CAPÍTULO 6: El Refugio

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Hola lector@s!!!!!

No puedo creer lo que ha ocurrido esta semana. Muchísimas gracias a todos por el apoyo incondicional y las buenas críticas al libro, de verdad que no me esperaba todo esto. Estoy todo el día pensando en lo mismo y no lo puedo creer, más de 50k en el primer libro "Los Secretos de Bialya" y 3k en "Asthor, el Planeta Escondido" con tan solo 5 capítulos publicados. 

Espero que os guste este capítulo y, aviso, preparad vuestros cerebros porque lo que se viene... 

Bueno, ¡a leeeeeer!

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Crystal

Este camino es más largo que la lista de mis traumas. Llevamos más de una semana caminando de sol a sol y durmiendo en casas abandonadas o cuevas que encontramos por el trayecto. Durante los pasados días, habíamos tenido la suerte de encontrar varias sombras bajo grandes árboles llenos de frutos que nos permitían descansar nuestros dañados pies. Sin embargo, como esta parte del camino atraviesa una pradera descampada, los rayos de sol nos fríen como si nos tratáramos de pollos al'ast.

Dos días después del escape, a pesar de que a mí no me hacía mucha gracia, emprendimos el viaje hacia el misterioso campamento supuestamente secreto donde debía encontrarse el peor monstruo que la humanidad haya creado; mi madre. En un principio no sabíamos muy bien dónde buscar, pero una vez indagamos en los grupos opositores al Centrux, no tardamos en encontrar una numerosa concentración de personas sobrenaturales que prácticamente controlaban el planeta Fhianus bajo el nombre de "Refugio".

Dios, no ha cambiado nada, sigue siendo igual de imbécil.

En el transcurso de nuestra primera noche en el planeta, Mason tuvo la estúpida idea de vender la nave mientras dormíamos y, aunque me ha pedido perdón millones de veces, no puedo evitar tener la sensación de que el gilipollas lo hizo a propósito. Sea como sea, ahora me veo obligada a destrozar mi piel y llenarla de quemaduras y granos, solo para poder ver a la señora que destrozó mi vida sin remordimientos.

Genial.

La rabia traspasa mi piel y, estoy segura de que, puede percibirse a un radio de doscientos metros. Comentarios sarcásticos pasan por mi cabeza constantemente, recordándome el único motivo por el que tengo ganas de llegar: destrozar a mi madre psicológicamente hasta el punto que me ruegue que la perdone. Y, lo sé, suena muy cruel, pero no tengo tiempo para inventar la cura a la estupidez y, mucho menos, para crear un medicamento para ser buen padre.

- ¿En qué piensas? - murmura una voz grave a mi costado mientras que unos ojos mucho más cristalinos que los míos me observan suplicando por mi perdón.

- En lo mucho que te pareces a esa señora a la que te empeñas en llamar madre. - contesto secamente, notando como él esboza una sonrisa esperanzadora.

- ¿En serio?

- Sí, los dos sois igual de gilipollas. - espeto con todos mis ovarios quedando como la reina que ya sé que soy.

- ¿Tienes algún mensaje? Hacen mucho que no nos escriben, ¿no? - pregunta ignorando mi comentario, ya que creo que, después de pasar más de tres semanas junto a mí, debe haber quedado inmunizado a mi maldad.

- Habla por ti, yo recibo cada día como mínimo dos mensajes de Clyn.

- Y, ¿por qué no contestas? Pensaba que habíais acabado en buenos términos, ¿no? - musita metiendo el dedo en la llaga hasta tal punto que empieza a ser increíblemente irritante.

- Ella decidió irse, no sirve de nada gastar energía en algo que está destinado al fracaso. - resoplo mirando hacia el suelo que, por algún motivo, ha dejado de estar formado por hierba y ha empezado a tener gran cantidad de rocas que nos barren el paso.

ASTHOR, EL PLANETA ESCONDIDO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora