El escritorio del profesor (AKAZA X RENGOKU)

21

Al día siguiente y como cualquier otro, ambos despertaban, de repente en la noche sin saberlo se había quedado totalmente dormido y lo mismo pasó con su profesor. Akaza se abrazaba a su pecho desnudo, no podía creer lo que acababa de pasar en la noche, porfín, después de tanto tiempo y tanto que habían pasado juntos, se entregaron el uno al otro y esto era magnifico, lo mejor que le había pasado en su vida hasta el momento. 

Kyojuro acarciaba los rosados del alumno, riendo a lo bajo, ya ambos tenían los ojos abiertos, solo ligeramente cansados, ¿Qué hora? el profesor prefirió seguir con besos en su frente a ver el despertador que obviamente, no sonó. El menor solo se rio ante las caricias, soltando leves y sutiles sonidos, como si fuera un gato que recibía cariño, Rengoku pasó sus manos por sus mejillas indicandole que deseaba un beso de sus labiales, finalmente correspondiendolo, Akaza se hundía en el calor del mismo, y Kyojuro no deseaba separarse por lo que introdujo su lengua en él y empezaron a juguetear nuevamente, por la posición en la que estaban, el menor decidió arriesgarse y subirse encima de Kyojuro, moviendo un poco su cadera para alcanzar mejor sus dulces labios, no deseaba separarse, y aunque parecía caprichoso de querer más, una noche no era suficiente. 

Justo cuando las manos del maestro se posaron en su cintura la voz de un pequeño niño los puso alerta. 

—¡Aniue! .-gritó senjuro.

Akaza estaba tan avergonzado! se había lanzado en un segundo al lado del futón y pretendía dormir de nuevo, claro, completamente cubierto por las sabanas para que el menor quien había abierto la puerta de una, no se diera cuenta de lo que había pasado, Kyojuro también se había cubierto aunque no pudo pretender que estaba dormido, lleno de un sonrojo en sus mejillas Akaza maldecía que les hubieran interrumpido. 

—Jaja! Senjuro, Buenos días.

—Lamento despertarte Aniue! pero se hace tarde para la escuela y padre está dormido, no puedo despertarlo, ¿Tu amigo también está dormido? 

—Así es~ no hagas mucho ruido Senjuro, ah, bueno, prepara tu uniforme y enseguida voy contigo. 

Hubiera deseado quedarse mucho más tiempo, tan solo esperó a que su hermano saliera para empezar a reir mirando a Akaza. 

—¿DE QUÉ TE RIES?! 

—Jajaja!! te ves lindo sonrojado joven Souyama. 

Akaza le lanzó la almohada dos veces seguidas, como si lo golpeara con ella, era lógico que estaría apenado, después de todo el hermano menor de su profesor había abierto la puerta, segundos antes y los hubiese descubierto, Akaza se volvió a encimar en Kyojuro esta vez sentandose en su cadera. 

—Mhhh~ Alguien está ancioso por repetir lo que pasó en la noche ¿No es así? .-habló Kyojuro quien ahora sin impedimento alguno llevó sus fuertes manos a su cintura. 

El menor le sacó la lengua y el profesor la atrapó tomandolo desprevenido, se separó después diciendo que tenía que llevar a Senjuro a la escuela y él tenía dos horas de clases, Akaza suspiró, él también debía regresar ahora a su nueva ciudad, ¿No podía quedarse con él más tiempo? Sabía que Keizo podría regañarlo. Hizo una cara de tlacuache aplastado, es decir, con los ojos "llorosos" y pidiendo su atención, Kyojuro sonrió pidiendo que le acompañara hasta la escuela, ¿Tenía opción? 

Se levantó del futón, el de cabellos como el fuego indicó el lugar de la ducha, no podían vestirse sin antes darse un baño, por lo que Akaza ya desnudo tomó una toalla y se metió a bañar, Kyojuro abrió la puerta de la habitación sin que este se diera cuenta y miró a todos lados, cuando regresó cerró con llave.

Akaza tarareaba una canción mientras el agua caía por todo su cuerpo siguiendo su delgada figura ; se había puesto shampoo y ahora hacía espuma con ambas manos, por lo que sus ojos estaban completamente cerrados, tallaba su cuero cabelludo con algo de fuerza mientras el agua caía ahora por su rostro, su espalda quedaba dando a la pared del baño, de repente sintió una corriente de frio, como si alguien hubiese abierto la puerta, no quiso decir nada, mejor se haría el que no había escuchado absolutamente nada.