catorce

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—¿Por qué los hawaianos no se hospedan?

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—¿Por qué los hawaianos no se hospedan?

Chaeyoung, que se encontraba doblando la ropita de Ryujin, rodó los ojos al escuchar la voz de su esposa hacer esa pregunta, sabía lo que se venía.

—¡Porque se alohan! — concluyó su chiste acompañado de su escandalosa carcajada, bajo la mirada confusa de su omega. —¡Vamos! Por qué se alo-han ¿entendiste?

La bebé que estaba en ese momento sentada en el tapete con algunos juguetes a su alrededor, estaba muy confundida, su mamá siempre decía aquellas cosas extrañas y terminaba riéndose de esa forma que le daba un poquito de miedo

"La abuelita dijo que mamá Lisa se le había caído".

—Lisa, por favor —dijo la menor, en tanto acomodaba la ropita en las gavetas de madera.

—Cuando empezamos a salir me dijiste que te gustaban mis chistes —se quejó la alfa siguiendo los pasos de la omega.

—Mentí porque me gustabas mucho —confesó la omega, recibiendo una cara de asombro de su esposa.

—¿Viví una mentira todos estos años? — se hizo la ofendida llevando una mano a su pecho, Chae se rió por su mala actuación—. ¿Entonces ya no te gusto?

La menor se acercó a la alfa, pasando sus brazos al rededor de su cuello, quedando realmente cerca, Lalisa sonrió por la acción y llevó sus manos a la cintura de su omega.

—Cada día me gustas más —susurró finalizando con un beso que duró más de lo debido— incluyendo tus chistes.

Lalisa se sintió tan llena en ese momento, nunca pensó en encontrar a alguien que amara cada parte de ella, era guapa, ella lo sabía, por eso jamás le faltaron pretendientes, pero nunca esperaban algo serio con ella, era como si fuera solo eso, una cara bonita, hasta que llegó Chaeyoung y le mostró que no era solo una cara, que tenía muchas cosas para ofrecer que realmente son atractivas y auténticas, por primera vez amó y fue amada.

La alfa apretó su cintura buscando más en los labios de su esposa, profundizando, sin recordar que estaban en el lugar incorrecto, cuando las traviesas manos de Lalisa fueron bajando desde su cintura recibió un empujón que la dejó desconcertada.

—¿Que? —reclamó extrañada por esa acción.

—La bebé nos está viendo —señaló hacía el piso, donde Ryujin estaba en el tapete mordiendo uno de sus juguetes.

Lalisa tomó la muñeca de la omega tirando de ella, sentándose en el sofá y la menor en sus piernas.

—Ella no entiende —respondió el mayor, llevando su mano al mentón de Chaeyoung, atrayéndola nuevamente en un beso.

"Cuidado donde dejan sus manitos".

—No podemos traumarlo, Lalisa —Chaeyoung nuevamente la empujó y Lalisa bufó—, eres la peor madre.

La mayor simplemente se rió, por supuesto que no iba a llegar demasiado lejos pero no le parecía mal unos cuantos besitos, a final de cuentas la bebé ni sabía lo que eso era.

—Esperemos que se duerma —propuso la alfa, sonrojando las mejillas de la preciosa omega en sus piernas, que simplemente asintió.

—Déjame darle de comer —dijo esta, levantándose, caminando para tomar en brazos a la tranquila y angelical bebita.

"¿Comer? Dime que es lo que estoy pensando por favor".

Chaeyoung se sentó en el sofá y Ryujin aplaudió, si mamá se sentaba en el sofá sin ir a la cocina era una muy buena señal, la omega se rió por la acción de la pequeño, le sorprendía cuan inteligente podía llegar a ser para su corta edad, sin más descubrió su pecho, dejando a la pequeña con toda la libertad de alimentarse.

"Por fin, me tienen tan castigada, ni siquiera sé que hice mal".

La cachorrita acercó su cara a su pecho sabiendo lo que debía hacer exactamente y comenzó a alimentarse mientras era envuelta en el aroma maternal de su mami, siendo arrullada, el ambiente perfecto para dormir, con el que estaba batallando porque quería seguir tomando de su leche, pero poco a poco sus ojitos se cerraban.

—¿Ya se durmió? —preguntó Lalisa, más alto de lo que debería.

La pequeña Ryujin volvió a abrir los ojitos.

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