8 x 4 (Parte 10)

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//Me dio el covicho jeee... pero todo bien, volvemos contigo Joaquín.//BTW ahí arriba esta la referencia de las partes del barco porque a nadie le importan los barcos pero pa darle contexto a donde andaban las morritas//

Yara Greyjoy

No era muy fan de estar en el Palo mayor, solo de ser necesario subía a esta parte y no es que no me fueran gratas las alturas, simplemente no era lo mío. Pero claro que era el mejor lugar para poder pensar con la mente y cuerpo frio, después de todo era el punto más alto del barco. Vi a lo lejos las Islas de Hierro, esta vez la corriente nos había favorecido y llegábamos antes de lo previsto eso significaba que mis hombres podrían descansar un poco más y alimentarnos adecuadamente, pero también significaba más tiempo con la pelirroja más hermosa que había visto y a la cual había rechazado la noche anterior.

Mis labios aun recordaban el roce con la suavidad de los de Sansa y la desesperación con la que le devolví el beso.

Es lo que quería, no solo desde que me llego su mensaje sino desde aquella primera vez que la vi. Aún era muy pequeña para descifrar lo que sentí cuando la mire, pero la envidia que tenía hacia mi hermano por irse con los Stark, por irse con ella eso sí que lo recuerdo. Antes lo atribuía a los celos de hermana porque ella pasaría tiempo con Theon, pero cuando crecí y la atracción hacia las chicas era evidente deduje que mis celos fraternales eran en realidad el primer vistazo a lo que me gustaría de grande.

De joven fui muy abierta con lo que me gustaba y el deseo de mi padre por sus hijos perdidos no hizo más que darme la libertad con lo que quisiera, incluso fue él quien me llevase a un burdel por primera vez. No podría darle la descendencia que quería, al menos no de momento, pero parecía muy orgulloso de que ninguna mujer pudiera resistirse a su hija.

El amor de mi infancia hacia Sansa se reflejaba un poco en cada mujer que conquistaba, ya fuese por el cabello color fuego o los ojos de mar, su estatura o el color de su piel. Yo solo la había visto una vez, pero tenía completamente marcada en mi memoria su rostro, su cuerpo, y eso podía agradecerlo a Theon, era raro que enviara cartas a padre, pero de jóvenes era muy constante con sus cartas a mí, cosa que cambio apenas pudo pagar por prostitutas. La última carta que me envió decía lo mucho que le gustaba una prostituta llamada Ross, una pelirroja que sin duda reflejaba también lo muy enamorado que seguía de Sansa.

Mire de reojo hacia mi camarote, seguía con la puerta cerrada a pesar de que el sol ya estaba saliendo. Seguía sin entender por qué de la nada decidí parar la noche anterior.

Sansa me había besado y yo la bese como si de eso dependiera mi vida. El calor se elevó apenas sentí sus manos rozar mis muslos, mis labios fueron a su cuello, nuestra respiración se iba agitando más. Mis manos para mi sorpresa se habían congelado en su cadera sin hacer ningún movimiento brusco como para evitar espantar a Sansa, mi lengua contraria a ellas disfrutaba el sabor de la piel blanca y tersa de su cuello. Fue entonces que sus gemidos llegaron a mis oídos cual canto de ángeles, estoy segura de que casi todos los vellos de mi cuerpo se erizaron del placer de escucharla, pero al mismo tiempo fue como si algo en mi hiciera clic.

Acto seguido me encontraba lejos de la cama.

-      ¿Qué pasa? -dijo Sansa aun con su respiración agitada.

-      Creo que mejor duermo en otro lado – no la mire, me daba vergüenza no poder cumplir lo que ella quería, lo que yo deseaba.

-      ¿Hice algo mal? –

-      Lo siento Sansa, descansa. –

Sali del camarote esperando que no me siguiera, afortunadamente no fue así, la brisa del mar golpeaba mi cuerpo y no pasaba nada si la próxima hora seguía así, pero debía cubrirme un poco para dormir. Fui a uno de los camarotes generales donde los chicos dormían y robé una manta. Subí al Palo mayor donde un joven muchacho se sorprendía al verme.

The girl who stole the dragon ladyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora