- Por eso llegué a su vida, señorita Wright, porque quiero enseñarle los placeres de la vida. - Alzó los brazos y junto con ellos se alzó el saco. Reí un poco cuando hizo un gesto de hombre codicioso y avaricioso. - ¿Empezamos la clase? – Preguntó mientras me ofrecía su brazo.

Sex instructor | Adaptación AG #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora