💢Mal humor💦

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Ciel a tenido reuniones, cientos de reuniones de la compañía pero a decir verdad las detestabas a morir. Solo le emocionaban de aquellas que incluía un juguete nuevo o una línea de dulces nueva, ¿pero está? Era la peor de todas, inversionistas, accionistas, equipo contable, tesorería y otras personas con cargos aburridos con números hacían querer mandarlos a la mierda y huir lejos.

Pero no podía, era el jefe, el que estaba a cargo y debe mantener el control de todo. Pero era demasiado.

Sus ojos casi se cerraban por escuchar a esta gentuza, estaba apoyado con una mano en su cabeza y otro jugando con punta de la cinta de su lazo del traje, aveces bostezaba y se acomodaba en su gran asiento haciéndole ver pequeño.

Estaba cansado, era tarde ya y su hora de la siesta ya estaba a punto de terminar, y eso significaba que pronto debe seguir con el papeleo.

Quería llorar, gritar y patalear, pero solo lo podía hacer en su mente, cuando la jodida reunión termino y todos se fueron de la sala excepto el Conde dejándolo solo, el pequeño dio un suspiro de alivio y se llevó el pulgar a la boca, se dio cuenta que lo hacía mucho últimamente cuando quería un tiempo para relajarse un poco.

Succionando su pulgar el niño no se movió de su asiento, Ciel estaba tan perdido en sus pensamientos que no noto que su mayordomo entro a la sala, mirándolo con ternura Sebastián solo lo levanto y dejó que apoyará su cabeza en su hombro queriendo dormir.

Pero para su desgracia aún seguían en la compañía y debían irse, el carruaje los espera con Tanaka.

- joven amo debemos irnos - dice suavemente sacando con delicadeza el dedito de la boca del niño quién solo un quejido indignado

Ciel le lanzó una mirada molesta y se metió otra vez el dedito a la boca pero Sebastián se lo volvió a sacar.

- nada de dedos en la boca joven amo, debemos llegar a casa primero.

Pero en respuesta el niño hizo un puchero y su ojo se cristalizaba y podía ver una mancha húmeda formarse debajo del parche. Sebastián odiaba quitarle su comodidad, era obvio que el niño estaba cansado, malhumorado y todo se debió a esa maldita reunión que se pasó de hora de la cita programada.

Ciel empezó a sollozar,¿ porque no lo dejaban en paz? Quería dormir, pero no estaba parche  su vista y solo le quedaba su dedito para dormir.

- si, si lo sé, Sebastián está siendo el malo pero le recuerdo que no estamos en casa, cuando lleguemos al carruaje podrás dormir todo lo que tú quieras.

Con pesar el mayordomo bajo al niño pero este levanta los brazos para ser levantado de nuevo, pero como Sebastián se negó en hacerlo empezó a llorar y a dar un saltitos para ser levantado.

- S-Sebastian! Arriba! Arriba! Porfavor...- dijo suplicante, su cuerpo estaba cansado y la cabeza le dolía, sollozando y rindiendose Ciel pisa fuerte el piso para ganar su atención.

Al demonio le dolía el corazón solo escucharlo llorar pero no podía, tenían una imagen que mantener y el perro guardian de la reina no puede hacer berrinche. Sebastián se agacha y con un pañuelo seca las lágrimas del conde.

- ya ya shhhh se que estás cansado pero no puedo llevarte en mis brazos ahora - y con eso tomo su pequeña mano y los dos salieron de la sala, no si antes tomar la capa, el sombrero de copa y el bastón del niño.

Por suerte todos los empleados estaban ocupados para ver la cara hinchada del niño por el llanto, Ciel se mordía el labio y trataba de calmarse para no hacer una rabieta.

Sebastián miraba de reojo al niño chasqueando la lengua aceleró un poco el paso para salir de ahí y poder dormir a Ciel en el carruaje, estaban apunto de llegar a la puerta, cuando una persona robusta choco con ellos haciendo caer al conde quién soltó un pequeño grito pero llamo la atención de todos.

Esto es un desastre antes los ojos de Sebastián, Ciel temblaba tratando de no llorar frente a todos, pero la caída le dolió, sus rodillas estaban raspadas, se mordió el labio y mira Sebastián buscando ayuda, quien se agacha para ayudarlo a levantarse y dándole un mirada de disculpa.

La persona robusta huyó cuando vio que era el jefe pero a Sebastián no le importaba solo Ciel, el niño que luchaba contra el llanto. En un movimiento rápido saco Ciel casi cargándolo hasta que llegó al carruaje y le dio la orden a Tanaka de arrancar.

En un segundo solo se escuchaba el llanto del niño, el demonio lo tenía en su regazo meciendolo y dándole palmaditas en la espalda.

- ya ya shhhh ya pasó joven Ciel

- d-duele! Fue malo!

- lo sé lo sé, Sebastián se encargara de esa persona fea que te hizo caer.

El demonio beso sus rodillas y le dio un beso en la frente, para luego ver como el conde que un hipaba cerraba sus ojos, Sebastián guía su dedito a la boquita del niño.

- ahí está, ya puedes dormir y yo estaré aquí.

Y con eso Ciel cerro los ojos, chupando su pulgar y apoyando su cabeza en el pecho de Sebastián escuchando su corazón latir lento y constante.

Cuando por fin llegaron a la mansión Sebastián lleva al niño dormido en brazos hacia su habitación, acostandolo en su cama y con cuidado le pone una ropa más cómoda. Con su peluche a su lado y su dedito en la boca el demonio deja la habitación del pequeño.

Sebastián satisfecho busca opciones de como matar a gente robustas en silencio.

Pequeño CondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora