La esposa secreta del ministro

El como se conocieron y se enamoraron

Una chica de catorce años caminaba con dificultad sobra la densa nieve, cargaba a su hermana, la cual estaba perdiendo mucha sangre y si no era atendida rápido, podría morir. Estaba agotada, todavía faltaba bastante para llegar a san mugo y el hecho de que haya comenzado a nevar, complicaba todo.

- R-Resiste Luna, por favor - le dijo a su hermana mientras caminaba con algo de dificultad - T-Tu hermana te va a salvar.

(Aclaración necesitaba una hermana y quien no mejor como lunita)

Termino tropezándose y cayendo sobre la nieve, había perdido a casi toda su familia, solo le quedaba su hermana y si no hacia algo en ese momento, la podría perder. Como si un rayo de esperanza se tratase, una persona paso por donde ambas chicas estaban, acercándose a ellas al ver que una estaba herida.

- P-Por favor, ayuda a mi hermana - pidió con una voz algo débil.

- Ven, levántate - tomo sus manos para ayudarle a levantarse - Esta bien, te ayudare.

- G-Gracias - respondió después de pararse.

El hombre cargo a la menor y ambos se dirigieron lo mas rápido que pudieron a san mugo, logrando llegar a tiempo, fueron con un medico y este se encargo de salvar la vida de la chica peliblanca.

- Otra vez, gracias por su ayuda - estaba en la misma habitación en donde su hermana estaba descansando junto a la persona que les ayudo - ¿Señor...?

- Tom Riddle - respondió mientras veía las heridas de la menor - Tu familia fue atacada por un Vampiro, es un milagro que tu hermana siga viva.(Lily y james si murieron a luna la adoptaron ya que no tenían a nadie que la cuidara)

- ¿Vampiros? - recordó lo que le dijeron el día de ayer - ¿E-Entonces si son reales?

- Si, lamento mucho el que hayas perdido a toda tu familia - dijo el Pelinegro, el también había pasado por casi lo mismo, así que comprendía el dolor de la joven.

- No, gracias a usted, luna esta viva - volteo a verla, estaba profundamente dormida - ¡Si hay una forma de pagárselo, por favor dígamela!

Se sorprendió al ver lo impulsiva que era la peli-burdeo, podía pedirle a ambas chicas que se convirtieran en Auroras, pero no quería atarlas a un destino del cual no estuvieran de acuerdo, así que espero a que la menor despertara para hacerles la pregunta.

Unas horas después la de ojos Celestes despertó y decidió preguntarles, siendo Luna la cual decidió formar parte de los Aurores, mientras que Harriet prefirió hacer algo mas.

- Señor Riddle - dijo la de ojos verdes - No se si me permita ayudarle en algo que necesite, porque, la verdad quiero pagarle lo que hizo por mi hermana.

- Mmm, creo que se em ocurre algo - dijo mientras ponía una mano en su mentón.

Fue así que Harriet Potter comenzó a cuidar y hacerse cargo de la Mansión durante los siguientes meses, la limpiaba, organizaba y la mantenía en orden cuando Tom se iba a una misión con los aurores. También cuando el estaba, le preparaba de comer, le ayudaba a entrenar{si tenia que entrenar no un simple hechizo mataba a un vampiro} o cuando llegaba con heridas menores, se las curaba e incluso le sermoneaba si llega con heridas mas profundas.

Un día, poco antes de que Tom regresara a el lugar, un Vampiro había atacado a la Potter mientras regresaba de comprar un par de cosas en el callejón diagon . Quedo demasiado herida, pero por fortuna, el Pelinegro llego antes de que algo peor le sucediera a la chica, esto hizo que se diera cuenta de que le empezaba a gustar la menor.

-¡¿Estas bien Potter?! - pregunto cuando había despertado después de que sus heridas fueran curadas.

- Si Tom, estoy bien - dijo la menor mientras le brindaba una sonrisa amable pero cansada.

- Me alegro, no quería que algo malo te pasara - tomo la mano de Harriet, entrelazándolas - Eres alguien muy importante para mi.

- Tu también me importas mucho - posó su otra mano sobre la mejilla del de ojos azules.

- Eres de las pocas cosas que me quedan - ambos pensaban mientras disfrutaban de aquel contacto que estaban teniendo en esos momentos.

Deseaban nunca separarse del otro.

Ambos estaban enamorados del otro, solo que aun no lo admitían, pero cuando la peli-burdeo cumplió los quince años, Tom le confesó qué estaba enamorado de ella, comenzando con una relación a partir de ese momento. Una relación qué duro solo un par de meses, ya qué un día...

- Harriet, ¿T-Te gustaría ir a un paseo conmigo? - estaba algo nervioso, pero sabia ocultarlo.

- Claro Tom - dijo para después irse para arreglarse, aunque antes de marcharse por completo, agarraron su mano - ¿Eh?

- Ten, quiero que uses esto - le entrego una caja de color blanco.

- Oh, esta bien - respondió y después se marchó a su habitación.

Unos minutos después, la Potter salió usando un Vestido corto de color blanco y rojo, en su cabello llevaba un broche en forma de flor.

- Te ves hermosa - tomo su mano y beso el dorso de esta.

- G-Gracias - se sonrojo, cubrió su rostro con su otra mano para que no se notase tanto.

- Vamos - entrelazaron sus manos y salieron de la Mansión para comenzar a caminar juntos.

¿A donde iban? La respuesta era a un pequeño bosque, que tenia un lindo lago cristalino, muchas flores adornaban el lugar y como estaba atardeciendo, la atmosfera daba para un momento demasiado hermoso.

- Tom, este lugar es hermoso - pero no recibió una respuesta - ¿Tom?

Cuando volteo se sorprendió y el color carmín inundo sus mejillas, Riddle sujetaba un anillo de color dorado y estaba estirando su otro brazo, como si le pidiera que tomara su mano.

- Harriet potter , gracias a ti encontré un motivo para vivir, cuando creí que mi vida ya no valía para nada - una sonrisa genuina apareció en su rostro - Te amo, y no temo decirlo, ya que gracias a ti me siento mejor cada día, con ganas genuinas de vivir mi vida - se acerco a ella y tomo su mano - Así que, me harías el honor de convertirte en mi esposa.

- Y-Yo... - las lagrimas empezaban a salir de sus ojos y cubrió su boca con su mano - ¡Si, si acepto ser tu esposa Tom Riddle!

Después de que le colocara el anillo, la abrazo con fuerza, la cargo y comenzó a dar vueltas junto a ella, ambos se sentían totalmente felices, ya que pronto unirían sus almas. 

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