Conversaciones

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     Margareth se sentó sobre la silla acolchada de su cómoda mientras bebía tranquilamente de su taza de café, tratando de despejar su mente sobre todo lo que acababa de suceder. Teressa, su pequeña Tessa, se había emborrachado y drogado en una fiesta en la que claramente no hubo ningún tipo de supervisión adulta, estando con una promiscua y un mal nacido sobre el cual solo Dios sabría sus intenciones; no pudo evitar sentir una punzada de rabia cuando ella le contó todo lo que había pasado, y aunque se disculpó eso no disipó la molestia que tenía dentro de ella. 

     Claro que tampoco podía dejar de pensar en lo  que sucedió al final, cuando recordó como el cuerpo de Tessa había reaccionado a su toque; aún era muy joven y habían muchas experiencias que debía probar a su debido tiempo, pero la sexualidad se podía desarrollar en momentos inesperados y ya comenzaba a ser tiempo de hablar sobre algunos temas con ella. Obviamente sintió atracción y diversión dando como resultado algo de satisfacción, mientras su mente le recordaba que no era correcto. 

      Tomó nuevamente de su café, tratando de relajar todos sus pensamientos y recordado que no podía estar molesta con Teressa para siempre, aún cuando algo de enojo no desaparecía dentro de ella. Trató de centrarse en las soluciones más que en los problemas, pero algo que estaban pasado en el televisor le llamó la atención. 

     Se trataba de las noticias de la tarde, donde hablaban de un terrible accidente automovilístico que había pasado en una ciudad muy poco conocida y lejana del país, donde una familia de tres integrantes iba en su coche a altas horas de la noche y se habían encontrado con un conductor ebrio, lo cual dejó como resultado cuatro muertos y una mujer que estaba en cuidados intensivos luchando por su vida, recordando que tenían una hija desaparecida desde hace 9 meses. 

      El pánico no hizo más que abordar a Margareth, ya que, aunque hubieran más de diez mil habitantes en esa ciudad, las similitudes eran demasiadas y solo un ciego las ignoraría, pensando en que ahí había vivido Teressa con su familia, justamente de tres integrantes justamente cuando la hija mayor no aparecía. 

     Margareth terminó su café mientras su mente le gritaba que tenía que investigar más al respecto, viendo de reojo como ya habían pasado 15 minutos y debía decirle a cierta señorita que su castigo había terminado. 



*************



¿Creíste que no me daría cuenta?


        La oración me había perseguido desde hace dos días cuando Margareth lo había dicho por primera vez, sintiendo vergüenza y apartando la mirada cada vez que ella se acercaba a mí, teniendo miedo de ver por mucho tiempo a Greta por si ella también tenía esa información al respecto. 

       Me terminé de colocar el uniforme rápidamente justo con unas medias enteras de color negro, la única forma de ocultar las pequeñas marcas no dolorosas que me quedaban justo por debajo de la falda, siendo permitida por el instituto ante la excusa de que me daba mucho frío en las piernas por las mañanas, aún cuando Margareth se había burlado de mí diciendo que dijera la verdad sobre mi castigo. 

    Obviamente seguía castigada y no podía usar el celular, sin poder salir ni a ver la luz del sol a la esquina sin la supervisión de mi tutora, pero al menos Margareth me hablaba con normalidad, o al menos eso intentaba ella, ya que me daba remordimiento cada vez que intentábamos establecer una conversación. 

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2022 ⏰

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