Capítulo 19

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[Título: El pasado es solo eso]

—No lo hice, mi nombre es Wang Yibo ahora. Pero mi nombre de nacimiento es, Yang Lee.

—¿Por qué te cambiaste el nombre?— Después de que habían hecho el amor, se podría decir que en el ambiente flotaba un aire de amor, confianza y paz. Pero ahora que Yibo estaba dispuesto hablar de lo que Zhan no sabía, el ambiente se sintió sombrío y pensado. El pelinegro temía que, lo que sea que Yibo fuera a revelar, fuera demasiado oscuro. Algo demasiado pesado que Yibo retenía recelosamente.

Pronto supo que era eso que Yibo evitaba mencionar.

—Sucede que Yang Lee falleció hace seis años, ya no podía utilizar ese nombre por lo que me lo cambié a Wang Yibo. —Notando lo confundido que su pareja estaba, exhaló aire preparándose para contar una historia de su adolescencia.

Wang Yibo, corrección. Yang Lee era el primogénito del, en ese entonces, comisario en el distrito Daxing de Pekín, Yang Rong. Para ese entonces Yang Lee tenía catorce años. Siempre fue un joven que resaltaba entre la multitud y desde pequeño siempre le gustó mucho bailar. Bailaba en presentaciones escolares, en casa, en la ducha. Siempre que tuviera un espacio y música bailaba sin prestar atención al mundo que le rodeaba.

Su madre, la señora Wang XuTai. Descubrió este talento de su hijo cuando era aún más pequeño, por lo que siempre lo alentó. Por otra parte, Yang Rong no estaba muy contento con que su hijo bailara como las mujeres finas que se miraban en la televisión. Sin embargo, XuTai apoyaba fervientemente a su hijo y le impuso a su esposo que aceptara lo que Yibo quería ser. Después de todo era tratado como un pasatiempo. Ante esto el señor estuvo más o menos de acuerdo.

Parecía que todo iba bien hasta que, en primavera del catorceavo año de Yang Lee, su madre cayó gravemente enferma. Nadie sabía que sucedía, ni los doctores ni especialistas. Hicieron una infinidad de procedimientos médicos para determinar que estaba mal en el cuerpo de la señora Wang XuTai, hasta que al encontrarlo ya era demasiado tarde. La señora estaba agonizando y no había manera de que el tratamiento funcionara en ella. Yang Lee ni siquiera recuerda el nombre de la enfermedad. Sabe que era algo neurológico, pero no sabe a ciencia cierta lo que mató a su madre. En ese entonces se preocupaba más por estar todo el tiempo posible con ella. Solo le interesaba saber si estaba bien o no.

Desgraciadamente, para el quinceavo cumpleaños de Yang Lee, su madre ya no estaba. Yang Lee no tuvo tiempo para llorar por su madre por mucho tiempo. Su madre era de carácter fuerte por lo que en su lecho de muerte le había dicho a su hijo: "Llórame un mes y para el siguiente, quiero que estés sobre el escenario de tu escuela bailando como si nada hubiera pasado." A Lee le pareció absurdo prometer esto, porque amaba con todo su corazón a su madre que le era casi imposible recuperarse de un mes para otro.

Sorprendiéndose a sí mismo, cumplió su promesa y al segundo mes ya no lloró e incluso cuando recordaba a su madre no lo hacía. Ella le había dicho que debía de disfrutar su vida tanto como pudiera, que la vida no solo eran enfermedades raras ni hospitales o medicinas y tristezas. La vida estaba más allá de un hospital. Había primavera, verano, otoño e invierno. Cada estación, cada mes, cada semana, día, hora o minuto eran completamente diferentes. Y debía de experimentar cada uno de los cambios que el mundo le ofrecía sin ahogarse en problemas ni en el pasado.

Y lo hizo, tal vez demasiado. Su padre se tardó dos años en volver a tomar a una mujer por esposa. Esta mujer era divorciada y tenía un hijo de la misma edad de Lee, su nombre era Chao Ziang. Lee no se opuso al matrimonio de su padre, sabía que tarde o temprano sucedería. No sabía si su padre realmente amo a su madre alguna vez, pero era imposible que guardara luto para toda la eternidad. Aun si amó a Wang XuTai lo más lógico era seguir con su vida.

Amor en Redacción [AR] ★YiZhan★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora