🔥 Rabietas 💢

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Las rabietas eran algo común en los niños pequeños, eso lo sabe bien Sebastián. Pero joder ¿porque las rabietas del amo debe incluir destruir tazas?

Cuando está molesto por una investigación y las cosas no están yendo bien para atrapar al culpable, el niño tan pequeño y frágil era capaz de lanzar una taza con fuerza a cualquiera sin importar si le atina o no.

Hoy no era excepción su joven amo estaba molesto acerca de su trabajo y la ya tenía la taza en sus manos listo para arrojar, pero Sebastián ya tuvo suficiente. Antes que pudiera reclamar tomo al niño en brazos.

- que? Que estás haciendo?! Bajame ya! - dice con la taza de porcelana fina en sus manos.

- ya me cansé joven amo, tu rabieta debe parar en este instante- dice quitándole la taza antes que pudiera lanzarla

- no estoy haciendo eso!

Aunque lo niego, Ciel se cruza de brazos haciendo un puchero, estaba molesto ¿No puede comprender este demonio que la investigación se está retrasando?

Sebastián suspira rodando los ojos, el niño sigue molesto y más de lo habitual. Algo que no entendía la investigación del asesino en serie no es tan difícil de resolver, es más ya tenían al sospechoso en sus manos, entonces ¿Que tiene el niño así tan enojado?

Sebastián se dio cuenta que de algo, los pantalones del niño estaban fríos, miro el reloj y su hora de dormir la siesta ya se acercaba. Debe ser eso, aunque la investigación no fue difícil este día lo fue, muchas cosas que hacer en esta mañana, buscar al culpable, reuniones, entrevistas, un pañal mojado y su siesta acercándose era un batido de una rabieta por cansancio.

El pequeño conde está cansado, y Sebastián sabe qué hacer para que la vajilla no corra peligro.

- joven amo, ¿Vamos a cambiarte y darte algo de comer? Te ves agotado. - dice sin esperar respuesta alguna de Ciel, abrió la puerta y se fue de la oficina a la habitación del conde.

En el trayecto el niño se retorcía en sus brazos pataleando ligeramente sus piernas en protestas de ser bajado.

- Sebastián es una orden bajame ya!!

- lo siento pero esta vez no puedo seguir esa orden.

La respuesta no le gusta para nada a Ciel quien continuo que quejándose hasta que llegaron a su habitación, el mayordomo lo pone en la cama y prosigue para desvestirlo. Ciel se removía pero Sebastián logro dejarlo en pañales de tela.

- quédate aquí mientras preparo la bañera, un buen baño aliviará su humor - dice Sebastián encaminadose hacia el baño.

Ciel lo miraba irse con frustración, no quería estar aquí quiere terminar su trabajo. Se baja de la cama y siente la humedad en su entrepierna hasta ahora no se había dado cuenta que estaba mojado, eso lo hizo sentirse mal, odiaba estar así.

Los ojos del conde empezaron a lagrimear y de su garganta salían pequeños sollozos. Agarró a su conejo de peluche y lo abrazo fuertemente para calmarse.

- Sebby...- llamo a su mayordomo no sabe cuánto tiempo estaba esperando pero quería verlo ahora.

El pequeño conde olvidó que estaba casi desnudo pero eso no le impidió salir y buscar a su mayordomo, entró al baño. La bañera estaba lista pero no había rastros del demonio, Ciel extrañado busca en otras partes de la mansión hasta que entró en la cocina y encuentra a Sebastián junto Barton.

Ambos hombres miran al pequeño ser en pañales de tela. Era adorable pero se va resfriar si está semi desnudo.

- joven amo ¿Porque no estás en la habitación? - pregunta Sebastián en cambio a una respuesta esquiva a parche que fue arrojado hacia el - Ciel!

- donde estabas?! Porque tardaste tanto?! - reclama el niño enojado.

Sebastián suspira, al parecer el humor empeoró. El demonio recoge el conejo de peluche pero no sé lo da a Ciel.

- eso no estuvo bien Ciel, primero desobedeces al no quedar en tu habitación, arrojas a parches y gritas. Ya estuvo bueno. - dice Sebastián serio y frío, esa actitud le hacía doler la cabeza.

Sebastián toma la mano del conde y se alejan de la cocina no son antes darle una mirada a Barton y asentir, el cocinero comprende y se pone hacer lo que le ordenó Sebastián antes que viniera el conde.

Sebastián caminaba con parche en brazos fuera del alcance del niño y Ciel se resistía.

- suéltame! Sebastián! - exclama el niño pero es ignorado - demonio tonto! Ya basta! - es nuevamente ignorado.

Sebastián lo lleva al baño deja al conejo en un lugar seguro y luego va con el conde, lo despoja de su pañal y lo mete en la bañera. El pequeño refunfuña por un momento, pero luego se va relajando con el agua tibia, cuando el baño termino Sebastián lo lleva de nuevo a su habitación sin olvidarse de parche, seca al niño e hidrata su cuerpo con cremas, le pone un pañal de tela nuevo y un camisón para dormir, esta vez no se resistió tanto el conde.

Ciel estaba algo agotado el baño fue muy bueno, ahora quiere dormir no si antes tener a parche consigo. Pero cuando estaba a punto de agarrarlo Sebastián se lo impide.

- eh?dame a parche! - exige el niño molesto.

- no lo creo.

- que? Y porque?!

- su comportamiento de hoy no fue bueno hoy joven amo, así que lo castigaré con parche. - dice decidido, poniendo al conejo en una de las estanterías más altas que ni el niño podrá alcanzar ni rodando una silla.

Esta acción hizo que el conde temblará en su mismo sitio, sus ojitos se empezaron a llenar de lágrimas y empezó a llorar a gritos.

- devuelvemelo! Devuelvemelo! Es mío! Es mío! - pequeño gritaba pero se dio cuenta que era ignorado nuevamente y eso lo puso peor, empezó a dar fuerte pisotones en el suelo para luego sentarse de golpe en el suelo y patalear molesto.

Sebastián lo mirará, el show estaba divertido, pero luego el niño empezó a cansarse y solo hipaba en el suelo, el demonio se acercó y lo levanto para luego mecerlo.

- l-lo siento....- sollozaba el conde cubriendo de lágrimas y mocos al traje del demonio.

- te has calmado ya? - Sebastián le hablaba suavemente mientras le daba palmaditas en su espalda y su traserito

- lo siento Sebby...sniff

- shhh, okey acepto las disculpas, está bien Ciel ya no llores...

En medio de esto tocan la puerta y Sebastián da el permiso sabe quién es. Barton aparece con una botella de vidrio en la mano. Un biberón de leche calentita y con miel alivia cualquier mal humor y rabietas.

El cocinero se lo entrega y sale en silencio dejando a amo y mayordomo.

- tengo algo para ti joven amo que aliviará todo tu mal día - dice Sebastián sentándose en la cama y poniendo a Ciel en sus brazos, el niño se estaba durmiendo cuando fue movido y en su visión apareció la botella. Miraba a su mayordomo en busca de respuestas pero una gotita de leche cayó en sus labios y era delicioso.

Ciel cansado de llorar y pelear dejá que le leche invada su paladar, era dulce pero no tanto, calentita y su estómago se llenaba. El sueño entró, no sabe cuándo se durmió pero se sentía mejor.

Sebastián lo mirar dormir con el biberón en la boca, su bebé era hermoso. Con cuidado lo deja en la cama, dejo la botella a medio terminar a su lado y también su peluche.

El es un demonio pero no tan malo.

- dulces sueños Ciel.

Pequeño CondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora