Cafetería Wave

283 41 45
                                        

Había pasado una semana desde el encuentro de San con Wooyoung en el centro comercial. San se sentía un poco triste por no haber podido ir a verlo antes; su padre lo había tenido ocupado con asuntos de la mafia, y era imposible decirle que no a Park Seonghwa.

—Seonghwa... —llamó San con tono suplicante.

—San, no empieces —respondió Seonghwa, visiblemente cansado.

—¿Por qué no? —replicó haciendo un puchero, casi como si fuera un niño, a pesar de su edad.

—Por Dios, San, no eres un niño —dijo Seonghwa, frotándose el puente de la nariz con poca paciencia.

—Exactamente, y como no soy un niño... vas a dejarme ir —le sonrió con esperanza.

Seonghwa negó con la cabeza, pero sonrió también.

—Irás, pero Yeosang y Mingi irán contigo.

San abrazó a su padre rápidamente y salió rumbo a la cafetería Wave, esperando que Wooyoung aún estuviera trabajando. Ya eran las doce del mediodía, y usualmente él salía a las dos de la tarde.

Al llegar, San entró y tomó asiento. Mingi y Yeosang se acomodaron en una mesa apartada, pero no demasiado lejos de él.

Un chico rubio, camarero del lugar, se acercó.

—Buenas tardes, señor. ¿Qué desea?

—Wooyoung.

—¿Disculpe?

—Lo siento. ¿Está Wooyoung?

—Sí, señor. Él está en la sala de descanso. Si desea, puedo ir y...

—No te preocupes, somos amigos. Iré a verlo, si me disculpas —respondió San amablemente, poniéndose de pie antes de que el camarero terminara.

Caminó directamente hacia la sala. Tocó dos veces la puerta y la abrió. Wooyoung estaba de espaldas, sirviéndose un café.

—Felix, no quiero que nadie me interrumpa. Lárgate de aquí —ordenó sin voltearse.

San ignoró el tono y avanzó.

—¿Ni a mí?

Wooyoung se giró rápidamente, sorprendido, pero al ver quién era, una sonrisa se dibujó en sus labios. Había estado tan distraído que no notó la presencia de San hasta ese momento.

—Hola —susurró San, como si fuera un secreto solo entre ellos.

—Hola —respondió Wooyoung, bajando la mirada y acomodándose en su sitio. Luego lo miró de nuevo.

—¿No vas a despedirme?

Wooyoung no entendió de inmediato, pero luego sonrió.

—Lo siento. Felix muchas veces no me deja almorzar tranquilo, es como un niño.

San sonrió también y se acercó aún más.

—¿Qué te trae por aqu...?

No lo dejó terminar. San apoyó una mano en su mejilla.

¿Un Traidor Como Tú? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora