TU VIDA Y LA MÍA

102 12 0
                                    

TIEMPO: Unos años después del capítulo final del libro 2

EDAD: Aidan y Neferet (22-23) Mellizos (3)

EXTRA 3

—Tu vida y la mía—

—Aidan y Neferet—

—¿Segura que no quieres desempacar?— me dijo Aidan ayudándome con las maletas

—No— digo tranquila vistiendo a Luciana para ir a la playa.

—Bien. —soltó un suspiro cansado.— ¿Cambias a Lucían o..?

—¿Lo puedes cambiar tú?— lo miro sobre mi hombro

—Claro— sonrió.

Dejé un momento a Luciana y me acerqué a él y le di un casto beso en los labios. Ya llevábamos un año desde que volvimos a estar juntos de manera oficial. Y me agradaba como me hacia sentir al respecto, había olvidado lo lindo que sentía cuando me besaba o me acariciaba tiernamente.

Él me sonrió satisfecho y salió de la habitación de huéspedes, donde dormía yo. Estábamos de vuelta a LA. Después de decidirlo, acepté. Y ahora estamos en su departamento, conviviendo. Pero ciertamente, yo dormía, a veces, en la habitación de uno de mis hijos o la de huéspedes. Y extrañamente con él, aunque eran pocas veces.

No habíamos tenido acercamientos más íntimos desde que regresó, y creo que fue necesidad de ambos al hacerlo. Pero cada uno tomó su tiempo, y me encantaba que él siempre esté dispuesto a lo que proponga, o cuando no lo estaba, lo hablábamos.

Cuando llegamos a su departamento, me encontré con una chica, y casi moría del infarto cuando solo tenía una playera y bragas, pero me negué a pensar lo peor. Y estuve en lo correcto, era Ingrid, prima de Aidan. No de sangre, pero sí cercana. Era hija de su madrina de Aidan. Así que solo me limité a aceptarlo a pesar de haber dejado algo incómodo aquí.

Pero nos tomamos el tiempo de hablar, ella era muy alejada de los niños, lo notaba pero cuando vio a mis hijos, tuvo una fascinación indescriptible, que intentaba hacerlos sentir cómodos. Hablamos de todo respecto a los dos años que no estuve con Aidan.

Lo que hacía. Cuando casi metió la pata. Lo que gritaba, y hasta cuándo me ubicó, y se tomó el tiempo de aprender alemán. Y ahí entendí el verdadero afecto de todo. Ella lo amaba de una manera que no era igual a la mía, me confesó que en algún momento tuvo oportunidades de estar en la cama con él porque si sentía algo, pero jamás lo hizo porque lo quería tanto que no estaba dispuesta a malograr su lazo familiar. Y sí, me molesté un momento pero ella trató de hacerme entender y lo consiguió.

—Mamá, Luci no me quería dar mis juguetes en el avión— mi hija me sacó de mis pensamientos

—¿No te los quiso dar?— terminé de vestirla

—No, y me había sacado la lengua, así— hizo el gesto y sonreí con ternura

—Hablaré con él— murmuré y asintió tomándome de la mano.

El timbre sonó y Lú fue corriendo hasta la puerta, le llamé la atención cuando empujó a su hermano para llegar primero, pero Aidan fue rápido y tomó su pequeña mano para que no hayan peleas entre el demonio y el ángel.

—¡Tito Mace!— Lucían se levantó del suelo apoyándose en sus manos y caminó a él.

—Ángel, que grande estás— lo cargó y besó su mejilla— La última vez que te vi, fue en una videollamada con la ingrata de tu madre al no querer volver

Tu Mirada [Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora