⏱️Silla de castigo⏱️

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Era una tarde en la mansión Phantomhive, la señorita Lizzy visitaba a su primo, quería jugar un par de juegos de mesa como también tener una hora del té con él.

Lizzy a venido en varias ocasiones y el Ciel frío y distante que solía conocer a ido cambiando, estaba más feliz y risueño, desprendía un aire infantil pero aún podía ser serio. Pero a Lizzy no le importaba quería a su primo tal y como es.

Pero hoy obtuvo una gran sorpresa cuando encontró a su primo Ciel sentando en una pequeña silla mirando hacia la esquina de la pared de su oficina. Ciel estaba haciendo pucheros y se limpiaba su ojo, la muchacha estaba confundida¿Que le pasó a Ciel?

Su pregunta fue respondida por Sebastián. Quién la guío fuera de la habitación antes que intentar hablar con Ciel.

- señor Sebastián que está pasando?- pregunta finalmente. La curiosidad y duda la carcomen

- verás señorita Lizzy, Ciel está castigado.

La respuesta fue tan simple y sencilla como si eso pasará todo los días.

- castigado? Porque?

-hizo un rabieta en el almuerzo, no quería comer sus verduras y arrojo todo al suelo.

Lizzy miraba anonadada lo que acaba de escuchar de la boca de este señor, su primito hizo un berrinche por no comer? No tiene sentido, ¿Porque se está comportando un conde así? Una cosa es crea en el hada de los dientes aún pero ¿Esto?

Sebastián mira a la joven señorita, podía escuchar sus neuronas moverse a toda marcha intentando entender. Y la puede entender Ciel nunca demuestra su faceta completa a alguien más que no sea ellos, así que puede ser extraño para Lizzy encontrar a su primo, el conde y dueño de una gran  compañía este haciendo berrinche como si tuviera cinco.

Pero Sebastián puede arreglar esto. Con un último vistazo a Ciel, lleva a Lizzy a un lugar más apartado.

- señorita Lizzy me gustaría platicar con usted acerca del joven amo, pero esto debe quedar entre tú y yo, como el resto de la mansión, puede prometer eso?

Las palabras de Sebastián dejaron en duda a la rubia pero asiente, todo por su adorable Ciel.

- lo prometo señor Sebastián, porfavor dígame.

- bueno como te has dado cuenta Ciel ya no está actuando tanto como un adulto verdad? - ve como la joven asiente - esto se debe a su trabajo ajetreado y para poder disminuir su estrés cuando tiene tiempo libre y de descanso su mente retrocede un poco y cree que es un niño pequeño o un bebé a veces. Es una manera de sobre llevar su carga, entendio algo señorita?

- no del todo...- la rubia aún seguía algo confundida. - ¿Como que retrocede?

Con calma Sebastián le vuelve a explicar.

- sucede que el trabajo del joven amo es estresante para alguien que sólo tiene once años, después de todo sigue siendo un niño pequeño que necesita atención. Así que cuando el joven amo termina su papeleo y su trabajo pesado su mente quiere retroceder, ser un niño nuevamente, sin estrés o ansiedades, así que se comporta y juega como uno.

Sebastián le relata algunos sucesos de Ciel y su comportamiento infantil e incluso lo que lleva debajo de los pantalones para evitar accidentes, Lizzy escuchaba atentamente y comprendía del todo, e incluso entre más hablaba Sebastián más quería cuidar de su pequeño Ciel.

Le hacía ilusión poder proteger a alguien que quería mucho. Aunque fueron comprometidos desde pequeños Lizzy nunca lo miro como una pareja siempre lo miro como un hermanito menor que tiene que proteger. Cuando Sebastián terminó su historia Lizzy ya quería verlo, y justo a tiempo el castigo termino así que ambos fueron a buscar al pequeño.

Al abrir las puertas de la oficina Ciel aún seguía ahí sentadito en su silla pero ya no lloraba, y se estaba chupando el dedo pulgar hasta que vio a Lizzy entrar y se lo saco rápidamente apartando la mirada sonrojado. Se preguntaba cuando llegó, no la escucho y no recuerda si debían reunirse hoy.

Mientras que Ciel buscaba una excusa perfecta Lizzy solo se acercó y abrazo a Ciel, en movimiento la rubia se sentó en la sillita y puso a Ciel en su regazo acostandolo en sus brazos,  toma la manito de Ciel y empuja su dedo pulgar a su boquita.

Ciel estaba nervioso y rojo como tomate ¿Que fue eso? Porque lo trata así? Se retorcía un poco y saco su dedo pulgar para hablar pero antes formar palabras Lizzy hablo .

- ya lo sé Ciel, y no te preocupes tú secreto está a salvo conmigo, y no pienses menospreciarte, no eres un adulto eres mi pequeño primo que lo amo como un hermanito, y te protegere siempre. Así que relájate y se tu mismo.

Ciel escuchaba sus palabras, miraba a su prima mayor y en su mirada había calidez y honestidad, poco a poco sin dejar de verla se lleva su pulgar nuevamente a la boca y empieza a succionar. Lizzy encantada empieza a mecerlo y a cantar. Creo que visitará a su primo con mas frecuencia.

Sebastián organizó una hora del té para los jóvenes, Ciel disfruto su merienda de galletas tenía sus cachetes manchadas de migajas y crema, su prima le ayudo a limpiarse con un pañuelo, estaba feliz de ayudar a su primito.

Lizzy se quedó el resto de la tarde, jugo con Ciel todo lo que pudo y lo cuido a la hora de dormir su siesta.

Cuando la joven señorita volvió a su casa, en su mente está la imagen de Ciel chupando su chupete y su conejito al lado mientras dormía. Al llegar a su casa y lo primero que le pidió a Paula que comprara más peluches y los más bonitos posibles, su Ciel se merece lo mejor.

Pequeño CondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora