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//Agradezco su lectura. Espero poder subir el otro más rápido esta vez.

 Gracias por sus comentarios.\\


El gélido viento golpeaba los rostros de todos aquellos que nerviosos terminaban de colocarse sus armaduras. La gente que parecía estar lista tomaba riendas hacia fuera del castillo. El plan estaba trazado y cada uno de los hombres tenía su posición establecida. Mire a Theon que posaba sus ojos en los míos. Lo abrace nuevamente.

-Por favor, regresa-

-Sansa...-

-Hermano- reafirme esto, hacia tiempo que sabia como me miraba. Un sentimiento que jamás podría regresar. - Regresa a casa-

El asintió. Me levante de aquel banquillo caminando hacia el matacán, pero algo muy dentro de mi me detuvo. Me gire y el seguía ahí, observándome. Su mirada me parecía melancólica. Entonces lo supe, Theon Greyjoy se estaba despidiendo, sabia que las posibilidades de vernos de nuevo eran casi nulas. Mis ojos se humedecieron y me quede ahí viéndolo sin poder hacer nada. Quizá después de todo hoy moriríamos. Se puso de pie sin dejar de mirarme, buscaba mi aprobación de alguna manera. Quise correr hacia él y abrazarlo, decirle que se quedara a mi lado, pero por mas que lo pensara sabia que se negaría, había dado su palabra para ir con Bran y no nada más valioso para él que eso. Asentí y giro en dirección al Gran Árbol corazón de Invernalia.

-Lady Sansa, este no es lugar para usted- La voz de Lyanna Mormont me hizo volver en mi -Debe ir a un lugar más alto. -

-Lady Mormont, ¿no debería usted acompañarme? -

-No eres ni será la ultima persona en decírmelo- sonrió, lo cual me pareció bastante extraño pues nadie en realidad la había visto tener ese gesto después de la muerte de su padre- Mi deber esta con mis hombres, pero usted es Lady de Invernalia y si debo morir protegiendo el norte para usted así será. Ahora si me lo permite debo hablar con mi gente. –

Se marcho a ritmo seguro. Esa niña era mas que muchos hombres que había conocido, deseaba de corazón verla de nuevo.

Después de unos minutos logre llegar al matacán, Arya llego minutos más tarde con las mejillas algo rojas, la mire de reojo era una broma que debía hacer en algún momento y por fin ganaría nuestro pequeño juego que llevábamos desde niñas, pero sería más tarde por ahora miraba hacia donde llegarían los caminantes blancos. Lograba distinguir las filas de los hombres del norte, aliados y por supuesto se distinguían perfectamente todos los hombres de Daenerys. Sonreí al recordar su sonrisa, su tersa y fría piel y por su puesto su mirada dulce. Suspire.

Mire en dirección a donde dos dragones rugían, era probable que se encontrara ahí junto con Jon esperando el momento adecuado de alzar vuelo. ¿Qué se sentirá volar sobre un dragón?

¿De verdad estaba divagando en este momento? Me di unas palmaditas en el rostro y me enfoqué hacia donde miraba Arya y todos al parecer, Sir Davos no daba crédito a lo que veía. Inmediatamente reconocí a la mujer sin siquiera distinguir su rostro. La mujer Roja había regresado.

Note que tenía una pequeña conversación con Sir Jorah y este se comunicaba con el ejército de Dothraki. Todos levantaron sus armas a petición Melisandre y casi al instante estas ardieron en llamas, mire con escepticismo la escena pero que podía decir después de ver dos enormes Dragones. Sir Davos pidió que abrieran las puertas para la mujer acto seguido este salió en dirección a ella, pero pareció no decir mucho al respecto pues pude ver como intercambio miradas con Arya. Quizá más tarde sabría qué es lo que se traían ellas.

The girl who stole the dragon ladyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora