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—Oh una carta del joven kamado
Tomo el sobre amarillo, su mano temblaba, se sorprendio al igual que Shinobu. ¿Miedo? Vaya esa palabra ni siquiera se le cruzo por su mente en su vida como cazador de demonios, veia eso como algo simple. Pero así es la vida, naces, vives y mueres. Algún día llegará tu deceso en este largo camino y simplemente no puedes evitarlo. Mientras más se sumerje en ello, más le aterra.
—Rengoku-san ¿estas bien?
Pregunto la peli-morada con preocupación.
—si estoy bien no es nada
Con su mano izquierda tomó la derecha para detenerla, bajo la mirada un poco al igual que las manos. Shinobu no sabía que pasaba con él, hay algo diferente en el pilar el brillo de sus ojos es como si hubiera desaparecido por completo.
Volvería a preguntarle como estaba, sabía que el rubio cuando se encontraba mal lo escondía con una sonría esto lo decidió hace tiempo y no quería quedarse con la duda.
—Rengo-
—¡Hermano! ¡La cena esta lista!
La pequeña voz de Senjuro se escucho desde la cocina, kyojuro volvió con la sonrisa de siempre, Shinobu sonrio levemente sabía que para el rubio su hermano era lo más importante y no podría verlo triste o decaído ya que también el pequeño de los Rengoku lo estaría.
Dejaría pasarlo por hoy y otro día hablaría con Rengoku.
—Bien tengo que irme
—¿No te quedas a cenar?
—No quiero ser molestia, además ya es tarde y estar tan noche afuera no es muy seguro
—Cierto, bueno será para otra ocasión
Los dos adultos se encaminaron a la salida, el rubio contó un chiste haciendo reír a la contraria, Shinobu se despidio de los hermanos y retirarse de la Finca para ir a la suya.
Los dos hermanos volvieron a adentrarse a su casa, e ir a la cocina para disfrutar de la cena que el menor había hecho, kyojuro tomaba por los hombros a Senjuro, al llegar a la cocina los dos quedaron estáticos al ver a cierta persona o más bien cierto demonio en la cocina husmeando.
—Me aburrí de esperarte kyojuro
Hablo Akaza viendo cada centímetro de aquella cocina buscando algo de carne que comer, ya que no pudo ni siquiera probar una gota de sangre antes de visitar al rubio.
—H-ermano
El menor estaba helado nunca había visto un demonio así de cerca, comenzó a temblar sin despegar la mirada del sujeto que husmeba la cocina.
—Tranquilo todo estará bien
Kyojuro trato de tranquilizarlo, dandole unas palmadas en sus hombros.