Amor en Redacción [AR] ★YiZhan★

Capítulo 7

Título: [La musa de alguien más]

La música estaba a todo volumen en ese salón lleno de espejos. En el centro, con ropa oscura y entregado al baile. Estaba un joven de hermosa figura, alto, delgado, ágil en cada movimiento y lleno de energía con una exuberante sensualidad.

Su cuerpo estaba empapado, debido a la extensa sesión de práctica. Sin embargo, el sudor que le adornaba el cuerpo. Solo incrementaba su figura viril y seductora. Que incitaba al pecado al joven de cabellos dorados que, lo observaba desde el marco de la puerta.

Cuando la música paró, y el bailarín experto se detuvo. Se acercó como tigre en la selva, acechando a su presa. Con un imponente deseo de devorar justo a quien tenía enfrente. Descubierto en su acecho, el joven de cabellos castaños sonríe con malicia. Se relame los labios en una clara invitación para que sea devorado.

El rubio se acerca, estrechando en sus brazos al joven bailarín. Olisqueado el cuello y excitándose percibe el aroma del sudor del contrario, ese aroma que conoce muy bien. Debido a sus extensas jornadas de satisfacción mutua.

Sin soportarlo más, se inclina y lame la extensión del cuello sudoroso. Deleitándose con el sabor y el estremecimiento del contrario.

-No sabes cómo me pone verte bailar- asegura susurrando en el oído del contrario. Besando el arco de la oreja e introduciendo su lengua dentro del oído. El castaño se estremece, y siente el calor acumularse en su zona pélvica.

Incitado por el otro, el castaño se gira y arremete contra el rubio. Tomándolo desde las manos traviesas y arrinconando al hombre contra una de las paredes del fondo.

Los ojos cafés revelan la lascivia de sus pensamientos, y el rubio no hace nada más que desear, fervientemente consumir el acto lujurioso que ambos saben que pronto sucederá.

-¿En serio quieres que lo haga aquí?- cuestiona pegando su pelvis a la contraria. Mostrándole que cualquier acto en ese momento, los llevaría a una desenfrenada escena sexual. El rubio se muerde el labio, ansioso y deseoso de que eso sea así.

-Está bien, todos saben que nadie a excepción de nosotros, puede entrar en este momento. -

Con la conclusión de que les importa un reverendo pepino ser descubiertos, ambos se encaminan a cumplir con su deseo carnal. Gimiendo y embistiendo sin pudor alguno. Profiriendo obscenidades y pidiendo por más satisfacción.

Una vez el acto culmina, el de cabellos castaños se preocupa por arreglar sus propias ropas. Dejando que su acompañante haga lo mismo.

-Como siempre, eres una bestia cuando se trata de esto Yibo- declara el rubio, colocando correctamente sus vestiduras.

-Pero sé, que eso te encanta Han- asegura.

Wen Han no lo niega, debido a que es cierto. Solo se encarga de terminar de arreglarse. Yibo por su parte, una vez que está bien vestido. Toma sus cosas, una toalla y una botella de agua. Y se dispone a salir del salón de baile.

Wen Han le sigue el paso, deteniendo al castaño por un momento.

-¿Qué sucede?

- Mi madre quiere saber tu decisión. -

-Ya le había dicho, no voy a bailar en la presentación.

-¿Por qué?- cuestiona el rubio, agitando de manera infantil la mano que sujeta del castaño. Yibo evita poner los ojos en blanco, ante la actitud infantil del contrario.

-Porque no quiero, y aún si quisiera. Es a destiempo.

Esta vez es Wen Han quien evita poner en blanco sus ojos. Sabe que el castaño ama bailar, pero no sabe por qué nunca lo hace en público. Yibo tiene un talento innato que, cualquier coreografía que vea, aunque sea una vez. Puede memorizarla en menos de una semana, es por esto que le parece incongruente la excusa que da para no participar.