A TU LADO

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Solo he revisado esta una sola vez y es mientras escribía, así que si hay fallas, lo sientooo

TIEMPO: Digamos que están en años de universidad, últimos quizás

EDAD: Neisan (23) Dalila (22)

EXTRA 6

—Dalila y Neisan—

—A tu lado—

Neisan

Bajo las mangas de mi casaca, odio cuando Dalila tiene que ver estas cosas, siempre termina llorando, como justo ahora. 

Deja el alcohol, algodón y curitas a un lado, temblando. 

—No hagas estas cosas— dice con voz temblorosa— En serio, Neis, no lo hagas— suplica dejando caer su frente sobre mi pecho.

Respiro hondo, sin tener intenciones de abrazarla. Ahora mismo no quiero hacerlo. 

Ella sabía lo que venía si nos arriesgábamos a intentar lo nuestro que por un par de años no tuvo título. La miro sin decir nada, sabe que estaré así. 

—¿Por qué lo haces? ¿Qué te atormenta, Neis? Necesito que me lo digas.— susurra— E-estoy contigo, tu madre te ha perdonado, estas dejando eso de lado... Y-y ¿me sales con es-esto?— el llanto anterior no la deja hablar bien

—No hay explicación.— digo nada más

Ella se aleja de mí, puede que quizás esas simples palabras ya la hicieran enojar. En estos años con ella, siento que me he vuelto su debilidad. Porque a pesar de ser una chica de carácter fuerte, que no se desestabiliza con facilidad, cuando me pasa algo, cuando hago estas cosas, cuando me atacan, ella se derrumba muy rápido.

Y me lo demuestra cuando inconscientemente hago estas cosas sin pensar siquiera en que a ella puede afectarla. He tratado de que esto no me tome del todo pero lo ha hecho.

—Eres un estúpido— me espeta— Sabes que estas cosas me ponen mal, Neisan, lo sabes y aún así lo haces. ¡Por lo menos piensa en mí!— me mira pero yo agacho la mirada.

—No pensé en nadie, Lili— musito, torciendo mis dedos

—Ese es tu problema, no piensas en el daño que me causas o que le puedes causar a tu madre si se entera que estas volviendo a hacer estas cosas. — se pasa las manos por el rostro.

Cuando veo que se dirige a la puerta de la habitación a estas horas de la noche, arrugo el cejo.

—¿Dónde vas?— digo en un hilo de voz

—Hoy no quiero dormir contigo. Iré al cuarto de huéspedes— dice y se me aflige el corazón.

Esto no lo había hecho. Creo que he llegado muy lejos.

Ella y yo vivimos en un pequeño departamento que esta cerca a nuestra sede universitaria. Estamos en Washington ya que encontramos comodidad acá. Ella dejó su hogar por mí y yo hago estas cosas. «Eres un idiota»

Yo ya había postulado a esta universidad y me habían aceptado y ella por mi vino acá cuando su idea era ir a estudiar al extranjero. Quizás a una de las mejores universidades de Latinoamérica. Pero lo dejó. Por mí. Porque yo decidí estar acá ya que mi madre vivía acá. 

Me siento una basura por hacerle estas cosas. No puedo dormir tranquilo pensando que ella puede estar llorando en la otra habitación. Nunca habíamos dormido separados desde que llegamos acá. Y, quizás esta sea una pequeña pelea,— pero la más fuerte—. 

Tu Mirada [Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora