Vainilla

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Se levantó con una resaca de los mil demonios.
La alarma sonó y la claridad del sol entraba sin permiso por las ventanas. Como pudo, se sentó en la cama, pasándose las manos por el rostro, como si eso fuera a aliviar lo horrible que se sentía. Se duchó, se vistió y fue directo a la cocina.

El teléfono volvió a sonar. Esta vez no era Bam. Era su padre.

(Park "papá")

—Park- Buenos días hijo. Te quería notificar que estoy llegando a tu casa para hablar algunos asuntos del trabajo ya sabes a que me refiero.

-—Bien te espero.


Minutos después, el timbre sonó. San abrió la puerta y dejó pasar a Park. Ambos se acomodaron en la sala.

—Te vez de la mierda san.Río ante su propio comentario.

anoche bebí demasiado.Respondió siguiendo la risa.

—Si...lo puedo notar muy bien.— miraba a su alrededor.

Park miró a su alrededor. La sala estaba hecha un desastre con latas de cerveza vacías. San, al darse cuenta, abrió los ojos como platos y se apresuró a recoger todo. Su padre reía como nunca. Le parecía divertido verlo así, con una vida común. Como si fuese solo un joven más.

Pero la verdad era que San no la había pasado bien.

-—San no te preocupes por eso, ven, siéntate para hablar.

San acepto y se sentó. Conversaron por unas horas del trabajo y cosas triviales,se conocían un poco más.

San seguía trabajando en el bar. No había señales de Bam, lo cual agradecía con el alma. No quería verlo.

Una noche, mientras servía tragos como de costumbre, recibió una llamada de su padre. Se disculpó, terminó su servicio y fue al camerino de empleados a contestar.

(Park "Papá")

📞 —San, tenemos un grave problema. Necesito que te vayas del bar ahora mismo, vayas a casa y te encierres. Estaré ahí cuanto antes. Te contaré todo cuando llegue.

San colgó con el corazón acelerado. Tomó sus cosas y salió sin dar explicaciones. Al llegar, hizo lo que su padre le indicó. Minutos después, la puerta sonó con insistencia. Al abrirla, lo vio cubierto de sangre.

—mierda ¿que te paso? ¿ que esta pasando?—hablo san con desesperación mientras llevaba a su padre hasta el sofa.

San, mi mafia fue atacada esta mañana.

¿De quíen es esa sangre?

—Tuve una emboscada.

—¿quién? ¿Como se llama el que lo hizo?

-Kim Hong-joong, el jefe de los yazkuan.

San lo reconoció al instante. Aunque el nombre circulaba en su bar, jamás lo había visto. Era como un fantasma: sin rostro, sin pasado, sin familia conocida.

¿haz visto alguna vez a ese hombre?

no, nunca.— habló seonghwa.

—Cuéntame que paso.

—Alguien le dijo que yo tenía un hijo. Dieron tu nombre. Eres la pieza que falta para hacerme caer... y él lo sabe. Te están buscando. Ya saben cómo luces.

¿Un Traidor Como Tú? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora