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El llanto de Ryujin hizo a Chaeyoung suspirar pesadamente, contó hasta tres para tranquilizarse, no podía perder la paciencia con su linda y adorable bebé, así que rodó atrás su silla nuevamente, dejando la computadora donde se encontraba a punto ...

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El llanto de Ryujin hizo a Chaeyoung suspirar pesadamente, contó hasta tres para tranquilizarse, no podía perder la paciencia con su linda y adorable bebé, así que rodó atrás su silla nuevamente, dejando la computadora donde se encontraba a punto de realizar su trabajo.

Desde que quedó embarazada, supo que no iba a poder volver a su trabajo en la empresa, porque la verdad no quería descuidar a su pequeña, ni dejarla en manos de otro, simplemente quería aprovechar a su bebé mientras crecía y sabía que con todas esas horas de trabajo no iba a poder, así que optó por una opción más viable, trabajar desde casa.

Llegó hasta su habitación y en medio de su cama se encontraba Ryujin, pataleando con desespero, aún no podía voltearse solita y eso la inquietaba más. Caminó con rapidez para tomarla en brazos y comenzar a mecerla logrando que se calmara.

—Bebé, ¿qué sucede? Te estás portando mal hoy, no dejas a mami trabajar —decía con voz suave, mientras secaba aquellas lágrimas que caían por sus pálidas y abultadas mejillas.

"¡Me mentiste mami! Dijiste que dormirías conmigo pero cerré los ojitos unos segundos ¡y ya no estabas! Me sentí burlado por mi propia sangre".

La omega estaba cansada, tenía que realizar las tareas del hogar, cuidar de su trabajo y encima de Ryujin, que la verdad no estaba siendo fácil de tratar aquél día, estando muy dependiente de ella, quizás se debía a que aún habían dejes de los síntomas de sus primeros dientecitos.

Ryu que descansaba su cabeza en el hombro de la omega estaba desconfiada, sabiendo que si cerraba los ojos, su mami se iría, y no quería eso, quería sentirla cerca, sentir su aroma y cómo su omega la arrullaba hasta sentirse protegida.

"No me dejes, por favor mami".

Pero no aguantó mucho cuando sus pesados parpados se cerraron, perdiendo así la batalla contra el sueño. Chaeyoung esperó unos minutos y la colocó nuevamente en la cama, dejando esta vez la camisa del pijama que había usado en la noche a su lado, ya que esta contenía su aroma, lo que podría relajar a la bebé por un tiempo.

Cuando por fin se pudo sentar a gusto en su silla celebró internamente, Ryujin había estado muy apegada a ella ese día específicamente, así que era feliz de al fin tener un momento de paz. Revisó en su computadora encontrando que tenía varios clientes, pues Chaeyoung se dedicaba a las ventas por internet, tenía una tienda online de objetos varios.

👶🍼

Varias horas después Chaeyoung terminaba de doblar la ropa limpia y se sentía verdaderamente cansada, pero satisfecha con la casa limpia y todo en su lugar, además de haber sido un buen día para las ventas. Justo cuando por fin se sentó en el sofá, escuchó la puerta siendo abierta, su esposa había llegado.

Lalisa se adentró a su hogar, siendo recibida por el olor a limpio y el suave aroma de su omega, pero aun así venía cansada, así que no pudo reparar en estas cosas. Cuando estuvo en la sala de estar pudo observar a Chaeyoung recostada a lo largo del sofá, con sus ojos cerrados, y su rostro transmitiendo una hermosa paz.

—¿Cómo te fue? —preguntó la omega, aún sin abrir los ojos, extrañando a su alfa.

—Bien, concretamos el negocio del departamento que te dije el otro día.

—Genial —respondió, realmente sin muchos ánimos de continuar la plática, simplemente quería dormir.

Lalisa era agente inmobiliario, su trabajo proporcionaba buenas ganancias y a pesar de que no tenían un estilo de vida lujoso, se podía decir que económicamente se encontraban bastante estables.

La alfa lanzó su saco a uno de los muebles, Chaeyoung trató de verse imperturbable, aunque debía confesar que el hecho la descolocó, debido a la reciente limpieza que había realizado.

—¿Qué hay de cenar? —cuestionó la mayor, que se encontraba hambrienta.

—No he cocinado aun —contestó la omega, por fin abriendo sus ojos, y siendo afectada por la luz que dio en ellos, costándole un poco acostumbrarse nuevamente.

—Uh, bien, pero tengo hambre, haré ramen, rápido y eficaz —dice Lisa, que se disponía a caminar hacía la cocina, con un poco de pereza en su andar, también se encontraba cansada.

En ese momento pudieron escuchar un llanto infantil, lleno de búsqueda de atención, la pequeña Manobal había despertado solita y en un cuarto oscuro, cosa que parecía odiar.

—Lisa, ve por Ryujin —dijo de inmediato la omega, que sollozó fingidamente ante la idea de levantarse del sofá.

—Ve tú, estoy cansada ahora, apenas puedo con levantar la bolsa del ramen —respondió mientras llenaba de agua la olla que utilizaría para preparar la cena.

—También estoy cansada —se removió en el sofá, de forma que su pecho tuviera contacto con este, mientras seguía escuchando el llanto de la pequeña.

Lalisa frunció el ceño mientras colocaba la olla sobre la cocina, para poner a hervir el agua. Ese día estaba tan estresada debido a que el cliente era tan terco y difícil de tratar que lo dejó con un poco de mal humor, sumándole a su cansancio, definitivamente no podía terminar en nada bueno.

—¿Cansada de qué? ¿De estar en casa?

Y Chaeyoung intentó por todo lo que amaba no ofenderse con esas palabras, pero falló olímpicamente, ¿que trataba de decir la alfa? ¿acaso estaba menospreciando su esfuerzo?

—¿Cómo que de estar en casa? Yo también trabajo, me encargo de la limpieza y además de Ryujin, y la verdad no es tan fácil como crees —contestó a la defensiva, levantándose de una vez del sofá, pues la pequeña no dejaba de llorar.

Lalisa soltó una risa sarcástica, que no le cayó para nada bien mientras iba por la bebé. Ryu que estiraba sus bracitos en búsqueda de ser tomada, y abría sus manitos volviéndolas puños después, como si estuviera llamándola. Chaeyoung no tardó en tomarla. Regresando a la sala minutos después.

—No sé de qué te quejas si la verdad les he dado una buena vida.

—¿Y eso que tiene que ver? —dijo, esta vez sintiéndose molesta por la actitud de la mayor—. No quieras venir a decir que lo que yo hago en esta casa no puede agotarme porque estás equivocada, y me ofende que estés pensando de esa forma.

"Qué pedo, qué pedo".

Ryujin frotaba uno de sus ojitos con el puño, sin entender que sucedía al rededor y porque mami empezaba a oler menos dulce de lo normal.

—Solo digo, que tienes comodidades Chaeyoung, yo tengo que estar de un lado a otro y lidiando que personas que a veces no son fácil de llevar, ¿me entiendes?

La omega seguía sintiéndose molesta, su esposa estaba comportándose como una idiota, y nunca la había oído hablar así en los años que llevaban juntas.

—Estás siendo ridícula, Lalisa —dijo acomodando mejor a la bebé confusa en sus brazos, dispuesta a irse a su habitación, no queriendo quedarse a discutir.

—Yah, tú solo te quejas ¿qué quieres que haga? —la mayor se apartó de la cocina, dejando a su comida instantánea prepararse.

Chaeyoung la ignoró caminando hasta la habitación que compartían con Ryujin en brazos, quien se aferraba a su camisa, sin entender, pero asustada por el tenso ambiente que se sentía.

—Ahora estás siendo infantil.

Y la omega cerró la puerta, no quería seguir escuchándola.

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