CUENTA CONMIGO

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TIEMPO: ¿Recuerdan el extra de Samuel? Esta unos meses después <3

EDAD: Aidan (24) Emma (20)

EXTRA 7

—Aidan y Emma—

—Cuenta conmigo—

—¡Aidan!— me llama Neferet, pero la ignoro. Esto ha sobrepasado mis límites. Soy demasiado paciente, pero esto, ya es mucho.

No es la primera vez que pasa, ya es la tercera. Y mis hijos se ven involucrados.

Subo las escaleras, Neferet me intenta tomar del brazo para que la pueda ver, pero esto me enoja mucho que la ignoro por primera vez en mi vida

—¡Aidan, por Dios! ¡Es mi hermana! ¡Ella...!— volteo haciéndola callar, ella se detiene un escalón más abajo que yo, haciéndome ver un poco más alto de lo que ya soy.

—____— hablo lo más tranquilo por los niños. Ella hace una notable mueca al escuchar por el nombre que la llamé.

—No me digas así, sabes que no me gusta que por lo menos tú lo haga—  susurra, desviando la mirada.

—Lo siento, cielo, pero en serio, quiero muchísimo a Emma, pero ella ya esta sobrepasándose. Esta usando a nuestros hijos para espiarnos o que cosas sé yo. Podré entenderlo, pero tu sabes las cosas que hablo con ellos, y los bebes no están en edad de esas cosas

—Aidan... Lo entiendo, lo comprendo pero, no le digas nada, yo hablaré con ella. Solo esta... Sigue un poco afligida. Además, deberías limitarte ante las vulgaridades que hables con los chicos. Por favor

—Sí, lo haré, pero primero quiero hablar con ella directamente

—Se va avergonzar, cariño, déjamelo a mi.—suplica

—__... Neferet— me corrijo al ver que casi fruncía el ceño— Cielo, eres su hermana, conociéndote, no le dirás directamente, solo le darás indirectas.

—Pero...

—No.

—Debe estar dormida ya. Son las once de la noche.

—No lo debe estar, sabes que ella no duerme pasada las tres de la mañana. —me volteo para seguir subiendo las escaleras

—Aidan...— dice con lástima quedándose en su lugar, y lo agradezco. Además sabe que no cambiaré de decisión.

Camino entre los cuartos de los mellizos, hace poco nos mudamos a esta casa mucho más grande, que yo mismo mandé a construir y diseñar, solo por el gusto de Neferet. Llego a la habitación que Neferet diseñó pensando justamente en qué sería la que usaría su hermana cuando venga a visitarla. Toco la puerta con los nudillos, esperando a que abra

—¡Voy, voy!— se escucha agitada.

Abre la puerta unos segundos después, alzo ambas cejas al verla envuelta en toalla. Se acaba de duchar

—¡Aidan!— sonríe, algo avergonzada, por cómo la encontré— creí que eras uno de los mellizos, para que venga a dormir conmigo. —se encoge de hombros.

Vuelve a entrar a su habitación como si nada, dejando la puerta abierta. No tengo idea de qué espera, pero ella se adentra en su vestidor— que es como otro cuarto pequeño— y desde adentro grita.

—¡Pasa, no te quedes parado como idiota! —a este punto de nuestra convivencia, ya tenemos mucha confianza. Confianza a la que siento que ha abusado.— ¡Ya salgo, me estoy poniendo la pijama!

Tu Mirada [Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora