tres

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Lisa estaba por volverse loca

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Lisa estaba por volverse loca. Si es que ya no lo estaba.

Ryu lloraba impaciente sobre su mecedor, ni las graciosas piezas de animalitos que colgaban sobre ella podían calmarla, pues aunque entendía un montón de cosas, en su mente de bebé aún no entendía lo que era esperar y mucho menos ser paciente.

Lisa se movía con toda la agilidad posible por la cocina, echando el agua caliente dentro del biberón, pero siendo notablemente perturbada por los llantos de su retoño, fue cuando observó aquello que podría ser la medicina por unos minutos, así que lo tomó sacándolo de su estuche.

"NO ESO NO ¿creen que no me doy cuenta de que de allí no sale nada? Quieren engañarme pero es una Es.Ta.Fa".

Pero ya era tarde, su madre ya había colocado el chupón en su boquita, y bueno, era una bebé así que su instinto le obligó a succionar, calmando su llanto.

"Voy a tomarlo, pero me ofende muchísimo".

No pasó mucho tiempo cuando su madre volvía con el biberón en mano, por supuesto que no era su preferido pero era mejor que la estafa del chupón. Lisa la tomó en brazos y se sentó en el sofá al lado de la mecedora, acomodándola entre sus piernas.

"Así me gusta ver a la plebe, trabajando".

Ryu sabía muy bien quién era la reina de la casa, Lisa dirigió el biberón a su boquita, y por fin la bebé pudo comenzar a saciarse, la alfa pudo sentirse tranquila y feliz al ver a su niña comiendo. Comenzó acariciando su escaso pero suave cabello pelinegro, haciéndola cerrar sus ojitos.

—Chaeyoung lo hace ver fácil —comentó Lisa, realmente solo habían pasado cuatro horas desde que su omega se fue un rato con sus amigos y ya había entrado en pánico dos veces.

"No me duermas aún mamá, todavía no termino mi trabajo".

Ryujin colocó su manita sobre la mano de su madre que sostenía su biberón, ella ya sabía agarrarlo solita pero su mamá Lisa insistía en dárselo ella. La alfa sonrió ante la acción, sintiendo la pequeñita mano sobre la suya bastante grande, definitivamente se sentía orgullosa de que sus genes corrieran por las venas de esa pequeña cosita adorable e inocente.

Cuando Ryu terminó Lalisa sintió paz, lo colocó de manera que su cabecita estuviera en su hombro y comenzó a dar suaves palmaditas en su espalda, con fin de que tomara una siestas, de preferencia larga. Pero Ryu no estaba pensando lo mismo.

—¿Acabas de...? —había sentido el olor y oh Dios, su tarea menos favorita era cambiar pañales, justo en ese momento se escuchó un pedito, había terminado.

"Seh".

Y faltaban unas cuantas horas para que Chaeyoung regresara ¿Se molestaría si la dejaba así? Um, probablemente.

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