CAPÍTULO 11: Recuerdos de cristal

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¡Hola lector@s!

Este capítulo tan esperado ya ha llegadoooooo. Me ha costado bastante encontrar un momento libre para escribir entre tanto exámenes, pero lo hemos conseguidoooo. 

Espero que os guste, ya que no hay tanto diálogo como de costumbre, pero creo que es una historia preciosa que me hubiera gustado explorar más... Bueno, puede que algún día...

Bueno, ¡a leer!

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Hace muchos años, en una galaxia oculta bajo las grandes estrellas y alejada de cualquier forma de vida, se encontraba un planeta de superficie violeta, aguas cristalinas y palacios capaces de rozar el cielo con sus altas torres. Sin embargo, en el castillo más grande de todo el territorio, decorado con banderas violetas y dibujos de aves resurgiendo de sus cenizas, iniciaba una larga escalera con más de mil peldaños descendentes, que conducía a la habitación donde se escondía el secreto capaz de cambiarlo todo.

Pero esta historia en particular, va mucho más allá de gemas poderosas y bandos enfrentados, de guerras frías, en las que la muerte parece ser la única solución; de miedo y poder, de traición y lealtad. Esta historia, es mucho más profunda, con detalles que únicamente los más quisquillosos pudieron tener en cuenta en su transcurso. Es una historia de amor, de pasión, de fuerza, pero sobre todo, es la que marca un inicio y un fin en el ciclo del universo, determinando el futuro de todos y cada uno de nosotros.

Todo empezó de forma inocente, cuando el rey de Asthor, Alarys Silk, visitó el gran salón comúnmente llamado "La Fuente". Cruzó varios pasillos hasta llegar a la puerta de cristal que delimitaba el interior del palacio y marcaba la frontera entre el poder y la realidad. Bajó por las famosas escaleras de caracol con más de mil peldaños, hasta llegar a su destino. Tan solo con mover esa pequeña llave plateada, con una pequeña gema violeta en uno de sus extremos, se adentró en el hermoso salón circular localizado justo sobre el núcleo del planeta.

Las paredes estaban pintadas de múltiples colores, con cientos de grabados ilustrando las crónicas del planeta y sus peculiares habitantes. En la parte externa de la redondeada arquitectura, seis columnas de mármol sostenían el hermoso techo de arcos románicos del que colgaban brillantes gemas luminosas que iluminaban el amplio salón. Pero, la parte más importante de este misterioso espacio recaía en el centro, en el cáliz de mármol blanco, el cual era el origen de toda aquella energía extraña que envolvía el planeta y sus especies autóctonas. La Fuente establecía una conexión directa con el núcleo del planeta, del que una vez nacieron seis gemas, con el poder de establecer el equilibrio dentro de los límites de Asthor: la Judi; roja como el corazón latente de un demonio enamorado, la Hudge; azul celeste como las lágrimas de la pérdida, la Kogi; amarilla como la avaricia más pura, la Vast; verde como la última hoja antes de una sequía, la Opep; naranja como el incendio de un ser irado y, finalmente, la Yweh; violeta como el poder más oscuro.

Aquellas gemas eran la clave del poder del planeta, ya que se encargaban del ciclo completo de la vida de todos los habitantes. Cada niño, después de cumplir los 9 años, celebraba una iniciación en la que, al rozar sus dedos con el translúcido cristal de la gema, obtenía el poder de sus progenitores. Y, cuando una persona desaparecía del mundo presente, era aquella misma gema la encargada de absorber su energía de nuevo en una ceremonia de "hasta pronto".

Esas preciosas piedras estaban protegidas por seis brujas, una para cada gema, las cuales pasaban el dominio de las piedras de generación en generación, asegurándose de que estas tuvieran, como mínimo, un posible dueño. Las brujas eran los únicos seres capaces de activar el poder de las gemas, almacenar energía en ellas o, en caso de que fuera necesario, destruirlas.

ASTHOR, EL PLANETA ESCONDIDO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora