🌼Hermano Mayor Finnian🌼

2.4K 175 18
                                    

Finnian siempre vigilaba al pequeño conde desde lejos, tenía varios escondites suyos por todo el jardín. El jardinero joven y de gran alegría admiraba mucho a su amo.

Podría poseer una gran fuerza que podría a matar a cualquiera si lo desea, pero con su pequeño amo intentaba ser lo más delicado posible cuando en escasas ocasiones interactuaba con él.

Esas pequeñas ocaciones eran muy preciadas para él, es cierto que el conde siempre está en la mansión que es algo ridículo no verlo mucho, pero pasa, el pequeño conde siempre tan ocupado, tan ajetreado que ponen a Finnian nervioso.

Cuando tiene la oportunidad vigila al conde desde varios rincones de la mansión y jardín, le gustaba verlo cuando tenía tiempo libre y se comportaba de manera diferente.

Muy pocas veces el amo venía a pasar rato en el jardín pero cuando lo hacía era como si el aura pesada que estaba sobre los hombros del niño se iban.

Esta vez, una mañana el conde salió al jardín, Finnian hacia su trabajo, lo mejor que podía para tener al conde contento, y no tener su ira sobre él porque aunque que este chiquito daba miedo cuando se molestaba. El jardinero paro su trabajo un momento para vigilar al niño, se veía algo molesto y no sabía el porque.

Ciel estaba refunfuñando, lanzaba suspiros con los brazos cruzados y pateaba las pequeñas piedras del jardín. Murmuró entre dientes, como discutiendo con alguien.

Después su molestia se convirtió en pucheros y sus ojitos... bueno ojito ya que el otro tenía el parche empezaba a lagrimiar. Finnian se puso en alerta, y pensando si era buena idea o no se acercó con cautela, despacio hacia el Conde que aún no había notado su presencia. Cuando estuvo relativamente cerca le habló, un simple hola hizo sobre saltar al niño.

- a-ah! L-lo siento! Lo siento! No era mi intención asustarlo! - decía rápido el rubio - lo siento joven amo, pero... ¿Esta bien?

Ciel miro al rubio un momento, sus manos agarraban fuertemente los bordes de su chaqueta, se mordió el labio, no quería responder, sus ojos estaban húmedos y quería llorar de la frustración.

El jardinero al no ver respuesta se agacha un poco a la altura de Ciel y le dedica una sonrisa amable, quiere ayudar a su amo a lo que sea que le este molestando.

- joven amo puedes confiar en mí? Que te pasa? Dime por favor.

El pobre niño empieza a llorar, las gotas saladas caen por sus regordetas mejillas, Finnian lo mira sorprendido iba entrar en pánico por hacer llorar al conde, pero deja el miedo atrás este niño necesita consuelo y él se lo dará.

Conde o no, necesita calmarlo.

Con cuidado, con demasiado cuidado, toma a Ciel por debajo debajo de las axilas y lo atrae hacia su pecho. El rubio empieza a mecerlo de un lado a otro como lo a visto por Sebastián, eso calma algo al niño, después le da algunas palmaditas en su traserito y después una mano hace pequeño círculos en su espalda.

Ciel deja de llorar, sus sollozos sin bajos y tiene hipo, Finnian lo empieza a pasear por el jardín tarareando una vieja melodía que no sabía dónde provenía, sus recuerdos son borrosos. Por un momento el rubio para por la pared de rosas blancas favoritas del conde, el niño se a calmado por completo su respiración es normal y escucha un sonido de chupeteo, el rubio baja la mirada y ve a su amo con el pulgar en la boca mirando a las rosas.

- bonitas no? - pregunta Finnian para distraerlo.

- si, bonitas - dice algo difícil por el dedo pero el jardinero lo entiende - mamá...

Finnian no dice nada, solo se dedica en mecerlo y tararear, le causa tristeza que este hermoso niño haya perdido todo y tener esa gran carga sobre sus hombros, él también perdió mucho, hay cosas que nunca podrá olvidar y otras que quisiera recordar, pero ese es el pasado y no puede hacer nada para recuperar el tiempo pero puede disfrutar el presente y querer a alguien y protegerlo hasta que sea el fin.

A pasado un tiempo no sabe cuánto, pero los dos no se separaron, e incluso cuando Ciel empezó a mojarse el mismo el rubio podría sentir la calidez pero no le importa, en la mansión saben que el niño usa pañales. Después hubo un pequeño ronquido Finnian miro y el conde se quedó dormido chupando su pulgar.

A paso lento regresa a la mansión y sube a la habitación del conde donde lo esperaba el mayordomo.

- señor Sebastián...

- veo que la rabieta de esta mañana por fin se calmó.

- rabieta?

Entonces es por eso que salió al patio molesto.

- si, el joven amo estaba molesto porque no le permitir comer postre por desayuno - dice Sebastián con una pequeña sonrisa - y después se fue corriendo molesto de aquí.

Sebastián lo dejo ir, para ver qué ocurría, lo siguió hasta el jardín y se ocultó y vio la interacción de los dos jóvenes. Al menos puede estar tranquilo cuando él no esté puede contar que alguien pueda secar las lágrimas del conde.

- vamos a ponerlo en cama, anoche tampoco durmió mucho y se levantó muy temprano - dice el demonio acercándose para cargar a Ciel de los brazos de Finnian, pero el pequeño al sentir tal acción se aferra al rubio y suelta un quejido. - oh vaya el joven amo no quiere soltarte.

Finnian se sonrojo levemente por esta acción intento, con cuidado, hacer que el conde lo soltara pero se ganó el llanto resignado del niño.

- lo siento! Lo siento! - dice Finnian mientras lo mecía otra vez de un lado a otro para calmarlo.

Sebastián solo mira y deja que el rubio se haga cargo de Ciel, hasta que lo logra

- al parecer le gusta mucho su hermano mayor - dice Sebastián con una pizca de burla haciendo sonrojar otra vez a Finnian, pero sabe que por dentro al rubio le gusta ese título. - que tal si tú lo cuidas por hoy? Hoy es su día libre después de todo.

Finnian mira a Sebastián y con la más grande sonrisa asiente frenéticamente.

- si! Lo cuidare muy bien! - dice alegré.

Sebastián se retira, dejando a los dos hermanos solos, el rubio se dedicó a cuidar al conde todo el resto del día, y Ciel estaba feliz de tener a alguien más que su mayordomo. Descubrió que su jardinero era muy divertido cuando se trataba de juegos, no había jugado tanta hasta el cansancio desde hace mucho tiempo.

Finnian no se quejaba ni se cansaba, e incluso lo ayudo a cambiarse y estuvo a su lado en su siestas. Era como...tener una sensación familiar, una que perdió hace mucho.

El jardinero alegre disfruto este día, pudo cuidar a su ...a su hermanito, jugo con él y lo arrullo hasta dormir, desearía que este día no terminara, pero todo lo bueno tiene su fin el amo debe volver al trabajo, pero Finnian siempre lo esperara y lo cuidará en cada rincón.

Pequeño CondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora