CAPÍTULO 7: Llaveros

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¡Hola lector@as!

Nueva semana, nuevo capítulo. Espero que os esté gustando la historia. 

Dejarme en comentarios mejoras que creéis que podría hacer o ideas para los próximos capítulos, estoy abierta a sugerencias. 

Bueno, ¡a leer!

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Los rayos de luz iluminan cada rincón de la nave a través del gran ventanal, desde donde se pueden identificar un par de planetas alejados de todo lo demás. Uno de ellos es de color azul marino, repleto de pequeñas manchas blancas que, según Owen, son nubes solidificadas en rocas que quedan dispersas por la atmosfera del planeta, gracias a sus particulares características en referencia a la gravedad. 

No obstante, no tengo mucho tiempo para mirarlo, ya que en el momento en que mis ojos se posan sobre el otro planeta, no puedo despegarlos de allí. Es mucho más oscuro que el anterior, pero por algún motivo, está recubierto de zonas llenas de luz que ayudan a iluminar con una tonalidad ligeramente violeta el color real del astro. Además, está cubierto con un conjunto de 24 anillos resplandecientes que giran en torno a él, como si una energía misteriosa les obligara a permanecer en esa posición. Pero, eso no es nada comparado con el extraño polvo brillante que envuelve el planeta haciéndolo parecer algo destinado exclusivamente a la magia. 

La luz violeta sobrepasa la nave, penetrando en los poros de mi piel y remarcando el color de mis ojos que, misteriosamente, han cambiado de color. Mi pelo empieza a perder la naturalidad y, en pocos segundos, se tiñe de un naranja mucho más intenso, como el fuego que quema en mi interior, mientras se alza creando chispas de calor a mi alrededor. Mis manos empiezan a congelarse, empezando por los dedos hasta que llegan a mi codo, lo que hace que todas mis extremidades sean recubiertas por una capa de fina y suave nieve que casi parece algodón de azúcar.

- Cuidado, podrías sacarle un ojo a alguien... - murmura la voz de Alek desde la mesa mientras se come sus cereales tranquilamente. Al oírle, no puedo evitar poner los ojos en blanco mientras me giro para darle la bienvenida.

- Si sigues haciendo esos comentarios, ese alguien serás tú. - contesto con una sonrisa antes de sacar una tostada un poco chamuscada de la tostadora para darle un mordisco.

- ¡Ya hemos llegado señoras y señores! - grita Scott al entrar por la puerta que comunica con la cabina desde donde se conduce la nave.

- ¿Cuál de los dos es? - pregunto volviéndome a girar hacia el ventanal, esta vez con la tostada en la mano.

- ¿En serio? ¿necesitas preguntármelo? - replica alzando una ceja mientras que se asoma una sonrisa entre sus labios.

- Parece increíble... y peligroso.

- Se parece a ti, entonces. - contesta quitándome la tostada de las manos para comérsela. - ¿Vas a desayunar esta mierda? Los únicos nutrientes que vas a obtener de esta tostada son veneno.

- Tampoco estaba tan mal... - murmuro entre dientes observando mi tostada entre la basura.

- Déjate de tonterías, voy a hacerte un verdadero desayuno. - contesta cogiendo una sartén y poniéndola sobre el fuego antes de romper dos huevos, lo que encoge mi ya pequeño corazón. - Al fin y al cabo, necesitas recuperar energía. - añade como si nada, por lo que empiezo a toser dramáticamente.

- ¿Qué energía? - pregunta Hugo, que acaba de entrar al comedor con un chándal gris y una toalla blanca colgando de su cuello.

- ¿No lo sabías? - pregunta Scott esbozando una sonrisa petulante antes de que yo pueda idear una excusa lo suficientemente buena. 

ASTHOR, EL PLANETA ESCONDIDO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora